Elene Uribarri (22 años, Galdakao) no tiene uno ni dos, sino tres proyectos musicales. Akëer es la banda que lidera (canta y toca la guitarra) desde hace unos años, aunque no fue hasta finales de 2024 que sacaron su primer single, Bazoaz, distribuido por el sello Ático Stereo de Bizkaia. Con influencias dispares del rock alternativo de los 90 y 2000 (American Football, Neutral Milk Hotel, Los Planetas), cada vez es más habitual ver a Akëer en la programación musical de gaztetxes o festivales pequeñitos.

 Con su carrera en solitario como Elene, parece que intenta emular al malogrado cantautor indie Elliot Smith cantando en euskera, aunque no se cierra a explorar otros géneros. Por último, reconoce en esta entrevista que Funeral de caballo es un pequeño pasatiempo entre amigos. Inquieta y con talento, la cantante y estudiante de Bellas Artes tiene además un discurso político bastante bien armado y consecuente con sus ideas anticapitalistas.  

¿Tres grupos no son multitud? ¿Cómo se las apaña?

-Podría parecer que son muchos, pero realmente solo el grupo Akëer es muy activo y solo a veces, va por temporadas, como estas últimas semanas que hemos tenido varios conciertos como por ejemplo en Lemoa, Gasteiz, Zugarramurdi o Donostia. Nos consideramos un grupo que disfrutamos mucho tocando, pero que si en algún mes no nos surge ningún concierto, no nos molesta ni nos agobia. En mi proyecto personal también podría decir que va por temporadas, pero es verdad que ahora mismo no estoy tan activa por razones externas como mis estudios, pero siempre estoy preparada y feliz de tocar algún acústico donde me llamen. Y, por último, tengo un grupo con dos amigos llamado Funeral de Caballo, que surgió en verano entre conversaciones y gustos musicales parecidos entre nosotros. Desde entonces, hemos tenido la ocasión de tocar dos veces, una en La Terminal en Bilbo y otra en fiestas de Galdakao. 

"Te agradezco que me compares con Elliott Smith, porque para mí es un cumplido”

Repasando los singles de su proyecto en solitario, en dos años pasa de hacer algo en plan cantautora a lo Elliot Smith a meterse en el charco del pospunk con Zaldi Gorri. Menudo cambio.

-Te agradezco que me compares con el cantautor Elliott Smith porque para mí es un cumplido, ya que es uno de mis mayores referentes musicales y me parece un gran artista. Y tengo que admitir que sí que es uno de mis géneros favoritos y con el que he empezado a tocar o más he hecho, pero eso tampoco significa que me tenga que quedar anclada y no poder experimentar más estilos o corrientes. Sé que todavía me queda mucho que hacer y salir de mi zona de confort para descubrir nuevas cosas. Zaldi Gorri es un proyecto en el que disfruté mucho y puse mi granito de arena, pero solo hay que ver todo el material de Bris para darse cuenta de que ellos sí que tienen un estilo muy marcado. En el futuro puede que no vaya a hacer más música de este estilo, o puede que sí; quién sabe. 

Chapoteando en aguas subterráneas


Akëer es una banda con conciencia política. Fuera de Spotify, la plataforma musical por excelencia, creen en la filosofía DIY (por do it yourself, hazlo tú mismo): ellos mismos graban y producen sus canciones en su propio estudio de grabación. Están bajo el paraguas del universo independiente y contracultural del sello Ático Stereo, lo que no parece una elección casual. Allí, comparten espacio, entre otros, con sus amigos de Plentzia Norman Bates. Además del circuito de gaztetxes, este año han tocado en certámenes de bandas emergentes como el Baratza Fest de Zarautz, en el espacio de creación de La Terminal de Zorrotzaurre, en Bilbao, o el Doble Check Festibala de la sala donostiarra Dabadaba.

Su canción más escuchada en Spotify y, quizás, una de la más sorprendentes es la adaptación de un poema de Gabriel Aresti. ¿Por qué cree que su figura no deja de reivindicarse? 

-Aresti es una figura fundamental de la cultura vasca y uno de los grandes innovadores de la literatura. Representa una versión distinta de ese movimiento: una cultura vasca obrera y comunista. Yo tuve el honor de tomar parte en el disco de colaboración de EKIDA en el 50 aniversario de su muerte llamado Bigarrenez Aresti etorkizunaren aurrean y de compartir el proyecto con otros artistas. También participé en la obra de teatro presentada y creada por EKIDA, donde se enseñaba al público lo importante que fue para la cultura vasca el recorrido del escritor.

"Es nuestro deber como músicos desarrollar el arte fuera de la lógica del mercado”

¿Qué puede aportar Aresti a la Euskal Herria de 2025?

-Demuestra que un comunista puede contribuir a una cultura nacional. Proyecta al pueblo vasco a un nuevo futuro comunista y lo hace perdurar como patrimonio a conservar. Aresti es una figura muy importante para la emancipación de la clase trabajadora hasta el día de hoy. 

¿Han retirado la música de Akëer de Spotify por principios éticos?

-Desde un principio hemos tenido nuestras dudas de retirar nuestra música de Spotify por su propia rentabilidad y por el bienestar y el futuro del grupo, pero, al final, hablando entre nosotros y con grupos cercanos llegamos a la conclusión de dar el paso. La razón más clara y obvia fue por la causa Palestina. Nos unimos al proyecto de Musikariak Palestinarekin, que es un proyecto que promueve que las bandas que tengan su música en Spotify la retiren por el hecho de que la plataforma invirtió 700 millones de dólares en armamento para Israel y también porque precariza a los propios artistas, pagándoles una mísera cantidad de dinero o aislando a músicos no tan conocidos. 

Me llama la atención que entre las influencias de la banda estén Los Planetas. No es un grupo demasiado reivindicado en la escena euskaldun. 

-Como grupo tenemos bastante claro cuáles son nuestros referentes musicales y muchos de ellos son de fuera de Euskal Herria, lo que no quiere decir que no tengamos influencias de otras bandas de aquí. Pero se podría decir que los grupos que más nos llaman la atención no se encuentran en nuestro alrededor o, por lo menos, todavía no los hemos descubierto. 

El gaztetxe de Zumaia, el de Gasteiz, el de Lemoa… Akëer toca básicamente en centros autogestionados. ¿Sin los gaztetxes la escena alternativa musical vasca estaría coja?

-El capitalismo se sirve del negocio de la música para sus intereses económicos e ideológicos y los gaztetxes son una solución para salir del monopolio de la producción y la distribución, del mainstream. Creo que es nuestro deber como músicos fomentar ese tipo de espacios para desarrollar nuestro arte fuera de la lógica del mercado, para seguir esa red organizada fuera de la rentabilidad y el dinero, fuera de las tendencias dependientes del mercado. En Euskal Herria tenemos la suerte de tener estos espacios a nuestro alcance, pero también creo que deberíamos luchar para que este tipo de ocio llegue a un público más despolitizado y abrirle las puertas a esta red autogestionada con la que poder combatir la sociedad capitalista colectivamente y no como individuos.