La última edición de la Quebrantahuesos fue un hervidero de emociones para el azkoitiarra Imanol Arizmendi, el primero en cruzar la línea de llegada en esta popular carrera y multitudinaria carrera, en la que este año han participado 8.000 ciclistas. El recuerdo a Iñaki Pakea y a Jagoba Etxezarreta, Xako, ciclistas fallecidos en carretera hace unos meses, marcó el desarrollo de una prueba que el Arizmendi, primero también en 2022, tiene señalada en rojo en el calendario cada año.
¿Cuál es su preparación habitual como ciclista a lo largo del año?
Salgo a andar en bicicleta unas seis veces por semana, con un día de descanso, normalmente el lunes. Algunos días el entrenamiento es más intenso, otros más suave, pero lo fundamental es disfrutar. Tenemos una grupeta con gente de Azkoitia, Azpeitia, Usurbil, Aizarnazabal… Le dedicamos muchas horas: tiradas largas, series, trabajo más específico. Pero la clave es siempre la misma: meter horas, disfrutar y pasarlo bien.
Puesta a punto
¿La preparación cambia a medida que se acerca la fecha de la Quebrantahuesos?
En las vacaciones de Navidad estuve diez días en Calpe con gente de Usurbil, acumulando kilómetros, y en Semana Santa fui a Mallorca con un grupo de amigos. Entrenamos 11 días y el último tomamos parte en la prueba Mallorca 312 kilómetros. También acostumbramos a hacer el recorrido de la Quebrantahuesos unas semanas antes. Eso nos permite disfrutar del fin de semana haciendo juntos lo que más nos gusta: andar en bici.
¿Cómo se vive en casa tanta dedicación a la bicicleta?
Tengo suerte: mi pareja también disfruta con la bicicleta y me apoya al cien por cien. Me da libertad total para entrenar y participar en pruebas, y le estoy muy agradecido. Sabe cuánto me gusta la bicicleta y lo importante que es para mí, y me apoya en los momentos buenos y en los malos.
Un fin de semana redondo
¿Con qué ánimo afronta los días previos a la Quebrantahuesos? ¿Nervios?
Ya he corrido seis o siete veces la prueba y lo vivo con bastante tranquilidad. Es un fin de semana especial para mí, pero no solo por la carrera. Suelo ir con mi pareja y con amigos. El viernes entrenamos un poco, tomamos un café, visitamos los stands de ciclismo, cenamos… El sábado se celebra la prueba y por la tarde nos juntamos para comentar cómo ha ido. El ambiente en Jaca es espectacular: ciclistas, poteo, gente que sale de parranda… Es un fin de semana redondo.
¿Cuál era su objetivo antes de tomar la salida?
Cada uno afronta la Quebrantahuesos a su manera. Algunos buscan bajar de seis horas, otros mejorar su marca o simplemente terminar. Todas las opciones son válidas y respetables. En mi caso, sabía que estaba bien y quería estar delante. Para mí, es una prueba de superación personal, como lo puede ser la Behobia-San Sebastián para los corredores.
Motivación emocional
¿Cómo se desarrolló la carrera?
Empezamos más despacio que en otras ediciones, en parte por el viento. En Somport íbamos en un grupo bastante grande, pero el calor y la dureza del recorrido fueron haciendo la selección. Poco a poco el grupo se rompió y al final quedamos siete en cabeza.
Y terminó siendo el primero en cruzar la meta,…
Así es. Este año ha afrontado la prueba con una motivación emocional muy fuerte. Quería rendir homenaje a dos compañeros ciclistas fallecidos en la carretera: Iñaki Pakea y Xako. Iñaki me ayudó mucho en mi salto profesional al mundo de la enseñanza. Compartíamos la pasión por la bici y le había prometido que en 2026 le ayudaría a hacer la Quebrantahuesos en menos de seis horas. Su pérdida fue un golpe durísimo, y sin tiempo para asimilarlo, llegó la noticia del atropello de Xako en Calpe. Ha sido un año muy duro.
El riesgo de la carretera
Estos hechos le harán tomar constancia del riesgo que supone salir a la carretera en bicicleta.
Cada vez somos más ciclistas y más coches en la carretera. Además, los coches de hoy en día tienen pantallas, sistemas que distraen, móviles… El peligro está ahí. De tanto salir, te acostumbras y pierdes conciencia del riesgo hasta que ocurre una tragedia. Es un problema serio, sin solución fácil. Todos —conductores y ciclistas— debemos implicarnos para lograr una convivencia segura, porque todos tenemos derecho a salir a la carretera.
Algunas voces critican que la Quebrantahuesos ha perdido su espíritu original, priorizando lo competitivo frente al disfrute.
Lo entiendo, pero la competitividad está presente en todo y, además, desde la infancia. Creo que, además de competir contra otros, lo hacemos contra nosotros mismos. Plataformas como Strava te permiten medir tus tiempos, y eso te motiva. Es normal picarte contigo mismo en alguna subida durante los entrenamientos que haces durante la semana por los puertos de la zona. Ese espíritu competitivo, si es sano, no tiene nada de malo. Y la Quebrantahuesos ofrece el escenario ideal para ello: carretera cortada, chip, clasificaciones, retransmisión en directo… Cada uno puede vivirla a su manera.
Un objetivo en mente
¿Tiene en mente algo relacionado con la Quebrantahuesos que le motive de manera especial?
Me gustaría completar algún día la Quebrantahuesos junto a mi pareja, Nerea. Lleva un tiempo andando en bici y me haría una enorme ilusión cruzar la meta con ella.