Síguenos en redes sociales:

"Vine a echar una mano unos días, y han pasado treinta años"

Zumaia. Natural de Ortzaika, vecino de José Luis Korta y "de la cuadrilla de su hermano", Luxia ha hecho historia no sólo en Zumaia, que vivió una década prodigiosa en los 80 imbatidos en 1984, sino en el remo: treinta años en un mismo club, el de la Telmo Deun.

¿Es un agur o un hasta luego? (Sonríe) No sé... Hemos cumplido una faceta bastante larga, hace 30 años que estamos aquí, y ya es hora de descansar un poco. Nunca se puede decir que sea definitivo, pero al menos lo dejo un año. El año pasado ya les planteé que esto se acababa, porque no vivo del remo, tengo mi negocio, una tienda de comestibles y una carnicería, y compaginar las dos cosas se me hacía duro. En la tienda, exploto a la dependienta y la mujer, que tienen que estar cansadas de mí.

Uno no se imagina un Zumaia sin Luxia o sin Goiko... Desde que vine, he tenido a Goiko al lado. Tenemos una gran relación. Si lo dejo no es porque me lleve mal con nadie, y si soy válido les echaré una mano en lo que haga falta.

¿Está mentalmente cansado? No. Lo más duro que se me hacía los últimos años era el ir a buscar gente cada vez que empieza la temporada. Una vez en temporada es más llevadero. Este año se nos ha hecho duro porque pensábamos haber andado mejor y desde el principio nos vimos condenados al play-off. Debimos renunciar a algunas cosas por preparar el play-off, que nos salió bien.

Se va con el objetivo de la permanencia cumplido, que no es poco. El objetivo era seguir en la ACT, pero no pasando los apuros que hemos pasado, porque queríamos eludir el play-off. En las dos o tres primeras regatas se vio que era casi imposible.

No habrá sido fácil mantener la tensión sabiendo que les aguardaba el 'play-off' y que en cada regata serían el diez o el once en la clasificación. Eso ha sido lo más duro. Saber que estás condenado ahí y que por mucho que te esforzaras ibas a ganar un puesto. Al tener mucha gente joven, ha sido más fácil llevarlo. Desde el principio les planteamos cómo iban a ser las cosas, que el objetivo sería el play-off, y han respondido.

Habla de buscar remeros, pero Zumaia B ha cumplido con creces. Sí. Hemos tenido tres traineras en el agua, una de ellas de chicas. Es costoso y exige una gran infraestructura, pero si un club modesto debe hacer algo es cuidar la base intentando mantener los remeros. Lo peor es que haya clubes muy fuertes que trabajan muy poco con la cantera y que como vean que tienes algo decente están dispuestos a llevártelo.

¿Cómo se convive con eso? Es duro, más incluso que estar entrenando todos los días. Es duro llamar a un remero para empezar la temporada y que te responda que un club le ofrece tanto. Esto pasa desde que entró algo de dinero al remo. Algunos remeros vivirán mejor, pero a los clubes pequeños nos ha fastidiado.

Tras 30 años, se irá forrado... (Risas). Pues no. A Zumaia vine sin un duro, incluso pagando la gasolina para venir desde Orio. No vine para tantos años, pero me encontré un pueblo que me acogió bien, pronto acompañaron los resultados y al final monté un negocio y acabé aquí.

¿Cómo llegó a Zumaia? Yo había remado ocho años en Orio. En 1980 no hicimos un gran año, y en 1981 Orio no sacó trainera. Una persona de Zumaia me dijo si podía venir a echarles una mano. Vine para unos días, pero me encontré una gran cuadrilla, un buen ambiente... Casi sin darme cuenta me quedé en el club, y ya han pasado 30 años. Tenía 26 años y empecé a entrenar. Ni se me ocurrió seguir remando.

Su mano debió de hacerse notar... Nada más llegar empezaron a llegar banderas y durante ocho o nueve años se rondaron los primeros puestos. Pero eso es muy difícil de mantener. Hemos tenido años muy buenos y otros muy malos. Pero ahora yo prefiero recordar los buenos.

