LA última etapa de la Vuelta a España que visitó la Comunidad Autónoma Vasca tuvo un claro dominador, Bernard Hinault, que se llevó la general final. Pero no tuvo vencedor, ni ceremonia protocolaria, ni clasificación. El francés ganó aquella crono de 1978 con salida y llegada en Donostia, donde Txomin Perurena había vencido por la mañana. Pero, el corte de la carretera en algún tramo, sobre todo en Hernani -que sólo cinco años antes acogió la salida de la última etapa, que ganó Eddy Merckx-, afectó a varios ciclistas y el jurado decidió anular la jornada. La Vuelta no volvió a Euskadi durante 33 años, un tiempo que los amantes del ciclismo estiman demasiado.

Miguel Madariaga

"Ilusiona llegar a Euskadi y con alguien que puede hacerlo bien"

Aquel joven que recorría "muchos kilómetros andando o en bici" desde su Lemoiz natal a Sollube para ver pasar a sus ídolos, aquellos con los que "jugaba a los iturris" -chapas-, entre ellos, Loroño, "del que guardo el mayor recuerdo de la Vuelta, cuando la ganó" en 1957, vivirá este año la ronda desde dentro. Miguel Madariaga, presidente de la Fundación Euskadi, recuerda que "fui testigo de la desaparición de Euskadi de la Vuelta y me enorgullece serlo de su regreso con nuestro proyecto vasco".

"Como recordaba Txomin Perurena, Athletic, Real y Osasuna juegan una liga nacional, y sus campos se llenan. En baloncesto, balonmano y otros deportes se disputan ligas nacionales, y no pasa nada. Y en el ciclismo, que en la misma competición juntamos el carácter nacional e internacional, se monta el lío. No veo motivo para ello, y menos teniendo un equipo vasco ahí", argumenta.

El paso de la Vuelta por Euskadi es un aliciente más para Euskaltel-Euskadi, que sueña con Igor Antón otra vez de rojo: "Es una ilusión contar con alguien que puede ganar" la ronda, que podría estar vista para sentencia en las etapas previas, porque "hay bastante dureza antes".

RAmón Mendiburu

"Con Unipublic nunca estuvimos cerca de volver"

Ramón Mendiburu ha vivido la Vuelta a España, el ciclismo en sí, desde todos sus ámbitos. Como aficionado, recuerda la edición de 1955, "cuando se retomó la carrera" tras cuatro años de ausencia. "La primera etapa, Bilbao-San Sebastián, la vi en el Ensanche de Amara, y ganó el francés Bauvin, que repitió al día siguiente en Baiona. Este día fui a ver la carrera a Jaizkibel y Bahamontes y Loroño pasaron con 200 metros de ventaja". Dos años después, el de Larrabetzu le birló al toledano una ronda que acabó en Bilbao. "Se pasó por Sollube, y Jaime Ugarte y yo fuimos desde Donostia en bici a ver el paso. Hicimos noche en Bilbao, y al día siguiente, a casa".

En 1966, ya como ciclista del Fagor, venció en la meta de Benidorm, cuando era líder su compañero Errandonea. Después, fue director deportivo y, ya con Unipublic, director técnico de una Vuelta a España que rehuía de Euskadi. El ahora directivo de la UCI recuerda que, como arquitecto de los recorridos, "alguna vez nos planteamos volver con la Vuelta y mantuve algún contacto, pero enseguida se veía que la cosa estaba muy mal. Nunca estuvimos cerca de volver".

De hecho, "algún año que tocamos Navarra o La Rioja ya tuvimos algún petardito, y había que ver cómo se sublevaba la caravana al oír cómo se daba la noticia en la radio". Ahora, entiende que "se dan otras circunstancias. Como dijo Txomin, la Vuelta dejó de venir por un tema político y ahora vendrá por un tema político. Me parece bien que una de las tres grandes, venga a Euskadi, porque hay gran afición, sobre todo en Gipuzkoa, aunque también la haya en la zona de Sollube o Durango".

A su juicio, las dos jornadas "son rompepiernas, pero sin puertos muy duros. Urkiola lo es, pero es corto y el Vivero también tiene su miguita. Pero la dureza está antes, en Angliru o Peña Cabarga. El líder que llegue al País Vasco será sólido".

José Luis Arrieta

"Soy escéptico; las etapas no son decisorias ni llamativas"

Además de presidir la Federación Vasca, José Luis Arrieta se rebana la sesera para dotar de recorridos atractivos a la Vuelta al País Vasco que coordina Jaime Ugarte.

Bajo su prisma, el trazado de la Vuelta le dice "muy poco. Se había dicho que iban a ser dos etapas decisorias y llamativas, pero serán todo menos eso. Conozco todas las formas posibles de llegar a Vitoria, desde la Herrera, Azazeta o Puerto de Vitoria, y no hay paloma mensajera que impida una llegada al sprint".

