"Cuando íbamos 0-4, pregunté a los jugadores cuál era su objetivo; les dije que el mío era la Copa"
Está feliz tras la clasificación para la Copa, pero se muestra tranquilo y reflexivo, y en su visita a NOTICIAS DE GIPUZKOA no se atisba ninguna euforia, sino ambición y ganas de trabajar. El carácter de Sito Alonso, el gran artífice del éxito, ha calado en la plantilla y la afición
Donostia. ¿Qué sintió el domingo cuando acabó el partido en Murcia y supo que estaban en la Copa?
Mucha alegría por ver las caras de la gente que había estado al límite de conseguirlo los dos últimos años y que ni se creía que el Lagun Aro estaba en Copa, como Buly (el delegado), Igor Sancho (el fisio), Eugenio Rodríguez (preparador físico), o Lolo Encinas y Jon Txakartegi (sus ayudantes). Luego vinieron Germán Cea y Gorka Ramoneda y se les veía lo felices que estaban por cumplir un sueño tan difícil. Sabíamos que dependíamos de otros resultados y que la situación era complicada.
¿Hubo alguna llamada especial? ¿Cómo lo celebró?
Es el día que más colapso tienes en el teléfono, pero hay que atender primero a los que te llaman siempre. Los seis o siete que te llaman después de perder son los que merecen hablar, disfrutar con ellos y darles más cariño que a los demás. Para celebrarlo, simplemente nos fuimos a cenar los del cuerpo técnico con Germán cuando llegamos.
Cuando van perdiendo por quince puntos en el minuto 31 y pide tiempo muerto, ¿qué piensa?, ¿qué dice a sus jugadores?
Murcia tiene un equipo peligroso y sus jugadores tuvieron un acierto muy grande propiciado por nuestra falta de intensidad en los diez primeros minutos. A partir de ahí, la dificultad es tremenda, pero los partidos son largos. Transmitimos a los jugadores tranquilidad, porque ahí un estado de nerviosismo te perjudica. El equipo es capaz de hacer parciales rápidos porque tiene tiradores y velocidad.
¿Daban a los jugadores referencias de los otros partidos?
Estaba prohibido. Solo incumplió la norma Buly, que se vio con el partido ganado y con la ilusión de la Copa. Cuando quedan 20 segundos, con seis arriba, es difícil pensar que se puede escapar. En ese momento Buly dijo que el Joventut iba ganando por diez al Valencia, pero enseguida nos metió un triple Grimau y me creyeron que se podía perder. Al final ganamos y ya sabíamos esa noticia, pero durante el partido no sabíamos nada de otras canchas. Es que ya bastante difícil era ganar. Si no ganabas tú, se te queda una cara de tonto...
Han hecho historia en el club y logrado que estos días Gipuzkoa hable incluso más del GBC que de la Real.
Es una satisfacción muy grande. Tenemos que evadirnos de tanto elogio para seguir trabajando, pero debemos dejar que la afición disfrute y que el baloncesto en Gipuzkoa entre en la vida de mucha más gente aprovechando este tirón. Dentro de esta sensación de felicidad, tengo una sensación de realidad. Pierdes el domingo en Santiago contra el Blusens y caes cuatro puestos. Nosotros disfrutamos hasta el lunes, porque luego ya hay que trabajar.
Para usted es un éxito personal.
Bueno, es un éxito grande, sí, pero es importante recordar por qué pasan las cosas. Sería injusto olvidarse de Pablo Laso, Porfirio (Fisac) y Aitor (Uriondo). Un club joven se construye con muchas horas de trabajo. Es un éxito compartido con ellos. La ACB en un club modesto es difícil.
¿Cómo es la Copa?
Es una ilusión tremenda. He ido cinco veces. Es tremenda la sensación de la gente animando a sus equipos. Seguí el sorteo por televisión. Ves a Barcelona, Unicaja, Real Madrid... y Lagun Aro. He sentido algo diferente a otras ocasiones, cuando tenía la obligación de ir con el Joventut. Lo único que puedo aconsejar es que la gente que vaya disfrute.
¿Con qué aspiraciones va el equipo, disfrutar o...?
Solo se disfruta compitiendo. Puedes disfrutar habiendo perdido en cuartos si has dado el máximo. Si vamos allí, es para crear todas las dificultades posibles al Caja Laboral.
¿Se acuerda de la rueda de prensa que dio antes de la visita al Caja Laboral, a principios de diciembre?
Sí. ¿Cuando dije que íbamos a ganar siete partidos? Ahora ha quedado en una gran anécdota (se ríe).
¿Era un farol, lo creía o era una manera de motivar a los jugadores?
Lo único que dije es que hasta ese momento nadie nos había ganado con autoridad. Habíamos mantenido la competitividad, pero no llegaban las victorias. Me reafirmo en aquello. Los únicos equipos capaces de doblegarnos en los dos últimos minutos han sido Caja Laboral y Barcelona. Si competimos, podemos ganar a cualquiera. Pero en el momento que no hagamos esto, diré lo contrario, que no vamos a ganar ningún partido más.