¿El pueblo no exige resultados? En Zumaia nunca he sentido presión y he tenido libertad. Si no, no habría aguantado treinta años. En un Orio sería imposible estar tanto. En los buenos años pensaba seguir porque las cosas iban bien, y en los malos no podía dejarles tirados, y así han pasado 30 años sin casi darme cuenta.

¿Como oriotarra, añora el espíritu de cómo se vive el remo en Orio? Sí y no. Me gusta cómo se vive el remo en Orio, pero al mismo tiempo no me gusta que la gente se meta tanto. Por suerte, eso ha ido cambiando: antes, si hacías segundo, no podías salir a la calle; ahora, en cambio, hasta te hacen recibimientos.

De ocho o diez años para aquí, el remo ha cambiado muchísimo. ¿Y desde hace treinta años? También, tanto en la faceta de entrenamientos, material y los propios chavales. Antes, si en una trainera no se cambiaban dos o tres chavales cada año, la trainera parecía vieja o estancada. Con 25-26 años, el remero era ya viejo; ahora hay muchos remeros de 30 años para arriba.

¿No llega gente joven? Cuesta. Antes salían muchos más jóvenes, y ahora no sé si les damos margen para que evolucionen, pero hay muchos clubes que trabajan poco con la gente joven porque quieren resultados inmediatos. Por eso se mantiene gente subidita de años y no dejamos evolucionar a los de 18-19 años. Hay traineras con medias de edad de 28, 29 ó 30 años. Zumaia tenía sobre 25, y era de las más jóvenes.

¿Cómo ha sabido adaptarse a los tiempos como entrenador? Me llaman entrenador o míster, pero yo no me considero entrenador. Lo que me han enseñado a mí en el remo, lo he ido poniendo en práctica, a la antigua usanza. Para la preparación física tenemos un entrenador, Joseba Sesma, que es quien más trabaja sobre todo en invierno. Yo me ocupo más del tema técnico, que ha cambiado mucho: las traineras, las medidas, los materiales. Ahora se rema diferente: antes se iba más a proa y ahora a popa. Siempre miras al de al lado para ver qué ha cambiado para correr más, pero creo que todos vamos a la misma escuela.

Supongo que antes sería más acertar con las medidas, y para adelante. Ahora alrededor tienen preparadores físicos, médicos, dietistas... Es así. Cuando llegué, en Zumaia no había médico. En el pueblo había un farmacéutico, Ignacio Otaño, que ya murió, al que a veces le decíamos que nos preparara vitaminas. Los entrenamientos los diseñaba en función de lo que había aprendido remando en Orio. Ahora todo eso ha evolucionado mucho, y gracias a ello sabemos si a un chaval le puedes meter series de diez, de veinte o de treinta. Antes no sabías cuándo tenías que dar descanso a uno y apretar a otro.

¿La mentalidad o el carácter de los remeros se mantiene en el tiempo? Más que la mentalidad, lo que ha cambiado es que los remeros ven algunas pesetas. Unos pocos clubes pueden tener unos remeros viviendo sólo del remo. Pero si un remero sólo se dedica al remo por dinero, corre el riesgo de quemarse pronto. Hay que remar más por los colores, aunque pocos clubes sienten eso.

Cuando ve remeros como Zulaika, Bereziartua o Iruretagoiena, que pasaron por Zumaia pero triunfan en otros clubes, ¿qué siente? Yo me alegro por ellos y de poder decir que fueron chavales que estuvieron conmigo y ahora son válidos para ganar banderas en otros clubes. Eso me enorgullece a mí y supongo que estarán agradecidos.

Si pudiera hacerlo, ¿en qué momento de su carrera detendría el tiempo? Lo que más recuerdo es cuando empecé a remar. Con 18 años corrí con Orio la primera Concha, y fuimos segundos. Nos ganó Lasarte-Michelin cuando ese año habíamos ganado casi todas las regatas. Ahora tenemos el sistema de cupos, pero antes los remeros debían pertenecer a una cuenca. Teníamos dos que no eran de la cuenca del Oria, uno de ellos Patxi Osa, padre de los ciclistas (Aitor y Unai), y no pudieron remar y perdimos. Me dio mucha pena. Los dos años siguientes ganamos La Concha. Para mí, ganar tan joven con remeros más mayores a los que veías como ídolos, fue muy importante. En Zumaia, empecé en 1981 y ese año perdimos La Concha por 4 ó 5 segundos (Kaiku les batió por tres), y después ganamos dos veces (1984 y 1987). Me quedo con esa época.

