Donostia. Sobre el muro de Huy, triunfante, Cadel Evans, campeón del mundo, un ciclista elegante sobre la bicicleta, más pragmático que delicioso, más corajudo que táctico, muestra lo que ha aprendido a palos, las derrotas: "He sido segundo, quinto, noveno... todas las posiciones posibles en esta carrera, pero nunca primero. Fue por la táctica, errónea. Hoy -por ayer-, no". Ha pagado el australiano con años de frustración sobre la empalizada que decide la Flecha Valona -que es a la Lieja-Bastogne-Lieja lo que la Dauphiné Liberé al Tour, su antesala- su tardanza en digerir al fin la regla básica que despeja la vía hacia la cumbre de Huy. "Esperé a los últimos 100 metros. Es la forma de ganar aquí".
Impartió la teoría Evans para los que quisiesen escuchar, para, por ejemplo, dos escaladores tan geniales, como Igor Anton y Alberto Contador. Dos ciclistas bisoños, casi inauditos en el paisaje de las grandes clásicas. Dos entusiastas que en la base del muro, tras 197 kilómetros de paliza por la Ardenas, aguantando la testarudez bella de Kolobnev y complacidos por el sentido gremial con la que pedalean los Schleck -Andy, el menor, el gran rival de Contador, catapultó a Frank, que pedaleó en solitario con Kreuziger hasta que entre Astana y Caisse d"Epargne les tumbaron casi al pie de Huy, poco antes que al ruso del Katusha-, desconocían el rollo de la estrategia de la que hablaba después, liberado al fin con una clásica belga en su palmarés, el australiano. "Esto es una cuesta, ésta mi bicicleta, éstas mis piernas", debieron de simplificar la trama el vizcaino y el madrileño, que partieron como misiles, por ese orden, a 700 metros de meta, pasaron por encima de Klöden, que había atacado momentos antes, y se adentraron en el tramo más duro del muro, rampas del 20%, donde sufrió Contador, que perdió un instante la rueda del grimpeur de Euskaltel-Euskadi, donde subsistían aún, a unos metros, Evans y Joaquim Rodríguez, donde entraban a una distancia irrecuperable, los demás, Gilbert, Valverde, Cunego, Horner...
"Alberto sufría, ya lo sé, pero es que luego el tío siempre se rehace", dijo Anton, que pasó de soñar con ganar a suspirar con ser segundo al verse superado por el madrileño. Faltaban entonces 200 metros. El espectáculo era colosal. Contador volaba como un ciclón hacia otra gesta, otra muesca en la leyenda, la de un chico que colecciona récords, un ciclista de aliento largo cuya mayor virtud es su extraordinaria recuperación, que se planta al pie del muro de Huy y pone en entredicho las leyes de la asimilación pausada de las clásicas. Hasta los últimos 150 metros, donde a Anton, soberbio, se le empezó a montar la musculatura, bajó su producción de vatios, "no era capaz de aguantar el ritmo del inicio" y Contador empezó a quedarse sin aire. Surgió entonces Evans, con Purito colgado de su dorsal. A 100 metros, la vía despejada, abierta por dos ciclista tan geniales, tan bisoños ayer.
FLECHA VALONA
Charleroi-Huy, 198 kms.
1. Cadel Evans (BMC)4h39:24
2. Joaquim Rodríguez (Katusha)m.t.
3. Alberto Contador (Astana)m.t.
4. Igor Anton (Euskaltel-Euskadi)a 6""
5. Damiano Cunego (Lampre-Farnese Vini) a 9""
6. Philippe Gilbert (Omega Pharma-Lotto) a 11""
7. Christopher Horner (Team RadioShack)m.t.
8. Alejandro Valverde (Caisse d"Epargne)m.t.
9. Andy Schleck (Team Saxo Bank)m.t.
10. Ryder Hesjedal (Garmin-Transitions)m.t.
25. Haimar Zubeldia (RadioShack)a 27""