"Lo que más valoro es tranquilidad y tiempo para la familia, que es lo que no tengo ahora"
Orio. Aizperro, junto a su mujer, Eder Etxeberria, remera de Orio y médico deportivo, partió ayer por la mañana hacia Menorca, donde "desconectaremos una semana. Quiero pensar el futuro". A su vuelta, confirmará su nuevo club. Todo apunta a que será Portugalete, inmerso en un proceso electoral del que podría salir un proyecto más ambicioso.
¿Con qué sensaciones se levantó ayer lunes tras despedirse de Orio? Con sensación de resaca (risas). No, ya estamos más tranquilos. Queríamos haber acabado un poco mejor la liga, pero estamos satisfechos y contentos por lo que hemos hecho.
¿Se siente ya ex entrenador? Me harán falta unos días para ir asimilando. Pero tenía bastante claro que quería dejarlo, y estoy tranquilo. Creo que he hecho las cosas bien, y al siguiente que coja las riendas yo estaré dispuesto para echarle un cable. Yo he cumplido un ciclo, pero esto tira para adelante.
Tenía la idea muy madurada... Sí, bastante. Ya llevo cinco años, y ser entrenador del pueblo es una responsabilidad. Y las responsabilidades queman un poco.
Se va por la puerta grande... No sé si me voy por la puerta grande, pero sí creemos que hemos hecho un buen trabajo. El pueblo y el club están agradecidos. Yo también me he sentido muy querido, y mucho más no se puede pedir.
¿Su balance de la temporada? Muy bueno. Al principio de la temporada no esperábamos andar así. El objetivo era estar entre los cuatro o cinco primeros. Hemos sido segundos en la liga, ganado cuatro banderas, hecho un buen papel en La Concha... Mejor no se puede hacer.
Aunque hubo un momento en que parecía que 'aurten bai'... ¡Parecía! En la liga tuvimos cierto colchón a falta de siete u ocho regatas, pero Urdaibai vino poco a poco para arriba y ha acabado muy fuerte. Es un equipo que tenía muchas opciones, y se han llevado todo.
A toro pasado es fácil, pero ¿hipotecaron mucha liga por La Concha? No. Siempre intentamos empezar bien, porque creo que es muy importante. Quizás hemos acusado un poco el no hacer cambios, el ir todos los fines de semana a mantenerte en la liga, lo que se acusa porque la gente se castiga más. Pero Urdaibai también ha hecho pocos cambios, y no es excusa. Hemos hecho lo que hemos podido, y nos quedamos con eso.
¿Se arrepiente de algo? No. Para nada. Se han hecho las cosas bien, alguna se podrá mejorar, porque siempre te queda esa duda, pero arrepentirme, no.
¿Tiene la sensación de haberlo tenido todo cerca y dejarlo escapar? Ha sido así, pero está claro que Urdaibai estaba muy fuerte, este último fin de semana ha hecho dos grandes regatas, y se ha visto que al final era más que nosotros.
¿Con qué detalle se queda? Con el equipo humano. Ha sido un equipo muy unido que ha ido al 100%, y eso nos ha dado fuerza para estar ahí toda la liga.
La exigencia en el remo es cada año mayor y Orio es fiel a su apuesta por gente prácticamente del pueblo o muy cerca. ¿Hasta qué punto se puede aspirar a todo con esta idea? Si sigue el equipo, seguirá arriba. Es un equipo del pueblo, con ilusión, con hambre de remar, que es lo que hace falta y tienen los chavales.
Cuando veo la progresión de los más jóvenes, Iñigo Etxeberria, Josu Indo... (Interrumpe). Son gente que lo da todo por el equipo. Somos un equipo joven, con algunos veteranos, que ha logrado resultados gracias al equipo humano y la confianza entre todos.
Hace un año, una institución como Agustín Mujika, que se tomó un año sabático, me habló maravillas de 'Aizperro'. Todo eso queda atrás. Cuesta mucho, y más cuando son chavales que vas viendo venir desde juveniles, que van poco a poco para arriba, que llegan a senior y están ahí. Han trabajado mucho y se lo han ganado. Eso no es mérito del entrenador, sino de los chavales. Siempre digo que un entrenador no hace un remero, algo ayudará, pero el deportista se hace a sí mismo. Si uno vale, vale. Un entrenador no puede hacer de un burro un caballo de carreras.
'Aizperro' algo habrá aportado. Yo siempre he apostado por los chavales y he dado oportunidades. El año pasado tuvimos seis o siete bajas importantes, y, con los chavales y la gente que vino, empezamos una nueva etapa que ha salido bien.
¿Y ahora, qué? (Risas). En un par de horas me voy siete días a desconectar, y a la vuelta decidiré. Por ahora no tengo nada atado, pero es muy posible que vaya a otra liga más abajo y ande más tranquilo. Todo el mundo dice que si Portu, Portu, pero no hay nada atado. A la vuelta ya te contaré.
Por ahí van los tiros, ¿no? (Risas). ¿Mentalmente está saturado? No. Estuve peor cuando decidía qué hacer. Pero desde que lo supe, estoy más tranquilo. Además, la campaña ha acabado, y no nos ha ido mal.
¿Cómo toma el pueblo su marcha? Creo que bien. A algunos les da pena, es normal, porque el roce hace el cariño, pero creo que me entienden.
¿Qué busca en su nuevo destino? Un poco de tranquilidad y más tiempo para mi familia, que es lo que no tengo ahora. Salgo de casa a las siete y media de la mañana y vuelvo a las once de la noche. Llevo muchos años así, pero ahora tenemos familia y quiero disfrutar de ella también.
