NO hay duda de que el Gipuzkoa Basket está bien situado de cara a lograr un puesto en la Copa, pero queda lo más difícil: confirmar ese "premio", como lo definía Jon Cortaberría, que está al alcance. No es ni mucho menos la primera vez que el club guipuzcoano afronta las tres últimas jornadas de la primera vuelta con serias opciones de clasificarse para el torneo del KO. De hecho, ya pudo conseguirlo en otras tres ocasiones, pero únicamente remató la faena en una.
Quizás por ello, la cautela es la nota predominante en el seno del GBC. Las experiencias pasadas obligan a ser prudente porque históricamente ha habido equipos que, tras acariciar la Copa y luego quedarse fuera, han sufrido un bajón en su rendimiento. El equipo de Sito se refugia en sus buenas sensaciones y en su trabajo diario para pasar de puntillas por las opciones coperas y el propio técnico ha dicho que "no es el objetivo". Ir partido a partido se ha convertido en una filosofía inamovible en el vestuario, que solo piensa en lograr cuanto antes el noveno triunfo liguero, que por cierto sería la mejor marca de la historia del club al término de una primera vuelta y que traería consigo esa clasificación virtual. Pero se toma más como un premio a esa labor iniciada a finales de agosto que como un objetivo como el que presionarse.
La primera vez que el Gipuzkoa Basket estuvo metido de lleno en la pelea por la Copa fue en la temporada 2009-10. El 27 de diciembre de 2009, el equipo entrenado entonces por Pablo Laso ganó al Estudiantes en Illunbe y se situó séptimo en la tabla, con un balance de 7-7. Sin embargo, luego perdió contra Joventut, Caja Laboral y Fuenlabrada y acabó la primera vuelta décimo. Especialmente dolorosa fue la derrota en la cancha del sur de Madrid, ya que el equipo sabía que de ganar en el Fernando Martín se clasificaba para la Copa. Pero naufragó por completo tras el descanso y se quedó fuera de los ocho primeros.
El segundo intento llegó al año siguiente. El Lagun Aro comenzó la temporada con mucha fuerza y en la jornada doce iba cuarto, con un balance de 7-5. Un par de triunfos en las últimas cinco jornadas de la primera vuelta eran suficientes para entrar en la Copa, pero los hombres de Laso encajaron cinco derrotas consecutivas, entre ellas una frente al penúltimo clasificado, el Alicante, que provocaron la segunda decepción consecutiva.
A la tercera fue la vencida para el GBC. Tras un inicio de curso 2011-12 muy difícil y un balance de 2-8 en la jornada diez, el equipo de Sito Alonso ganó cuatro partidos seguidos y alcanzó la jornada catorce con seis victorias, a una de la zona copera. El triunfo ante el Bilbao Basket y la derrota contra el Barcelona dejaban todo en el aire de cara a la última jornada, en la que los guipuzcoanos debían ganar en Murcia y esperar resultados favorables para estar entre los elegidos del Sant Jordi. Un parcial de 18-32 en el último cuarto y las derrotas del CAI y el Valencia permitieron una clasificación histórica.
Ahora, tras el descenso no consumado del pasado curso y afrontando la temporada con un presupuesto de 3,2 millones, el más bajo de su historia, el Gipuzkoa Basket afronta su cuarta oportunidad de estar en la Copa. Su buen average (+68) hace que un triunfo más suponga la clasificación virtual. Sería un éxito indiscutible, porque esta plantilla es a priori más débil que la de hace dos años. El primer match ball llega este domingo ante el Laboral Kutxa, un rival directo que ahora mismo va por detrás en la tabla y que está obligado a ganar porque, si cae en Illunbe, se quedará fuera de la Copa.