donostia - El Gipuzkoa Basket alargó una semana más su bache de juego y resultados tras sufrir la quinta derrota consecutiva a manos del Valencia en Illunbe (50-57). Caer frente al segundo clasificado de la ACB, un conjunto con un potencial muchísimo mayor al guipuzcoano, es normal. No lo es tanto anotar únicamente 50 puntos, una cifra tan baja que es la tercera peor del club en sus siete temporadas en la máxima categoría. Todavía es peor el parcial del tercer cuarto: 2-20. Dos puntos en diez minutos plagados de ataques erráticos, pérdidas de balón y tiros fallados de todos los colores. Algo inexplicable, pero que confirma que este equipo ha perdido la chispa de los primeros meses de la temporada. No es casualidad que en los últimos tres partidos haya metido 61, 59 y 50 puntos. Anotaciones con las que es imposible ganar. Antes de empezar la temporada se podía intuir que a esta plantilla le faltaba talento en ataque. Durante muchas semanas, gracias a un intachable trabajo grupal y al excelso momento de jugadores como Robinson, el GBC fue tapando sus limitaciones y exprimiendo al máximo sus virtudes. Ahora, en cambio, los problemas están saliendo a la luz de golpe y por eso los de Sito Alonso no ganan un partido desde que derrotaran al colista Valladolid a principios de enero.

El duro calendario que ha tenido que afrontar el Gipuzkoa Basket -Baskonia, Real Madrid y Valencia en casa, y Estudiantes y Cajasol fuera- no debe ocultar la realidad: el equipo no está bien. En defensa ha mantenido el tipo y de hecho ayer fue capaz de dejar en 57 puntos al Valencia, una cifra que tiene mucho mérito. Pero en ataque ha perdido totalmente su inspiración. David Doblas se ha convertido en el único valor fiable, porque todos los demás se han desinflado de forma preocupante, así que los rivales -como hizo ayer el Valencia- tienen suficiente con atar en corto al pívot cántabro, porque después de él no hay ninguna alternativa. Robinson ha pasado de ser el máximo anotador de la ACB a quedarse en doce, dos y ocho puntos en los últimos tres partidos, ayer con un 3/12 en tiros de campo. Al americano se le ha hecho pequeño el aro desde unos problemas físicos que le tuvieron renqueante durante un mes. Su crisis es la del equipo, porque es con diferencia el jugador con más calidad que hay en la plantilla.77

Con Robinson en su particular bache, los demás jugadores no solo no han dado un paso al frente, sino que se han empequeñecido. Neto ha bajado de forma alarmante su rendimiento, Salgado tiene cada vez menos opciones de tirar porque los rivales le niegan su mejor arma -el triple-, Winchester sigue sin acertar en sus tiros y Ramsdell vive únicamente de su inspiración en el tiro exterior porque ni penetra ni postea. En el banquillo tampoco hay soluciones para activar el ataque, así que el atasco ofensivo del GBC no parece tener fácil solución salvo que Robinson y compañía vuelvan a ver aro.

muy buen primer tiempo El caso es que el equipo de Sito empezó bien su partido de ayer. Muy bien. Un gran esfuerzo defensivo y un ataque muy dinámico le permitió cerrar el primer cuarto con trece puntos de ventaja (23-10) gracias a un parcial de 8-0 liderado por Salgado, autor de dos triples y una asistencia a Hanley. El trabajo de las dos últimas semanas parecía haberle sentado bien al Gipuzkoa Basket, muy concentrado y que se mostró superior a un Valencia bastante despistado. Incluso los locales fueron capaces de rehacerse en el segundo cuarto a seis minutos y medio sin anotar -que se dice pronto- gracias a su trabajo en la retaguardia para llegar con doce tantos de renta al descanso (35-23) con cinco puntos consecutivos de Winchester en el tramo final del segundo cuarto.

El partido tenía buena pinta, pero todo se torció en la reanudación. Los seis minutos y medio sin anotar antes del descanso se quedaron en una simple anécdota frente a la sequía ofensiva en el tercer cuarto, que se alargó a ocho minutos y medio. Increíble. Tuvo que ser Goran Huskic, el último recurso de Sito, quien acabara con el despropósito a un minuto y medio del final de un tercer acto que se saldó con un parcial de 2-20. Dos puntos en diez minutos en un cuarto que entrará en la historia negativa del club, junto a aquellos 39 puntos anotados en un partido en Valladolid. Dos puntos después de un 1/13 en tiros de campo y cinco pérdidas de balón. Todo lo bueno hecho antes se fue al traste (37-43).

Illunbe enmudeció ante lo que estaba presenciando en la cancha, un ejercicio de impotencia nunca visto antes y que se alargó durante otros tres minutos y cuarenta segundos del último cuarto, en los que el GBC tampoco fue capaz de anotar. En total, dos puntos en casi catorce minutos. Pese a todo, el equipo de Sito solo perdía por ocho puntos (37-45) por su trabajo en defensa, pero flotaba la sensación de que la remontada era imposible. Con tantos problemas para anotar, recuperar esa desventaja ante todo un Valencia se antojaba utópico. Ni el equipo creía ni tampoco la afición, inusualmente callada. Incluso se oyó algún silbido de desaprobación puntual. Doblas, con dos canastas consecutivas, redujo la desventaja (41-47), pero el GBC siguió acumulando errores y encajó una derrota que deja sensaciones muy malas. Urge una reacción, porque la segunda vuelta se le puede hacer muy larga a los hombres de Sito.

2

Puntos fue el paupérrimo bagaje del GBC en el tercer cuarto, saldado con un parcial de 2-20. La sequía se alargó luego, ya que los locales se pasaron otros tres minutos y 40 segundos sin anotar en el último cuarto. Antes habían tenido otro bache de seis minutos sin ver aro.

1/13 en tiros. Huskic anotó la única canasta de un equipo que falló los otros doce tiros que intentó en el tercer acto, perdió cinco balones y acumuló una valoración de menos diez.

Tercera anotación más baja. Los 50 puntos de ayer suponen el tercer peor partido ofensivo del club tras los 39 puntos contra el Valladolid y los 47 frente al Cajasol, ambos en 2010.