Expresan con hechos su filosofía. Para uno de los grandes nombres del vino de Rioja, Barón de Ley, la fe en el viñedo propio es uno de los pilares de su modo de hacer. Quizá, por eso, los racimos que maduran en las 600 hectáreas de vides de la firma se prensan y trasiegan a barricas en el corazón de un monasterio del siglo XVI. Añaden a la fé en el viñedo propio, la obsesión por la relación calidad-precio y la apuesta por la innovación continua.

"Viñedo, eso es lo primero que significa el concepto de chateau francés, que es el que nosotros seguimos", recalca el gerente de bodegas Barón de Ley, Pablo Tascón. Y se explica: "normalmente, en Rioja las bodegas adquieren la uva a agricultores o, incluso, a menudo hasta grandes marcas, compran el vino ya elaborado; Barón de Ley nace con la idea de elaborar el vino de nuestros propios viñedos". Y aquellos racimos que no recibieron el sol en terrenos de la propiedad, lo hicieron en los que rodean la bodega. Ese es el concepto de chateau francés. Ese es el eje sobre el que se levantó la bodega y todavía se trata de un pilar fundamental para Barón de Ley.

Actualmente, las escrituras guardadas con cariño en el monasterio certifican el dominio sobre seis millones de metros cuadrados de viñedo propio. "Algunos en diversas zonas", matiza el gerente. "En los últimos años hemos ido plantando y adquiriendo nuevas fincas en distintas zonas de Rioja. Pero todavía el núcleo principal continúa en los alrededores de la bodega". Así, a la matriz de la Finca del Monasterio, perfumada de Tempranillo y Graciano, se suman Fincas de Mendavia, con su punta de Maturana; Finca Los Almendros, con Garnacha tinta, Graciano, Maturana tinta, Garnacha blanca, Sauvignon blanc; Finca Carbonera, que aporta Tempranillo, Verdejo, Sauvignon blanc, Chardonnay; Fincas Cenicero, con sus cepas de Viura; o Fincas Arenzana.

Vinos diversos para circunstancias diversas

El concepto de viñedo propio, combinado con la diversidad de varietales, permite a Tascón recomendar vinos muy distintos para circunstancias diversas. "Para una cena romántica creo que lo más adecuado es un 'Barón de Ley Tres Viñas'; un blanco reserva elaborado con tres variedades distintas: Viura, Malvasía y Garnacha Blanca. Es una maravilla enológica que sorprende y ,como una cena romántica hay que sorprender, me parece el vino perfecto".

Si la de 'Tres Viñas' es la botella ideal para sorprender, otra es la adecuada para triunfar con un grupo. "Para una comida entre amigos, claramente un 'Martin Zurbano'. Cuando se reúne un grupo de amigos, siempre coinciden gustos diferentes; hay gente a la que le gusta más una tipología de vino, a otros, otra.Martín Zurbano tiene un estilo que va a dejar a todos encantados". Esa es la apuesta segura del gerente de Barón de Ley.

Es el vino, no la etiqueta

Barón de Ley produce aproximadamente cinco millones de botellas al año. "La nuestra es una marca que históricamente ha estado muy posicionada en el segmento de Reservas y Grandes Reservas", revela Fernando Vega, director de márketing de la bodega. En torno al 70% del vino que Barón de Ley coloca en los estantes de las enotecas luce el sello que los distingue como Reserva. "Producimos unos 3,5 millones de botellas de Reserva al año", concreta Vega.

Por eso, al tratarse de una marca elaboradora principalmente de caldos de larga crianza, se han orientado hacia la exportación. "Ese tipo de vinos gozan de una gran acogida fuera de España. Aquí también tiene su segmento de mercado pero no es la categoría más conocida de Rioja", expone el experto en mercadotecnia. Añade que se trata de un enfoque vinculado a la génesis de Barón de Ley. "Desde que se fundó la bodega en el año 1985, tanto la construcción enológica tipo chateaux francés, rodeada de viñedos, como la comercialización, se enfocaron a la exportación. Ahora prácticamente todas las bodegas de Rioja exportan, pero en los años 80 no resultaba tan habitual. Además, en los años 80 y 90 del siglo se articula una gran red de distribución y eso nos ha contribuido a que alcancemos el éxito".

Pero la marca no confía su prevalencia en las mesas y copas de los amantes del buen vino a esa eficaz red de distribución. En lo que confía, sobre todo, es en las cualidades de sus caldos. "Somos una marca que, una vez que se toma el vino, lo habitual es repetir", recalca Fernando Vega. El responsable de marketing no duda. Otros factores quizá influyan. Pero es el vino. "Debido a mi función en la bodega siempre me preguntan por la importancia del packaging y las etiquetas: ¿cómo te ayuda a vender un vino la etiqueta? La etiqueta puede facilitar vender la primera botella, pero si el vino no te ha gustado, por muy bonita que sea la etiqueta, por muy elegante que sea el diseño, nadie repite", manifiesta Vega.

El éxito se consigue con regularidad de producto, mucha consistencia y ofreciendo una gran relación calidad-precio. Esa es la máxima de bodegas Barón de Ley. Buen vino, bueno año tras año, y con una alta calidad accesible a todos los bolsillos. Se dice fácil. El enólogo de la casa, Pablo Tascón, detallará más adelante los trabajos que cuesta.

Martín Zurbano, la historia de Barón de Ley

De momento, Fernando Vega, coincide con el gerente, Alex Tomé, en su recomendación. "Un 'Martín Zurbano' es perfecto para personas jóvenes; un vino muy fácil de beber, agradable, muy para todos los gustos. En cambio, quienes deseen profundizar en el conocimiento del mundo del vino, quienes ya han probado distintos vinos y tienen unos gustos definidos, buscaría un vino que se adapte a su interés".

Vega encuentra paralelismo entre el universo del vino y el de otra tentación de las alacenas igual de placentera: el chocolate. "Cuando empiezas de pequeño aprecias el chocolate con leche o preparaciones mucho más fáciles en boca; vas educando el paladar; y, a medida que creces buscas porcentajes de cacao más elevados".

Con el vino sucede algo similar, según el director de márketing de Barón del Ley. "Lo habitual es que empieces por vinos más fáciles de beber, pero que, a medida que vas educando al paladar, el propio paladar te pida vinos más profundos, más interesantes", advierte. Y eso no implica que 'Martín Zurbano' carezca de interés, sino que interesa nada más descorcharse la botella.

Además, el "Martín Zurbano' posee otro valor añadido. "A través de él, tratamos de transmitir una historia real que tuvo lugar entre estos muros, donde ahora mismo nos encontramos", explica Vega.

Martín Zurbano fue un héroe del romanticismo español con múltiples facetas. Durante su vida de leyenda, marcada por la defensa de sus ideales, fue labrador, guerrillero, contrabandista y teniente general. En 1839, como pago a sus servicios prestados durante las guerras carlistas, la Reina Isabel II le entregó la Finca en la que hoy se erige el Monasterio de Barón de Ley y durante los años en los que residió en ella, la convirtió en una gran explotación agrícola con varias hectáreas de viñedo. Defensor de la libertad, romántico, aventurero y valiente, este riojano ha inspirado a Barón de Ley en la elaboración del primer Crianza de la bodega.

"Vivió en esta casa", afirma un Vega que reconoce que "el mundo del vino, además del propio líquido, pide que se transmita la historia de un viñedo, de una finca. Con el 'Martin Zurbano' estamos transmitiendo la historia de nuestra bodega, la historia del monasterio que la alberga".