tolosa - Joxemari Olasagasti volvió a conseguirlo. El pasado 9 de marzo, el aizkolari de Igeldo, de 55 años, se llevó los 6.000 euros en juego en la plaza de toros de Tolosa tras cortar doce oinbikos por delante de un rival treintañero como Xabier Orbegozo -Arria V-. Ayer, apenas siete semanas después de su anterior desafío, Olasagasti repitió éxito en el mismo escenario, con el mismo trabajo y con la misma cantidad en liza. Esta vez, su víctima fue Jon Irazu, de 32 años, que no pudo evitar que el igeldoarra volviera a brillar con este trabajo. El de Zizurkil, sin embargo, sí logró marcar diferencias en un aspecto, y es que obligó a Olasagasti a dar lo mejor de sí y brindó a los espectadores un duelo bastante más parejo.

Los dos aizkolaris se ejercitaron a un ritmo frenético y el desafío de ayer tuvo un desarrollo más igualado que su precedente. El campeón de Igeldo pudo disfrutar durante casi toda la apuesta de una renta de más de un minuto a su favor -aunque nunca superó los tres minutos-, pero no se fió de Irazu y no especuló con su ventaja.

Olasagasti, finalmente, terminó el trabajo en una hora, cuatro minutos y 36 segundos, mientras que en su última apuesta, con una madera todavía más exigente, había realizado un tiempo de una hora y 22 minutos para finalizar con más de doce minutos de renta sobre Arria. En esta ocasión, el veterano aizkolari tan solo aventajó en algo menos de cinco minutos a Irazu, aunque la cifra es engañosa porque el zizurkildarra bajó mucho el ritmo tras ver a Olasagasti como vencedor y empleó más tiempo de lo habitual en el tronco final.

irazu comienza por delante La apuesta entre Olasagasti e Irazu tuvo la emoción que faltó al desafío entre el igeldoarra y un Arria que tuvo que sufrir el reventón de un callo en una de sus manos.

Irazu fue el primero en cortar el primer oinbiko, es decir, un tronco de 168 centímetros de perímetro y un diámetro de 54. El de Zizurkil, que afrontaba su segunda apuesta tras haber vencido a Xabier Zaldua en 2013, empleó un tiempo de cuatro minutos y doce segundos, cinco segundos menos que Olasagasti.

El de Igeldo, sin embargo, no tardó en cobrar ventaja. Acostumbrado a inicios explosivos, para el segundo tronco ya tenía una renta de veinte segundos sobre Irazu. El zizurkildarra, sin embargo, siguió persiguiendo de cerca al seis veces campeón de Euskal Herria. Así, a la mitad de trabajo, Olasagasti aventajaba en menos de un minuto a su oponente (29:40-30:33).

El vencedor final acometió la segunda mitad del trabajo comenzando por el tercer tronco de la primera ronda, hasta el sexto, mientras que Irazu comenzó en orden inverso, del sexto al primero. Por lo tanto, los dos dejaron para el final las que habían sido las dos primeras piezas, más blandas que el resto. Y es que, aunque el zizurkildarra trajo toda la madera del desafío, los troncos procedían de tres orígenes distintos y había diferencias importantes entre ellas.

El cansancio hizo mella en los dos rivales. Irazu mantenía un ritmo constante que no le sirvió para alcanzar a Olasagasti, y ambos empezaron a necesitar reposos cada vez más largos. El de Igeldo aprovechaba las vueltas sobre la madera para descansar, esta vez sin apenas aspavientos ni guiños a una grada que volvió a apoyarle masivamente.

Finalmente, Olasagasti pisó el penúltimo tronco después de 52 minutos y tres segundos, mientras que Irazu necesitó un minuto y medio más para llegar a él. Parecía que el de Igeldo tenía la renta suficiente para llevarse la apuesta, pero no se fió de su oponente y no se atrevió a bajar el ritmo. Sabia decisión. Irazu disminuyó las distancias cortando a toda velocidad uno de los dos lados del penúltimo tronco y llegó a coincidir cortando la misma cara del mismo tronco que Olasagasti, pero fue solo un espejismo. Para entonces el vencedor ya tenía el trabajo muy adelantado y consiguió subirse a la última pieza casi tres minutos antes que su rival.

Finalmente, Olasagasti completó los veinte oinbikos en una hora, cuatro minutos y 36 segundos, justo cuando Irazu acababa de darse la vuelta para cortar el último lado del último tronco.

Olasagasti volvió a romper los pronósticos con su victoria. El veterano aizkolari no partió como favorito en las apuestas ni ante Arria ni ante Irazu, pero a la hora de la verdad demostró que, de momento, nadie puede vencerle en trabajos de esta dureza. Irazu no logró derrotarle, pero fue un oponente a su altura. El de Zizurkil, un valor emergente en este deporte, tan solo lleva cinco años practicando con la aizkora y se le augura un potencial considerable, sobre todo con las piezas de gran tamaño.

Las más de mil personas que asistieron a la plaza de toros de Tolosa disfrutaron con el titánico esfuerzo de los aizkolaris, y los dos protagonistas salieron del coso tras estrecharse las manos y ser regados en champán.