Donostia. Es muy probable que el Tour de Francia desnude las limitaciones de su maquinaria muscular, otra invencible bajo el sol francés, y ahora erosionada por los efectos de sus tres campañas largas fuera del ciclismo y sus ya casi 39 años. Entonces, cuando muy posiblemente no enarbole las barras y las estrellas en los Campos Elíseos, sus detractores, que son muchos, hablarán de fracaso, como lo hicieron el pasado año cuando Lance Armstrong sólo -¿sólo?- fue tercero en la Grande Boucle. Esos mismos críticos vociferarán que el norteamericano no es el que era, lo cual es cierto -¿cuántos ciclistas en la historia alcanzaron su nivel? ¿Merckx?, el belga fue mejor, vale; ¿Hinault?, bueno; y poquitos más-, pero es justo admitir su mérito.
El tejano, sin brillar ayer, sin despejar siquiera las dudas que despierta en las contrarrelojes, finalizó segundo en la Vuelta a Suiza, a 12 segundos de un sorprendente Frank Schleck, que clavó el tiempo de un gran Jonathan Castroviejo. En cambio, Robert Gesink, que hace un año por estas fechas fue 13º en la crono de 42,4 kilómetros del Dauphiné Libéré a 1:43 de Bert Grabsch y a 0:55 de Contador, en los 26,9 de ayer en Liestal se dejó 2:19 sobre Tony Martin, vencedor de la etapa por delante de Fabian Cancellara y de David Zabriskie. A partir de ahí, el resto cedió bastante más de un segundo por kilómetro respecto al alemán.
"I"m ready for the TdF" -Estoy preparado para el Tour-, escribió en su twitter Armstrong tras ser quinto en la etapa reina de la ronda suiza. Habrá que creerle, pero ayer, con su irregular actuación, volvió a mostrar que sigue sin tomar el pulso a las contrarrelojes. No es propio de un especialista que en el kilómetro 11,4, tras el tramo ascendente, pierda 51 segundos con Martin y 16 con Schleck, y en los 15,5 kilómetros posteriores, descendentes y revirados, donde las curvas y el asfalto mojado por la llovizna no permitían exprimir el 55x11, remonte casi quince puestos, ceda otros 18 segundos con Martin y sólo 8 con Cancellara, y aventaje a Schleck en 21. O se atragantó en las rampas iniciales, o pecó de conservadurismo ante una posible falta de fe. Pero, en la meta sólo cedió 21 segundos a Larsson y Leipheimer, cuarto y quinto clasificados.
Como en los viejos tiempos Por eso, la pregunta es: ¿cuál es tu valor real, Lance? Cuando empezó a coleccionar triunfos en el Tour, ganó antes la Vuelta a Suiza (2001) o el Dauphiné (2002 y 2003), en el que fue tercero en 2000 tras Hamilton y Zubeldia. Después, nunca más subió al podio en su último test previo a la ronda gala. Se podría concluir que en Suiza se ha mostrado mejor que en 2004 y 2005, pero más vulnerable contra el crono. Contador, segundo en el Dauphiné, da más garantías que el viejo Lance, mientras los Menchov, Andy Schleck, Kreuziger, Samu y compañía juegan al escondite.