Con lo cual, deduzco que no vivirá en Orio, sino allá donde entrene... No hay nada decidido, pero es muy probable que me vaya fuera.
¿Tanto quema el banquillo de Orio para un oriotarra? No es la presión, pero el cambio de entrenador incluso viene bien. Los chavales se acostumbran a un entrenador, saben por dónde cojeas, y alguno se puede relajar, algo que no ha sucedido en Orio, pero creo que es conveniente cambiar de entrenador cada equis tiempo para que la gente se quede con lo mejor de cada uno.
Pero no se va por el bien del club; la cuadrilla estaba con su técnico... La cuadrilla estaba conmigo y lo agradezco mucho. Entienden mi situación, y lo único que puedo decirles es que sigan juntos y tiren para adelante. El club no ha decidido quién será el entrenador, pero espero que todos sigan a muerte con él como ha pasado conmigo.
Cuando salieron de Orio para entrenar otros bloques, Mikel Orbañanos, Patxi Francés o Ibon Gaztañazpi se pudieron llevar con ellos algún remero amarillo. ¿Será su caso? En principio, no. Si alguno quiere venir, no le diré que no venga. Pero no es ésa mi intención.
Aclaremos: va a seguir de amarillo. (Risas). ¡Todos los periodistas sois iguales! (más risas).
¿Su relevo en Orio está en casa? Yo creo que sí, pero no voy a entrar ahí. Debe ser el club el que decida. Yo les di el nombre de una posibilidad, un chaval que veía que podía coger las riendas, pero no sé qué harán.
¿Se ve con cuerda y motivación para seguir remando? ¡Ufff! Para remar no sé. Eso lo veré año a año, pero voy notando los años, que me cuesta más recuperar... Llevo ya muchas batallas y no creo que reme muchos años más. El año que viene, si voy a algún sitio, remaré otro año para coger las sensaciones de un bote que será de otro nivel, pero no me veo mucho años más remando. Un deportista debe saber cuándo debe retirarse. Prefiero hacerlo estando bien que gastado. Si no trabajase, podría remar tres, cuatro o quizá cinco años, pero eso quema mucho. Y eso se paga.
Allá donde vaya, ¿qué le motivará? ¿Arrancar con un proyecto, ambicionar un ascenso? ¿El qué? Lo que más he valorado, sinceramente, es tener tiempo para mí y para la familia.
Dejaría su actual trabajo... Sí. Por un tiempo, sí. Trabajo en la construcción, en una empresa de albañilería, y en ese caso tendría que dejarlo. Necesito desconectar unos días, porque no me quiero precipitar. Si no es en un sitio, estaré en otro.
¿Se ve regresando algún día a Orio? Nunca se sabe. Espero seguir teniendo buena relación. Soy de Orio y acabaré viviendo en Orio. Si me piden echar una mano, la echaré. Seguro.
¿Cuál es su mejor momento en Orio? Muchos, porque son muchos años. Ha habido años muy buenos, y otros muy duros. Por decirte uno, igual el año 2007, que fue muy bonito y ganamos la Bandera de La Concha.
¿Y el peor instante? No he tenido peores momentos. El año pasado no acompañaron mucho los resultados, pero no fue malo. Acabamos entre los cuatro primeros y ganamos una bandera. Quizá ha sido el año en el que veía que había equipo, que había fuerza, pero no anduvimos tan finos como este año.
¿Era mejor equipo que el de 2010? Similar, quizá con algo más de fuerza, pero no acabamos de afinar.
Su mujer, Eder, es sobrina de José Luis Korta, ¿cuántas veces le preguntan por él? ¡Ufff, un montón! Y desde el domingo de La Concha, más (risas).
¿Le satura la pregunta? No. Ya se ha tranquilizado la cosa. En el momento sí nos impresionaron sus declaraciones. No me esperaba que dijera eso, pero también sé que no es buen perdedor.
¿Ha hablado con él? No. Estuve un poco el domingo en Portugalete antes de la regata, pero le llamaré durante las vacaciones. Tengo una buena relación con él, cada uno va por su lado, pero nos llamamos de vez en cuando.
Korta lleva una vida en el remo. ¿Esa tranquilidad que pretende, la buscará algún día en la ACT? Quizá sí, pero como remero no creo que vuelva a la ACT. Estar en un bote que compite todos los fines de semana, castiga mucho. Durante unos años lo llevas bien, pero se paga. Hay personas que remaron muchos años y les veo ahora, y algunos están fastidiados. Esto no es bueno para el cuerpo. Yo ya lo noto: la espalda, rodillas, muñecas... Si fuera un deporte que puedes vivir de ello, me sacrificaría unos años más, pero no es el caso del remo. Es un deporte que mientras remas igual puedes vivir de ello, pero no es como el fútbol o el ciclismo, que si eres puntero puedes vivir de ello cuando lo dejas. Eso no creo que exista nunca en el remo.
Y menos, hoy en día, en Orio. Nunca se sabe. Orio es un club grande, histórico, y pienso que con el tiempo se pondrá a la altura.
Cuando no le han acompañado los resultados, ¿le ha costado salir por Orio a tomarse un zurito? Para nada. Hace unos años sí podía ser más difícil. Ahora, no. El pueblo tiene asimilado que ganar es muy difícil, cada vez más. Sabe que hay clubes que hacen selecciones, y contra ellos es muy difícil pelear. En el pueblo, cuando hemos hecho una mala regata y sales a dar una vuelta, lo único que hacen es animar.