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Tras los "petardazos" de Marino

Con motivo del 25º aniversario de su homenaje al primer vasco en el Tour de Francia, la sociedad Urkamendi reunió en Zizurkil a los ciclistas que hicieron y hacen vibrar a la afición euskaldun.

Tras los "petardazos" de Marino

"¿QUE si me acuerdo de Marino? ¡Era mi ídolo! Nunca he sido de ídolos ni de guardar cosas, pero aún conservo un póster de Marino, su visera y hasta un maillot del Alfa Lum", confiesa Iker Camaño (Santurtzi, 1979), que solo tenía 7 años cuando el Junco de Berriz fue 18º y mejor euskaldun en la ronda gala de 1986, lo que le permitió ser el primer homenajeado al calor de los fogones de Urkamendi. Con motivo de las 25 ediciones de este acto, la sociedad de Zizurkil reunió ayer a los primeros vascos de los últimos cinco lustros, salvo Miguel Indurain, Joseba Beloki y Joane Somarriba, que finalmente no pudieron acudir a una cita a la que no faltaron: Lejarreta, Abraham Olano, Txente García, Iker Camaño, Haimar Zubeldia, Mikel Astarloza, Juanma Garate -el más destacado de la pasada edición- y Eneritz Iturriaga.

Aquel Tour de 1986 lo venció Greg Lemond, quien doblegó a un Bernard Hinault que, a regañadientes y tras su pájara en Superbagnères, debió cumplir su promesa de ayudar a su compañero californiano. "Más que de un Tour en concreto -continúa Camaño-, me acuerdo de que Marino solía hacer las tres grandes. Y siempre las hacía bien". "Quizá hubiera sido mejor preparar una grande, porque nunca ganaba", responde Iñaki Sagastume. "¡Pero a ver cuántos la ganan!", apostilla Garate.

Garate y Camaño son, junto a Txente García, los únicos vascos distinguidos en Urkamendi sin haber peleado un puesto de honor: "Lo mío tiene más mérito, ya que ni siquiera llegué a París. Nos retiramos todos (en protesta por las actuaciones de los gendarmes en los hoteles de Festina, TVM, Big Mat...), y en ese momento (17ª etapa) yo era el mejor en la general (23º)".

Camaño también sacó rédito a una situación anómala, pues no es habitual que fallen los dos jefes de fila. "Se retiraron seguidos -Haimar en la 13ª etapa e Iban Mayo, en la 15ª-, y nos quedamos sin líderes". El día que se bajó Haimar, camino de Plateau de Beille, el santurtziarra finalizó 28º, "y ya me situé en esos puestos de la general", para acabar 26º.

El tafallés considera que la época de Marino "era diferente: era muy difícil que un ciclista de aquí destacara en el Tour. El problema es que luego llegó Indurain, y la afición se acostumbró a ganar". "Y después vinieron Olano y Beloki. Es más normal lo que tenemos ahora a que se sucedan aspirantes a ganar el Tour. Pero la sociedad actual solo valora a los ganadores", agrega Garate. "Aquí solo vale ser Nadal, Alonso o Gasol", lamenta Camaño. "Nadie es seguidor de Alguersuari, y seguro que es un gran piloto", sentencia Garate.

El pionero > Marino Lejarreta

"Solo ir al Tour era un logro"

Lejarreta, un icono de aquel pelotón pelotón que estrenó los pedales automáticos, las ruedas lenticulares y los cables del freno por dentro del manillar, coincide en que "ahora se exige el podio del Tour, pero en mi época el aficionado valoraba el mero hecho de ir al Tour. Terminarlo ya era un logro, porque había muchas caídas, pavés... En 1986, ni siquiera acabé entre los diez primeros. Había etapas en las que iba bien, pero al día siguiente pegaba un petardazo. No sé si por el calor, el ritmo o qué... Luego me fui conociendo más y mejoré y fui quinto (en 1989 y 1990). Pero antes di varios petardazos". Algunos los sufrió desde el coche Txomin Perurena, director en 1986 de aquel Seat Orbea -Marino, Mujika, Cabestany, Hermans, Nijboer, Sanchís...- con el que Peio se impuso en Evreux. El de Oiartzun aprecia que "el objetivo entonces era ganar una etapa", como la que aquel mismo 1986 selló Julián Gorospe en Saint Etienne.

De hecho, antes que Marino sólo seis euskaldunes habían alcanzado los Campos Elíseos entre los diez primeros. Jesús Loroño, quinto en 1957, fue el primero. Al de Larrabetzu le siguieron: Patxi Gabica (dos veces), Jose Antonio Momeñe, Gregorio San Miguel, Andrés Gandarias (2) y Paco Galdós (4). En cambio, tras la era Indurain, lo lograron Olano (3), Beloki (3), Igor González de Galdeano (2), Zubeldia (3), Iban Mayo y Astarloza.

De todos los premiados ayer, solo Lejarreta y Olano no siguen en activo. Ambos lucen un aspecto envidiable, al igual que Txomin o Xabier Usabiaga. Para que luego hablen de las facturas del ciclismo. El de Anoeta ultima el trazado de la Vuelta 2011, que se presenta en enero. La pasada edición fue preciosa. "Eso no depende de mí, sino de los ciclistas. Siempre ha sido así, antes y ahora", resume el de Anoeta, el hombre que "nos pone chinas en el camino", califica Garate. "Si yo dejara la bici, haría igual", bromea Txente, descendiente de aquellos petardazos de Marino.