Donostia. Ay, la cabeza!, qué importante es en la bici. Hubo y habrá ciclistas de cuerpos esculturales, genéticamente intachables, que corrieron mucho y no llegaron adonde sus piernas les llevaban porque iban como pollos sin cabeza. Otros, en cambio, arrastraron a sus piernas hasta límites inimaginables salvo para su imaginación. Pensaban más rápido de lo que pedaleaban. Eran zorros que comían a los pollos descabezados. Cuando se habla de piernas, sale siempre Jan Ullrich. Cuando se mide la lucidez, entre otros, es inevitable referirse a Juanma Garate, capitán de ruta de la selección estatal que busca hoy el título mundial en el circuito llano, vertiginoso e histérico de Copenhague. Su referente es ineludible: Freire y su instinto arco iris; los rivales, legión: Cavendish, Gilbert, Sagan, Hushovd, Boasson Hagen...
Los últimos dos días los han pasado el capitán Garate y sus soldados -ocho, entre ellos Imanol Erviti- en un tranquilo hotel a las afueras de Copenhague, viendo por televisión las carreras en línea de las otras categorías, y comprobando lo que ya intuían, la velocidad endiablada que se alcanza en un circuito llanísimo. Los 44 kilómetros por hora que hicieron de media, por ejemplo, los junior masculinos, que corren con los desarrollos limitados, 52 dientes el plato grande como techo, les hicieron comprender que hoy irían como bólidos, quizás, incluso, por encima de los 50 por hora. Eso es mucho y, también, peligroso. Por los nervios y el amontonamiento de dorsales. Garate contabilizó las caídas y anotó un lugar de riesgo: una curva cerrada antes del último kilómetro en la que los ciclistas, golpeados por el viento frontal, se apelotonan para refugiarse y, zas, llegan los accidentes. Eso vio ayer tumbado junto a Freire en su habitación. También le enseñó Bronzini, oro en féminas, que en la dura recta de meta hay una zona por la que el sprint corre menos. Lo anotaron. De eso va hoy el Mundial. De detalles. "Será un Mundial de mucha cabeza, de saber resistir y mantener la concentración", dice Garate. También táctico. Un galimatías que desenrada el irundarra para este periódico. Antes, Garate echa la vista atrás y repasa las decisiones tácticas más difíciles que ha tomado en ruta en sus tres Mundiales.
Varese 2008
Una decisión firme
"En aquel Mundial de Italia salimos del hotel con las ideas muy claras. Luego, las cosas salieron parecidas a lo que imaginábamos pero no iguales". De inicio había una premisa: a la selección no le valía nada que no fuera un mano a mano entre Bettini y Freire. Si el italiano salía y a su rueda no estaba el cántabro, malo. Fue lo que pasó. "En un grupo nos metimos tres italianos y tres españoles. Cunego, Ballan y Bettini contra Valverde, Joaquim Rodríguez y yo. Aquello no nos valía. Yo tenía claro que en un mano a mano, el único que podía ganar a Bettini era Freire". Decidió, por tanto, que ninguno pasaría al relevo. "Fue un momento muy tenso porque Valverde y Purito insistían en tirar. Yo fui fiel a lo que pensaba. Tuve que decidir rápido en un instante complicado y lo hice como pensaba". Aquel Mundial, el de la ópera en los oídos de los españoles, el de la incomunicación, lo ganó Ballan, plata fue Cunego y la selección de Antequera no rascó medalla.
