donostia
"EMPEZAMOS un 28 de octubre. Hizo un día precioso. Por la novedad, vino a vernos mucha afluencia de público, porque un equipo de rugby era algo que rompía todos los moldes en aquella época. El primer partido fue contra el Irun, en casa, y nos ganaron 54 a 4. ¡Y entonces no se puntuaba como ahora! Hicimos un ensayito y punto". José Luis de Castro recuerda así el primer encuentro que disputó el Ordizia, del que el próximo lunes se cumplirán 40 años exactos. El que fuera jugador de aquel equipo inicial, expresidente, y actual directivo rememora para este periódico la historia del club desde sus comienzos hasta la época de gloria que está viviendo la entidad. No en vano, después de cuatro décadas promoviendo el rugby, el Ordizia cuenta hoy en día con más de 150 jugadores de toda la comarca, su primera plantilla ha ganado las dos últimas ediciones de la Copa del Rey, está siendo uno de los equipos punteros de la División de Honor en los últimos años, y, además, Altamira se llena para ver jugar a un conjunto que ha pasado a representar a todo Goierri.
Los inicios
Un estreno poco alentador
En una entrevista concedida hace varias semanas, José Luis de Castro relató que la historia del Ordizia comenzó "una tarde de sábado de los años 70. La cuadrilla estábamos de paseo. Un compañero nuestro, Eugenio Ayestarán, jugaba en categoría juvenil en el Atlético San Sebastián, y a alguien se le ocurrió decir ¿Y por qué no hacemos un equipo de rugby? Claro, en la cuadrilla éramos cerca de 40, así que había elementos suficientes como para hacerlo".
Poco a poco, el equipo fue saliendo adelante: "Las porterías las hizo uno que trabajaba en una calderería, e hicimos una cuestación, montamos unas rifas y sacamos un dinero".
En primer lugar, aquel conjunto de entusiastas comenzó funcionando "como una sección de la sociedad de montaña; Ordiziako Mendizaleak Rugby", recuerda el expresidente. Cuando llegó el momento de independizarse, tres o cuatro años después, los fundadores quisieron "que el club se llamase Goierri, pero no pudo ser porque ya existía uno llamado así en Legazpi".
El equipo se estrenó en el citado encuentro ante el Irun un 28 de octubre de 1973. Más allá de la abultada derrota sufrida, De Castro revela que el choque no sirvió para dar una gran publicidad al rugby: "Xabier Andonegi se fracturó del mandíbula. Él era el grandullón de la zona, y la gente pensó que este deporte no era muy alentador". Entre aquellos pioneros estaban "Juan Mari Olano, José Luis Arámburu, Miguel Ángel Mújica, Manolo y Rafael Iturrioz, Xabier Andonegi, Eugenio y Juan Mari Ayestarán, José Luis Arnáez -Fino-, José Ramón Churruca, Juanjo Arin, Jon García, Jesús Mari Ardanaz -Navarro-, Josemi Gallego, Koldo Lasa, Enrique Ulayar Treku, Víctor y Santos Ormaetxea, Txintxo Viñaspre, Pablo Nadal, Javier Mendizabal... y luego jugaron también Rafa y Javier Arizmendi o Juan Mari Larrañaga. Ese mismo año ya entró gente nueva a jugar, y muchos de los que empezaron no acabaron la temporada".
El primer técnico fue el propio Eugenio Ayestarán, y luego también llegaron a Ordizia a preparar a los jugadores los hermanos Iraregi y Errandonea, que habían jugado en el Atlético. "Después apareció Mikel Etxebeste -Miguelín o El Tigre-, que vino de Hernani y que fue árbitro". La siguiente temporada formó un tándem con Txato Caballero, que llevaba el atletismo en Ordizia, y después hubo gente que hizo de jugador-entrenador, como Josemi Timor, Peio Otegi, Aitor Araña, Jon Korta, Pedro Churruca... El embrión que formamos nosotros creció con ellos. A partir de ahí se creó el equipo juvenil, el cadete...".
trevijano
El campo perfecto
El primer gran obstáculo que tuvo que superar el club fue la falta de un terreno de juego. De Castro explica que "primero estuvimos jugando en Ordizia, después el Ayuntamiento decidió que no era viable que el campo, que era municipal, compaginara el rugby y el fútbol, y estuvimos unos años en el exilio deportivo en Lazkao, Hernani, Donostia... hasta que se hizo Trevijano, cuatro o cinco años más tarde". La CAF cedió los terrenos al club a cambio de que el nuevo campo llevase el nombre de Fernando Trevijano, hijo de un directivo de la empresa que había fallecido recientemente. "Así el club tuvo ya lo que en aquella época pensábamos que era un terreno de juego. Luego en los años 90 Trevijano se remodeló. Se experimentó un poco con el suelo del campo y fue un éxito, porque no he conocido nunca un terreno de juego como ése, por cómo respondía y al agua y cómo respondía a la afluencia de gente. No sé si era porque el suelo era residuo de fundición o qué, pero estos últimos diez o quince años ha sido un terreno excepcional. Y eso que le costó salir al césped una barbaridad, cinco o seis meses. Igual fue porque el suelo era un 90% de arena de río y un 10% de arena vegetal. Trevijano era algo especial, increíble. En una ocasión vinieron todos los preparadores de campo de fútbol de Primera. Preguntaron cuántas horas de uso tenía el césped. Cuando les dijimos que allí se entrenaban cadetes, juveniles y seniors dijeron que era imposible. No daban crédito a su buena condición". El expresidente recuerda también que las porterías del campo "fueron un obsequio de un depósito de postes. Fue por una buena causa".
