LÍBANO: Vroman (22), Fahed (7), Rustom (7), Freije, El Khatib (10) -cinco inicial-, Abd El Nour, Mahmoud (5), Stephane, Kanaan (3), Fakhreddine (3) y Reda.
ESPAÑA: Rudy (7), Rubio, Navarro (5), Garbajosa (7), Gasol (25) -cinco inicial-, Reyes (8), López, Vázquez (15), Llull (6), Mumbrú (9), Claver (6) y San Emeterio (3).
Parciales: 22-21, 32-43 (descanso), 47-72, 57-91.
Árbitros: Lamonica, Dozai y Aravesian. Eliminaron a Kanaan.
Incidencias: 3.200 espectadores en el Halkapinar Arena de Esmirna.
Donostia. Marc Gasol abrió el botiquín y puso tiritas en las heridas de España, que selló su clasificación para los octavos de final con una victoria amplia ante Líbano, como no podía ser de otra manera. El pívot de los Memphis Grizzlies recibió ayer todos los balones del mundo ante un rival sin más juego interior que su ex compañero en el Akasvayu Girona Jackson Vroman. El libanés nacido en California cerró el primer cuarto con 12 puntos y 6 rebotes, 4 en ataque, allí donde le sigue doliendo al equipo de Sergio Scariolo. Los árabes se llevaron ese parcial pero, mediado el segundo, el ínclito Luigi Lamonica se encargó de sacar del partido a Vroman, con una técnica que era su cuarta falta, y Gasol encontró vía libre para lucirse.
A hombros del de Sant Boi, España rompió el duelo en el tercer cuarto después de mostrar hasta el descanso una cara triste. Un pasajero malestar de Rudy permitió a Mumbrú jugar unos buenos minutos, ayudando en el rebote para lanzar contraataques que acabaron con la resistencia de un Líbano tocado físicamente. Y es que no debe ser fácil jugar cinco partidos en seis días mientras se cumplen estrictamente los preceptos del Ramadán. El sex-symbol El Khatib y Freije, dos de los tres buenos jugadores libaneses, estuvieron ausentes y así su selección no podía aspirar a la sorpresa, por más que enfrente asomaran debilidades que parecen ya estructurales.
La selección española firmó un parcial demoledor de 7-25 y fue ganando confianza a golpe de carrera. Los jugadores pudieron gustarse un rato y Scariolo, dar minutos de rodaje y confianza a su banquillo a costa de seguir marcando las jerarquías. El último cuarto fue plácido, pero las dudas -el papel de Ricky y Fran Vázquez, los errores de concentración y el rebote- siguen instaladas en un grupo de jugadores que quizás mejore en las eliminatorias a cara o cruz. Canadá, ya sin opciones, será una etapa de trámite. Mientras tanto, entre quienes siguen a España en Esmirna ya se escuchan dos palabras: autogestión y catarsis. Nada nuevo. Lo de ayer fue una cura de urgencia. El tratamiento no ha acabado.