Mendrisio 2009
El instinto de los cracks
Dice Garate que su misión principal es pensar y cargar con esa tensión durante la mayor parte de la carrera para que los que deben rematar no se desgasten en esa labor. "Cuando me quedo, trato de dejar todo lo más claro posible, acorde al plan establecido. A partir de ahí, no puedo controlar. Son los que quedan los que deciden, y no siempre se hace lo correcto". Podría hablar Garate del duro Mundial de Mendrisio, donde la selección no entró al trapo de la agresividad italiana, compartió la responsabilidad con otros equipos y, tras entrar en acción en el momento idóneo, dejó un paisaje esperanzador en el último giro: Valverde, Samuel y Purito entres los nueve que se jugaban la carrera. Lo que pudo ser un arco iris, incluso un doblete, se quedó en un triste bronce . De Santos se olvidó del plan y pidió a los tres que se dejasen guiar por el instinto. "Y eso", explica Garate, "quiere decir que cada uno va a buscar su opción. Es comprensible, se mire por donde se mire, pero eso reduce las posibilidades de éxito. En esos casos hay que hilar muy fino para acertar". El oro lo ganó Evans y Purito fue tercero.
Geeolong 2010
La situación más complicada
En Australia se enfrentó Garate a la situación más complicada desde que es capitán de ruta. "Sabíamos que había, sobre todo, dos vueltas en las que debíamos ir con las orejas tiesas porque Italia trataría de cogernos desprevenidos", recuerda. "Lo intentaron y no nos pillaron. Yo insistí entonces en lo importante que era no relajarnos porque lo iban a buscar otra vez y... Óscar bajó un momento a descansar y nos cazaron. El pelotón se partió, se hizo un grupo numeroso delante y nosotros no llevábamos a nadie. Un desastre". Sin pinganillo, la reacción debía ser urgente. "Tan urgente como que no daba tiempo a bajar al coche. En ese punto crítico decidí que había que tirar. Estábamos entonces Erviti, yo, Luisle, Samuel y Freire. Puse a todos menos a Óscar a destajo para coger al grupo", rescata Garate. "En esos momentos no se puede dudar. Si dudas, estás perdido. Es parte de la labor de un capitán de ruta. Tienes que tomar una decisión rápida que, igual, luego resulta que no es la acertada". Esas decisiones, "salen de dentro y son tan imprevistas como las mismas situaciones. Y están fundamentadas en la experiencia. En lo que he vivido como ciclista, en lo que he aprendido y he ido asimilando en aquellos primeros años sin pinganillo y después, en la carretera y en la televisión, aunque no sea de mucho analizar las carreras". En Australia, el arco iris fue para Hushovd, tras un sprint en el que Freire acabó sexto.
copenhague 2011
80% cabeza; 20% piernas
"Este Mundial", le dijo el otro día Pablo Lastras, de nuevo en la selección tras casi una década de ausencia, a Garate, "es un 80% de cabeza y un 20% de piernas". "Pencas tiene experiencia y sabe lo que dice. Este Mundial es eso, mucho de cabeza, de concentración, de no distraerse con el paisaje o el canto de los pájaros. De ir adelante, esquivando las caídas, los imprevistos", traza el irundarra del Rabobank, el equipo de Freire, que es hoy el único eje sobre el que gira la selección en busca del cuarto oro del cántabro. "La concentración, la mentalización, la cabeza... Todo eso se hilvana de una única manera: corriendo unidos. Iremos agrupados como una colmena. Si surgen imprevistos, no habrá mucho margen para remediarlo. Sobre todo si pasa algo en las dos últimas vueltas. Una caída, un pinchazo... Cualquier cosa que ocurra a partir de ese momento va a tener difícil solución", traza Garate, que celebra como algo esperadísimo la composición de un grupo sin fisuras, "el mejor de los cuatro Mundiales que he corrido". ¿Pese a que no están Valverde, Samuel o Purito? "Sí, porque esta vez todos saben lo que tienen que hacer y están dispuestos a desvivirse por ello". Sí, dice Garate maravillado con la predisposición de Vicente Reynés, un chico rápido que ha formado parte del tren de Cavendish, que no para de decir que saldrá de la última curva con Freire a rueda y le llevará hasta donde este quiera por la recta larga y en cuesta que, lo saben Óscar y Juanma, tiene un lado donde el sprint no corre.