CUando era un chaval, Mikel Garmendia y su padre solían asistir admirados al triatlón de Donostia, fascinados por el esfuerzo de los participantes. Mikel recuerda que los triatletas siempre le habían parecido "súper héroes, gente súper dotada físicamente. Era una disciplina absolutamente espectacular y que exigía un derroche físico tremendo". A los veinte años, este donostiarra afincado en Errenteria fue víctima de un accidente de tráfico que le cercenó la pierna izquierda por debajo de su rodilla. "Una vez, después del accidente, medio en broma y medio en serio, le dije a mi padre que alguna vez podría hacer un triatlón, aunque yo realmente pensaba que sería bastante difícil. Siempre te haces promesas, y ésa fue algo que nos marcamos como un desafío personal. Luego, él falleció al poco tiempo". Ahora Mikel tiene 37 años. Después de dos intentos abortados por el dolor, hace apenas doce meses, por fin, pudo completar su primer triatlón y convertirse así en uno de los "súper héroes" a los que admiraba. "Este deporte me ha entrado en vena de una forma increíble, es súper adictivo. Estoy absolutamente enamorado de él, y, de hecho, mi chica Alicia está casi celosa". A lo largo de este año, Mikel ya ha sido campeón de Europa y subcampeón del mundo de duatlón adaptado. El deportista guipuzcoano sueña con llegar a participar en los Juegos Paralímpicos de 2016, pero, de momento, hoy competirá en el Mundial de Paratriatlón que se disputa en Budapest. Al terminar la prueba, como siempre que finaliza una carrera, tendrá un recuerdo para su padre. "Cada vez que cruzo la meta me acuerdo de mi aita. Miro para arriba, señalo hacia el cielo, y me toco el pecho, porque mi padre era un referente muy especial para mí, le echo de menos, y él es quien me empuja un poco". Es la promesa cumplida de un súper héroe.

Un apasionado del deporte

Esquí, baloncesto y triatlón

Antes de su amputación, Mikel practicaba "mogollón de deportes, como hockey hielo, pelota, ciclismo, fútbol, baloncesto?". Hace 17 años, sin embargo, pensó que no podría volver a correr. "Tuve un accidente allá por el 93. Iba de paquete en una moto y nos paramos en un semáforo en rojo. Vino un coche por detrás, debió de salir de alguna sidrería, no nos vio, y yo paré todo el golpe con la pierna izquierda. La pierna quedó destrozada. Fue un palo terrible. Tenía 20 años y se me cayó el mundo encima, pensé que mi vida se había acabado. Poco a poco fui conociendo gente, y mediante Kemen me introduje en el deporte discapacitado. Empecé por el esquí. Pensaba que sería imposible, pero conseguí esquiar enseguida y empecé a competir. Llegué a ser campeón de España y estuve preseleccionado para ir a los Juegos Paralímpicos de Salt Lake City, pero me lesioné y se me quedó el gozo en un pozo. Luego me metí en el baloncesto en silla de ruedas, y ahora juego en el Bera Bera, pero el año que vienen no sé qué haré, porque el triatlón es muy sacrificado".

Al igual que su padre, el conocido actor Mikel Garmendia, el paratriatleta donostiarra también se dedica a la interpretación, y trabaja como actor de doblaje: "Lo compagino bien, porque a las tardes suelo estar libre y las dedico a entrenar".

El impulso definitivo que le animó a intentar disputar un paratriatlón llegó de la Federación Española: "Hace año y pico me enviaron un e-mail diciendo que querían potenciar el paratriatlón, que podía ser deporte de exhibición en Londres 2012. Ahora creemos que será directamente olímpico en 2016, pero entonces yo me dije ésta es la mía. Al ser un deporte tan duro, iban a empezar con la distancia sprint, y yo estaba preparando la olímpica".

Antes de tener éxito, sin embargo, Mikel realizó "otros dos intentos. El primero lo dejé a la semana porque acababa con el muñón destrozado y ni siquiera podía ponerme las prótesis para ir a trabajar. Cogí las patas de correr y la de la bici y las metí en el armario. Al tiempo, me dije que tenía que intentar que la piel se curtiera, aunque fuera pasándolo mal, pero me pasó lo mismo. Cuando hice el tercer intento, hace año y poco, yo ya andaba en bicicleta y nadaba con regularidad. Sólo me faltaba correr bien. Le di el coñazo al ortopédico hasta acertar con la prótesis y ahora prácticamente no sufro".