Sobre la jornada de Bilbao, estima el Vivero, "con todo lo que se dice de él, es bastante menos duro que Aia, que mira si rompió el pelotón de la Vuelta al País Vasco en 2008 y 2010".

Sobre el regreso de la ronda española a Euskadi, se mantiene "escéptico. No quiero decir más. Se dice que el tema de la inseguridad parece que puede ser superado, pero en ningún sitio he visto escrito la razón real por la que la Vuelta no viene a Euskadi. Y te puedo decir que, allá por 1977-1978, estuve en una reunión clave, y entonces se organizaban la Bicicleta Eibarresa, la Vuelta al País Vasco, Ordizia, Llodio, Amorebieta, Urkiola, Amurrio con Nuestra Señora de Oro... y en todas se superaba el nivel de participación de la Vuelta a España. Ahora mismo, basta con mirar su pelotón de los últimos años con el de la Vuelta al País Vasco".

Miguel Mari Lasa

"Las dos etapas son duras, pero todo puede estar definido"

Miguel Mari, que ganó seis etapas -una sola en Euskadi, en Bilbao-, fue líder durante 15 días repartidos entre 1971, 1972 y 1975. La primera vez que lideró la ronda fue tras una contrarreloj de 2,5 kilómetros en Bilbao que ganó González Linares. La última fue camino de la localidad pirenaica de Tremp, donde, tras ser quinto, cedió el liderato a su compañero del Kas Txomin Perurena, por delante de Santi Lazcano.

Los dos oiartzuarras se jugaron aquella Vuelta en la crono final, en Donostia. En la última etapa, a las puertas de casa y ante la mirada de su afición. A los dos les batió Agustín Tamames, el líder del Super Ser junto a Luis Ocaña. 14 y 33 segundos separaron a los oiartzuarras. "Abraham Olano decía el otro día que tendían a recortar los kilómetros contrarreloj. Por mí, las podían haber quitado entonces", bromea Lasa.

El exciclista y exdirector piensa que la Vuelta "puede estar decidida para cuando llegue aquí", donde aguarda "dos etapas que se pueden hacer duras", pero "no decisivas".

Como aficionado, alaba el regreso de la Vuelta porque, "aunque aquí veamos todos los años ciclismo de altura, una grande le da otro caché". Además, "todo el mundo parece que acoge la Vuelta con agrado, por lo que espero que discurra con normalidad, aunque es tan fácil hacer daño a este deporte...". "Para nosotros -recuerda su etapa ciclista-, llegar a casa era algo especial, y eso no cambia. La afición aquí entiende, anima y respeta a todos. Pero si tenemos un vasco peleando por el triunfo como puede ser Antón, sería fantástico".

Félix UGalde

"Son etapas para vivir ciclismo del bueno"

Menos como árbitro, Félix Ugalde ha mamado el ciclismo desde todos sus ámbitos. Pero el actual seleccionador estatal junior también fue niño. Y vibró con la Vuelta, al igual que hacía "con cualquier carrera". De la ronda estatal, se remonta a las ediciones en que moría en Donostia, donde veía el pelotón entre la muchedumbre que abarrotaba el velódromo, o cerca, "en la Cuesta del Órdago" -un viaducto que salvaba las vías del tren entre Anoeta y Loiola-.

El donostiarra subraya que "la Vuelta vuelve a presentar un recorrido muy majo. A diferencia de 2010, cuando la crono estuvo antes de la Bola del Mundo y fue la debacle de Purito, la única contrarreloj estará en la décima etapa, por lo que los escaladores tendrán margen de maniobra al final".

Y en ese ocaso, Euskadi será protagonista "con dos etapas para ver ciclismo del bueno. Al no haber un puerto como la Bola o el Mont Ventoux, el factor equipo puede tener mucho que decir entre pasada y pasada por Vivero (en Bilbao) o tras Urkiola camino de Vitoria. ¿Pero cuántos líderes llegarán a Urkiola con un compañero al lado?".

Ugalde entiende el regreso de la Vuelta a Euskadi como algo "normal. Oigo que es una decisión política, y claro que lo es, pero el hecho de que un concierto o una carrera de cadetes se incluyan en un programa de fiestas de un pueblo también depende de una decisión política".

Por ello, suspira por que "salga bien desde el punto de vista deportivo. Y si hay algún gesto o manifestación de otra índole, que sea con calma y sosiego, como hemos vivido otras protestas de agricultores o mineros, pero sin fastidiar un acontecimiento fantástico", que tendrá lugar los días 9 y 10 de septiembre.