Hace cuatro años, no obstante, el Ordizia tuvo que trasladarse a Altamira: "La hierba artificial ha sido todo un descubrimiento, y nos ha dado unas condiciones que igual antes no teníamos. El tipo de juego es completamente diferente".
colores
"La pasta impone"
A lo largo de estos 40 años de historia, el Ordizia no ha mantenido siempre los mismos colores. José Luis de Castro recuerda que el primer equipo del club vistió de azul, luego, "de azul con una franja amarilla, y un año que nos patrocinó la Renault y fuimos de verde, hasta que hicimos una excursión a Reus, nos gustó la camiseta del equipo local y nos la apropiamos como nuestro. La camiseta oficial es azul y roja listada, con rayas horizontales, con cuellos y puños azules, y con pantalón azul. Y en diciembre, con la nueva equipación, vamos a parecer el Biarritz. Pero si te viene el tío de la pasta y quiere tal equipaje... La pasta impone, pero me da un poco de pena".
jugadores que dejaron huella
"Un montón de nombres"
Uno de los motivos del arraigo actual del Ordizia, según De Castro, es que "en cuarenta años, ha habido casi tres generaciones de jugadores que han pasado por aquí". El expresidente prefiere no citar a un jugador en concreto que se haya formado en la cantera, porque "tendría que decir un montón de nombres", pero tiene claro que el foráneo que más le impactó fue "Cameron Gray, como persona y como jugador, era excelente. Cometimos un error con él, no supimos gestionar la lesión del chaval. A nivel humano, también me quedo con Tim Davies. En cuatro días iba al mercado de Ordizia y pedía las cosas en euskera".
El directivo también guarda un reconocimiento especial para Axio Araña: "Ha tenido un papel muy importante. Un equipo es el reflejo del carácter de su entrenador. Ha estado muchos años y, aunque está fuera ahora, sigue ahí. Ese espíritu de combatividad, de no arrojar nunca la toalla, ha sido una característica de todos nuestros equipos. Si se teme al Ordizia es por su carácter combativo".
El ascenso y las dos copas
"Lo de Palencia fue de estudio sociológico"
El Ordizia cumple 40 años de vida en el mejor momento de su historia. Por algo los goierritarras han conquistado las dos últimas finales de la Copa del Rey. Para José Luis de Castro, sin embargo, el instante más feliz en la trayectoria del club fue "el ascenso a División de Honor A. Nos costó cinco años de pelea y varios fracasos. Me llenó más. En ese tiempo hubo un suceso que voy a guardar siempre: Fue en Sevilla, contra el Inés Rosales. Ganamos, pero en Trevijano ganaron ellos y no sirvió de nada. En los últimos diez minutos, cuando ellos tenían el balón, avanzaban en plan fútbol americano, de cinco en cinco metros, sin que el árbitro pitara avant. Es la vez que más me ha costado dar la vuelta a un resultado. Todo el mundo terminó destrozado. Los viajes en el autobús suelen ser muy bulliciosos, y aquel día nadie habló hasta pasar Madrid. Al año siguiente subimos y seguimos ahí". Para el directivo, "ganar la Copa fue otra cosa; un sentimiento colectivo. Palencia -donde se conquistó la Copa de 2012- fue un punto de inflexión, fue algo de estudio sociológico. Terminé llorando como un enano. En primera fila estuvimos varios directivos, miramos hacia atrás y vimos las gradas llenas, con gente del pueblo que nunca habíamos visto en Altamira, y pensamos Si no lo veo no lo creo. Era un viaje de 300 kilómetros y había 4.000 personas, ¡la mitad del pueblo! En Santander, el partido lo ganó la grada. Animó tanto que los jugadores no se oían entre ellos".
Los peores momentos vividos por el club fueron más allá de lo deportivo: "En un año -1980- se murieron dos jugadores. Manu Osinalde se murió en el terreno de juego de un infarto, y otro a los pocos meses haciendo una media maratón en Ordizia. Lo de Manu Osinalde me tocó vivirlo a pie de campo. Que se te vaya un chaval con 27 o 28 años, recién casado y esperando familia... Fue un momento muy duro".
el presente
El equipo de Goierri
Actualmente, el Ordizia Rugby Elkartea se ha convertido en una referencia en Goierri y en el rugby vasco. José Luis de Castro celebra que toda la comarca se haya identificado con el club: "El hecho de ser de un pueblo crea afinidad. Todos nos conocemos. El boca a boca se va extendiendo y se ha creado una dinámica de simpatía. Ha sido un trabajo de años. La aspiración de ser el equipo de Goierri ya está asentada en estos momentos. Ya no eres un club de un pueblo de 8.000 habitantes, ya hablamos de 40.000. Y Tolosaldea es nuestra área de influencia".
Además, cada día va más gente a Altamira: "En Trevijano no veías a los padres, y el que iba era un forofo, y ahora van a los partidos, a las comidas del club... se ha avanzado mucho. Y aquí todos somos amateurs. Si pierdes eso, pierdes parte de tu alma. El voluntariado es la esencia en el Ordizia. Todo se hace por ilusión y por pasión".
El rugby, además, tiene un protagonismo importante en la vida ordiziarra: "Ves jugar a los chavales a rugby en la plaza del pueblo, estamos ganando espacios. Como anécdota, llevamos un par de años trabajando con la marca de ropa Canterbury y están alucinados con todo lo que están vendiendo en Ordizia. Esto no les pasa en ningún otro lado".
Para el expresidente, "todo el crecimiento que ha habido en la base y a nivel social es porque el equipo está arriba. Llevamos cuatro o cinco años viviendo un sueño. ¡Y que nos dure! Eso sí, hay que tener los pies en la tierra y recordar que competimos contra ciudades de muchos más habitantes". A pesar de esta inferioridad numérica, el club que surgió mientras una cuadrilla daba una vuelta en 1973 se ha convertido en una entidad cuarentona en plena forma.