Donostia. Aunque el triunfo se lo disputaron favoritos como Goss, Cancellara, Gilbert, Ballan, Pozzato, Scarponi o Nibali más el sorprendente Offredo, la de ayer fue una Milán-San Remo tan atípica como peculiar fue su ganador, Matthew Goss, no porque el australiano del HTC-Highroad no contara en los pronósticos, aunque supeditado a su jefe, Mark Cavendish, sino porque se convirtió en el primer ciclista no europeo que se impone en 102 ediciones de classicissima.
El Poggio, como pocas veces, ayer sí fue decisivo, pues ahí, entre la subida y la bajada a la atalaya de San Remo, se forjó el grupo de ocho que acabó rifándose la victoria. Sin embargo, las opciones de volata estallaron en le Mànie, donde también reventó Óscar Freire. Contra el asfalto. El cántabro, triple vencedor en San Remo, aguantó entre los menos de medio centenar de ciclistas que coronaron el último alto que la organización incrustó en el recorrido, ya con doscientos kilómetros en las piernas, para tratar de eliminar a velocistas como Tyler Farrar, Thor Hushovd -que se había caído poco antes- o Mark Cavendish, descabalgados ayer en sus rampas. El dorsal 1, el de Freire, figuraba en la cabeza de carrera, hasta que fue cantado por radio vuelta: "Caduta!". El firme mojado traicionó al genio de Torrelavega, que se levantó como un resorte. Sin embargo, debió cambiar una rueda y, más adelante, una zapatilla. Mientras, pinchó otro compañero y para cuando todo Rabobank pudo volver a organizarse al frente del segundo grupo, que era el pelotón principal, la cabeza de carrera iba dos minutos y medio por delante, con la mayor parte de candidatos en ella y un solo vasco, Egoi Martínez, que se iría al suelo en el Poggio.
Espectáculo de Scarponi A punto estaba de morir la fuga de Alessandro de Marchi (Giocatolli), Mikhail Ignatiev (Katusha), Nico Sijmens (Cofidis) y Takashi Mizayawa (Farnese), que en la salida lloró durante el minuto de silencio por las víctimas de Japón, escoltado por el campeón italiano (su compañero Giovanni Visconti) y el mundial (Hushovd), y resguardado tras una bandera nipona con todas las firmas del pelotón.
Rabobank, con Matthews, Boom, Langeveld, Wynants y compañía, recortó por debajo de 1:50. Después se puso el Lampre de Michele Scarponi... y de Alessandro Petacchi, que iba delante. Pocos entendían la maniobra del equipo italiano, hasta que Scarponi abrió su manual y lo explicó bien clarito. El italiano, superior en la Tirreno-Adriático pese a ser tercero, arrancó en La Cipressa, ya en los últimos 25 kilómetros, cuando se volaba y su desventaja era de 1:10. Se fue solo, por supuesto. Comió segundos metro a metro. Sorteó descolgados. Coronó en solitario. Descendió igual. Y, ya camino del Poggio, devolvió su apellido al grupo de favoritos tras una lección magistral que se prolongó durante diez kilómetros.
Apenas cuatro kilómetros antes de afrontar el Poggio, saltaron Steve Chainel y Yoann Offredo (FDJ), Stuart O"Grady (Leopard) y Greg Van Avermaet (BMC). Iniciaron la última subida con medio minuto sobre los perseguidores, de donde, en teoría, debía salir el vencedor.
Van Avermaet porfió en solitario, mientras su compañero Ballan hacía de secante. Había poca fuerza detrás y demasiada vigilancia. Todos los ojos marcaban a un hombre, Gilbert. El valón amagaba pero no daba, lo que daba vida a Van Avermaet. Hasta que llegó la dentellada de Nibali. El Tiburón rompió la armonía, pasó a Chainel y cazó a Offredo y O"Grady, con los que coronó a 15 segundos de Van Avermaet. En la bajada, guiados por Cancellara, llegaron Gilbert, Ballan, Scarponi, Pozzato y Goss.
El belga entregó la cuchara a 2,5 kilómetros del final. Aún lo intentarían Offredo, luego Gilbert y, a un kilómetro, Nibali. Nada. La abarrotada recta de Lungomare Italo Calvino debía presenciar un nuevo sprint. Aunque reducido y sin chispa, apagada esta por la paliza tras le Mànie. Lo lanzó, con la escasa gasolina que le podía quedar, Scarponi, pero Goss abrió gas por la derecha e hizo estéril el intento de Cancellara.
Goss, de 24 años y campeón mundial de persecución olímpica en 2006 -año en el que ganó dos etapas en la Vuelta a Navarra-, logró su quinta victoria de 2011, tras la Cancer Council Classic y sendas etapas en Down Under, Omán y París-Niza. Ayer fue el más rápido en la meta, pero el mejor fue Scarponi.