Las características de la amputación de Mikel le dificultaron aún más las cosas, ya que "cada muñón es un mundo". Tuvo que viajar hasta la localidad francesa de Grenoble para encontrar una pieza adecuada: "En Francia están a años luz de aquí. Las dos prótesis me las ha patrocinado mi ortopedia, Chabloz, y por lo menos no me cuestan nada". Cuando acabe la temporada, Mikel se someterá a una novedosa operación para fortalecer su muñón y "minimizar el problema de las heridas".

Para competir, el donostiarra debe llevar la prótesis de correr o la de bicicleta, de fibra de carbono, "una media de silicona que va directa al muñón y una funda de neopreno que hace succión para no perder aire. La ballesta es estándar y sólo varía el grosor según el peso del atleta y la altura del muñón".

Un año de títulos

Campeón de Europa

El pasado mes de septiembre, Mikel disputó su primer triatlón. Fue llegar y besar el santo. "Fui al Campeonato de España y vi que sólo había tres participantes de mi categoría, y todos estábamos más o menos empezando. Cuál fue mi sorpresa que gané. Ahí vi que si le daba caña a correr tenía opciones de participar internacionalmente".

Para potenciar el paratriatlón, las pruebas internacionales se disputan en el mismo circuito que las competiciones de elite: "Aprovechamos toda la organización y mola, porque compites en el mismo circuito que Gómez Noya y los buenos". Lo malo es que "como son tantos viajes, me está tocando palmar pasta. Yo no quiero ganar dinero, pero tampoco perderlo".

El Comité Olímpico no patrocina el paratriatlón porque aún no forma parte del programa de los Juegos, y las únicas ayudas de Mikel provienen de su ortopédico y de la Diputación de Gipuzkoa. "Me gustaría tener más spónsors. Estoy viajando por todo el mundo en el mismo escaparate que los válidos, y creo que es un producto muy vendible, porque la gente nos mira. Hacemos, por lo menos, el mismo esfuerzo que un válido, y me da pena que no tenga más repercusión".

La semana pasada, Mikel fue segundo en el Campeonato del Mundo de Paraduatlón en Edimburgo, en un circuito de 5,7 kilómetros a pie, un exigente trazado en bicicleta de 23 kilómetros y otros tres kilómetros a pie: "Si quedaba quinto me daba con un canto en los dientes, así que todavía estoy en una nube. Lo que ocurre es que la delegación española me dijo que seguramente yo sería el campeón, porque el primero había ido a rueda y eso está prohibido. Al final, le dieron la razón al primero, y pasé por unas curvas emocionales que no debía haber pasado".

El donostiarra disputará hoy su primer Mundial de Paratriatlón en Budapest: "Hay gente de la que no tengo referencias, pero mi idea es estar en el Top Ten, porque la prueba de Edimburgo me ha pasado bastante factura".

Juegos paralímpicos

El horizonte de 2016

Posiblemente, el triatlón tenga que esperar hasta 2016 para entrar en los Juegos Paralímpicos. Mikel, aún así, no arroja la toalla: "El sueño de cualquier atleta y paratleta es competir en los Juegos. No sé si llegaré al ciclo de 2016, porque me cogerá con 42 años. El subcampeón del mundo del año pasado tenía 42 años, y el campeón, 37. Tengo esa referencia y con trabajo y con la evolución que estoy teniendo, me motiva a darle caña. Yo supongo que sí llegaré".

Mikel, que es el único guipuzcoano que practica triatlón en su categoría, desearía dedicarse "de lleno" a este deporte: "Al llevar sólo un año, creo que tengo un margen de mejora terrible en las tres disciplinas. Estoy consiguiendo más de lo que pensaba, aunque es verdad que esperaba encontrarme a más gente. Tengo un preparamiento específico que ha diseñado Iñaki Beraza. Estoy dentro del Atlético San Sebastián y, tengo la ayuda de Jon Marquet. Hasta ahora no he entrenado con la gente del Atlético porque no quería ser un lastre, pero para el año que viene quiero dar un salto más fuerte y prepararme de manera más profesional. Me gustaría coger un entrenador personal. Tengo 37 años, mi vida deportiva es corta y quiero sacar chispa a los cuatro o cinco años que creo que puedo estar al máximo nivel".

Mikel también quiere seguir teniendo tiempo para animar a personas en su misma situación: "Algunas asociaciones me tienen como ejemplo de superación, entre comillas. Cuando en la residencia entra un caso parecido, me gusta hacer visitas y animar, y que vean que lo que ellos piensan en ese momento no tiene nada que ver con lo que puede ser tu vida después".