¿Qué fue peor, el 0-4 tras la derrota contra Estudiantes o el 2-8 tras perder en Vitoria?
Sin duda el 2-8. El 0-4 fue duro por la forma que perdimos contra el Estudiantes, pero nos quedaba un recorrido largo todavía. Pasamos de jugar una pretemporada a llevarnos en seis días tres bofetadas tremendas (derrotas contra Obradoiro, Valladolid y Valencia). Y eso costó, pero yo pensaba que era más fácil sacarlo. Hay una anécdota muy buena: aquel día pregunté a los jugadores cuál era su objetivo y cada uno dijo el suyo; yo les dije que con 0-4 el mío era la Copa del Rey. Lo dije porque tenían que olvidarse de lo que había pasado hasta entonces.
¿El punto de inflexión fue la victoria en Badalona el 11 de diciembre?
Sí, sobre todo porque ganamos con mucha autoridad. Es una pista muy complicada e íbamos con un 2-8. Además, Baron no tenía buenas sensaciones aún, los pívots tampoco, Adeleke andaba renqueante... Pero allí el equipo se soltó, creyó en sí mismo.
En ese momento tan crítico, ¿tuvo que cambiar algo? ¿Cuál fue la clave de la reacción?
Nosotros, al principio, presionábamos más arriba al rival, subíamos las líneas..., pero un día hablando con Lolo (Encinas) y Jon (Txakartegi), que yo creo que están haciendo un muy buen trabajo, decidimos defender con la misma agresividad pero echándonos un poco hacia atrás. El equipo se encuentra más cómodo así. Eso también es mérito de las personas que están al lado del entrenador. Y eso es importante decirlo. Luego hay cosas como buscar al verdadero Baron, dar cariño a este tipo de jugadores, porque no voy a criticar nunca a un jugador cuando no mete si se esfuerza defendiendo o en otras cosas. El problema lo tienes cuando varías de rumbo. Yo tengo muy claro lo que quiero. Creo en el trabajo y voy a ir con ello siempre.
¿Llegó a estar preocupado?
Siempre lo he estado. Ahora también. Cuando un club no ha tenido un éxito rotundo como este, todavía no sabes cómo lo va a asimilar. El éxito de ser el mismo equipo va a depender de nuestra mentalidad. Estoy tranquilo porque hay buenos jugadores y una buena línea de trabajo, pero siempre hay que estar preocupado. Cuanto más difícil está la situación, más calma hay que tener. En este club siempre se ha mostrado respaldo a los jugadores y al entrenador. Al final, el baloncesto es un deporte de precisión y, si te sientes presionado, la precisión cambia.
¿Este es el techo del equipo o hay margen de progresión o mejora?
Mejora debemos tener. Venimos de jugar un partido contra el Murcia donde nuestra laguna defensiva fue grande en los primeros 20 minutos. Si no mejoramos eso y pensamos que solo con nuestro ataque podemos sentenciar los partidos, tenemos un problema importante. El techo ha de ser mantener una estabilidad defensiva importante para que cuando no estemos acertados tengamos opciones de ganar, como el día del Cajasol, por ejemplo. Creemos que tenemos que mejorar muchas cosas colectiva e individualmente, desde el cuerpo técnico hasta los jugadores.
Volvamos a finales de verano, con las dificultades para cerrar la plantilla. Vino Betts, y dio la sensación de que llegó porque no había nada más en el mercado, pero han logrado sacarle un rendimiento óptimo.
Yo tuve responsabilidad en numerosos fichajes en el Joventut, pero nunca había tenido una situación tan rocambolesca como la que vivimos en verano. Cuando tienes casi fichados a jugadores que quieres y te ocurren todas esas cosas (lesión de Korolev y espantada de Ajinca), tienes que asegurarte algo. Y con Betts te aseguras que es alto, que conoce la liga, que le conocen los árbitros y, sobre todo, que le conozco personalmente y sé lo que puede rendir. El rendimiento de un jugador no solo se queda en la valoración que haga. Hay dos jugadores destacables en este aspecto: Papamakarios y Betts, que hacen un trabajo fuera del equipo y de la pista brutal; sin ellos el equipo se habría resentido aún más que ese 2-8. Son importantes en el vestuario, en el trabajo nunca fallan.
¿Por qué no cuajó Adeleke?
Es un problema físico. El mercado en ese momento nos puso muy pocas opciones por el dinero que nosotros podíamos ofrecer. Y nosotros tenemos la sensación de que si hubiera seguido, nos habría ayudado mucho en el plano ofensivo. Era un jugador con una capacidad innata para el rebote ofensivo, pero no podía entrenar... Y al no poder jugar tantos minutos, pues no estaba a gusto con el papel que desarrollaba.
Pero con Adeleke ya fuera, y con Peter Lorant lesionado, resulta que han solucionado el problema del rebote, que algunos considerábamos ya crónico...