¿De qué siente mayor orgullo? De haber estado treinta años y que la gente del pueblo me siga apreciando. Me siento querido, y voy a tener muchos amigos tras el remo.

¿Se ha arrepentido de algo? Todos los años tienes algún momento en que te dices por qué cojones habré seguido, pero cuando acaba la temporada enseguida estás deseando que empiece la siguiente.

¿Cómo ve el remo en Zumaia? No muy bien. En la trainera habrá habido cuatro remeros del pueblo. El resto son de Azkoitia, Azpeitia, Deba, Itziar, incluso hubo de Matxinbenta en sus años buenos. Pero en Zumaia hay mucho deporte y el remo es de los últimos. El que no vale para otros deportes, igual te cae en el remo.

¿La plantilla está animada a seguir? Espero que sí. Tras la última regata, cuando me despedí de ellos, ya les dije que por los años que tenían y por la segunda trainera que viene empujando, si mantenían la cuadrilla podían dar un salto en 2011.

¿Mantendrán la cuadrilla? Ahora están en la fase en que han acabado cansados y no quieren oír hablar de remo. Pero en cuanto pasen diez días, ya ves gente que viene al club a correr o entrenar. Están acostumbrados a esa rutina, a juntarse a la misma hora, y creo que hasta la echarían en falta.

¿Cómo se le da ejercer de psicólogo? (Risas). ¿Como psicólogo? Con los años aprendes a conocer a la gente. Pero no soy muy hablador ni expresivo, y siempre tengo la sensación de que se me quedan cosas dentro.

Tiene mano dura... ¡Antes más! Con los años me he ablandado bastante (risas). Antes tenía mucha más fama de duro... Los remeros me llamaban Tejero y ahora me ven y me dicen que me he ablandado. Cuando vine a Zumaia con 26 años, había remeros mayores que yo, pero supe llevarlo bien. Ahora, hay gente mucho más joven, también está el hijo (Mikel), que ha tenido la misma disciplina que el resto, pero igual sí soy más blando.

¿El remero también es más blando? Hay gente muy sufrida, que aguanta todo lo que le eches, y otros que se quejan de todo. Eso depende de cada persona, siempre ha sido así. Lo que sí ha cambiado es que antes un remero de 19-20 años, que te venía de trabajar en el caserío, te llegaba físicamente mucho más hecho. Ahora hay que trabajar más el aspecto físico.

¿Qué le recomienda a Goiko? Nada, porque no sé quién vendrá y porque sabemos la política que Goiko quiere seguir llevando en el club. En pocos clubes de la ACT hay entrenando gente de la casa. El que venga, deberá trabajar con lo que hay y la cantera. No es fácil acertar.

¿Alguna vez han estado tentados de todo ese dinero que se les va en la cantera o las chicas, invertirlo en una única trainera como otros clubes? No. Nunca hemos tenido patrocinadores tan fuertes para ellos. Pero si llegara el caso, tampoco creo que lo hiciésemos. Con Altuna y Uria llevamos bastantes años, y esperamos que sigan así. Sabemos lo que es la crisis y el esfuerzo que están haciendo. No les hemos acompañado demasiado con los resultados, pero saben que es muy difícil estar ahí arriba y que hacemos todo lo que podemos.

¿El objetivo seguirá siendo la permanencia o serán más ambiciosos? Hay que tener los pies en el suelo y saber lo que tienes entre manos. Hay que tener ilusión, pero sólo con eso no vale. No puedes vender que vas a estar entre los cinco primeros, porque el varapalo será mayor. Para Zumaia, estar en la ACT ya es mucho, y ahí hay que seguir.