En la vida, cuando tienes problemas, se presentan dos opciones: quedarte sentado esperando a que se solucionen o querer ganar siempre y crecerte ante la adversidad. El equipo ha escogido la segunda. Si hubiera elegido la primera, no estaríamos hablando ahora. Cuando hay un problema hay que pensar en solucionarlo, no en lamentarte en qué va a pasar si no lo solucionas.
Panko había jugado de cuatro
Cuando juegas en dos posiciones, es difícil que seas muy bueno en las dos. Panko está muy centrado en su posición y la tranquilidad que le da eso le hace rendir mejor. Pero ese rendimiento pertenece a un trabajo grupal porque sin los espacios que le generan sus compañeros sería imposible. Él tiene una capacidad de anotación y de liderazgo, sobre todo para algunos partidos, difícil de ver. Él te engancha a los partidos.
¿Puede pesar la carga de minutos que acumulan él y Sergi Vidal?
Sí. En Panko más. Sergi es físicamente un portento. Si yo viera que Sergi no rinde al mismo nivel, no estaría jugando. Los minutos han bajado en jugadores importantes, excepto en ellos dos. Salgado los reparte con Neto y Baron no juega más de 26 minutos, pero con Panko estamos sufriendo. Él está bien y las está metiendo, pero si juega 31 minutos lo va a hacer mejor que jugando 36. A ver si vuelven ya Peter y Julen y les damos minutos, si los merecen, claro. Pero Vidal está hecho un toro.
De Vidal, además, un técnico lo que valora es ese trabajo físico y oscuro que hace...
Sí. Ha habido muchos partidos que íbamos ganando y que Vidal no había tirado a canasta. Es un jugador que entiende perfectamente cuándo se le necesita y cuándo su ventaja sobre el contrario le puede permitir atacar más de lo que él necesita. La gente está enganchada a Vidal porque rebotea, corre, defiende, lucha... Es el carácter que quiere tener el equipo.
Korolev tiene contrato hasta 2013, pero ¿cuenta con él esta campaña?
Es díficil hacer planes, porque le queda un proceso de recuperación. Tenemos un contacto casi diario con él en el pabellón. Tiene obsesión porque el equipo vaya bien. Yo creo que se merece estar más tiempo en el club y tener esa oportunidad. Por ahora no cuento con él porque cuento con los jugadores cuando están a falta de dos semanas de su recuperación. Ahí plantearemos cómo puede encajar.
Lander Lasa es el miembro de la plantilla que menos minutos disputa. ¿Es un jugador ACB?
Sí. Él tiene ahora un respeto grandísimo mío y él lo sabe. Al principio, lo tenía un poco menos porque no le veía la suficiente ambición para ser un jugador ACB. Pero ahora, sin él, esto hubiera sido muy complicado porque ha dado un nivel grandísimos en los entrenamientos, está exigiéndose al máximo y ha tenido la mala fortuna de que cuando ha salido no ha estado acertado. Pero si tenemos un problema con un jugador exterior, la rotación la hará él.
¿Qué futuro augura a los jóvenes Julen Olaizola y Mikel Motos?
El que ellos quieran. Antes de que alguien confíe en ti, tienes que dar tu mejor nivel de trabajo. El baloncesto tiene varias ramas: la técnica, la táctica y la intelectual. Y ellos están haciendo un buen trabajo en este último aspecto porque van a la universidad y se están formando como personas. Sin ellos, muchas veces no hubiéramos podido entrenar.
Su discurso, su filosofía, como su mensaje de "Nunca parar", han calado hondo en la plantilla.
Lo importante son los jugadores, el carácter lo tiene cada uno. Se trata de hacerles ver cómo ves tú las cosas. Nunca parar vale para la vida. Si esperas a que pasen las cosas, nunca van a pasar. El tiempo que dedicas a lamentarte es tiempo perdido para alcanzar los objetivos que quieres. Forma parte de mi personalidad y es lo que quiero que entiendan, pero ya hay jugadores con esta mentalidad.
¿Cuánto trabaja?
Me levanto pronto y me voy cuando acabo el trabajo. Hay días que muchas horas y otras menos. Bastantes. Lo importante es aprovechar al máximo las 24 horas del día para entrenar, trabajar y para descansar también, sobre todo los jugadores. No me gusta dejar cosas sin hacer. El día tiene 24 horas, es mi frase preferida. Si necesitas dormir diez... me parecen muchas (se ríe). A mí me hacen falta seis, por ejemplo.
Dijo que no tiene amigos vagos.
Imposible. Vagancia implica relajación ante un problema, relajación ante un éxito, y eso lo odio. No puedo tener un amigo así.
Entonces, Gipuzkoa va a seguir vibrando con el baloncesto...
Ojalá. Pero también es un momento difícil, de saber quiénes somos. Los éxitos pueden ser una piedra en el camino. Si llega el próximo partido y pensamos que vamos a ganar por ser Lagun Aro... Es que podríamos estar duodécimos. Ir a la Copa es la leche para un club tan joven y limitado económicamente. Hay que ir a disfrutar y ganar. Y ahora a trabajar, a trabajar las horas que hagan falta.