Venían de un disco más experimental, en el que jugaban con sonidos más latinos, cumbia, bossa nova…¿Qué sacaron en claro de esa experiencia?
–Bueno, no sé si aprendimos algo. La verdad es que fue muy liberador poder hacer una cosa tan diferente y poder experimentar con otros sonidos y otras atmósferas. En realidad aprendes que puedes hacer lo que quieras. Si te gusta a ti, puedes hacer lo que te dé la gana. Es lo bueno que tiene la auto gestión y la auto publicación.
¿El hecho de haberse salido de su estilo hace que ahora vuelvan con ánimos renovados?
–Siempre decimos, y creo que es verdad, que cada disco es como una foto de ese momento de la banda. En este último, no sé si nos ha pillado más enfadados o más punkis o más rabiosos, pero hemos vuelto a una cosa más cruda. Siempre hacemos temas que nos apetece tocar en el momento, son los que suelen ir al disco. En realidad, la manera de componer ha sido parecida a la de anteriores discos. El resultado es un poquillo diferente, pero mantiene la esencia de la banda.
¿Y cómo es esa manera de componer? ¿Son de los que están siempre escribiendo? ¿O realmente es cuando ya tienen fecha de grabación cuando se encierran a componer?
–Suele haber dos fases. Primero empezamos a trastear cuando ya todas las canciones de todos los discos anteriores nos empiezan a aburrir. Me refiero al local, porque en directo siempre disfrutamos, pero en el local llega un momento que ensayar temas que ya has tocado muchas veces... Sin querer empezamos a hacer temas nuevos. Después, cuando ya tenemos una fecha porque ya está claro que vamos a sacar un nuevo disco, ahí ya nos ponemos más seriamente. Igual hace Koldo algunos temas también, graba todo y luego los probamos, cambiamos cosas… Otros temas salen de improvisaciones que hacemos en el local. Tenemos varias maneras de escribir.
‘Atea’
‘Atea’ se ha grabado en los estudios Elkar con Víctor Sánchez a la producción. Han trabajado en analógico, que, paradójicamente, hoy en día resulta más costoso y más difícil hacerlo de esta manera. ¿A qué se debe?
–Hoy en día, hay algunos que lo hacen todo puramente analógico, pero lo que hacemos muchos un mix entre analógico y digital. Hemos grabado todas las pistas en digital, pero luego se vuelve a lanzar el sonido y se vuelve a grabar en el analógico. Así consigues esa textura, ese grano del analógico, pero el proceso es más fácil. Tienes que estar regrabando la misma cinta, que al final se estropea también y tienes que hacerlo casi a la primera toma. El proceso es más digital, lo cual te da más libertad, pero el resultado final, todas esas pistas que recoges una a una, se va volcando en analógico. Nosotros tenemos en casa una cinta con el disco.
Ese grano del analógico del que habla encaja muy bien con el sonido del grupo y no deja de ser una toma de postura en un panorama en el que muchos discos suenan muy brillantes, súper ecualizados y súper procesados, ¿no?
–Sí, en el sonido y en la ejecución. Si alguien se fija, hay algo fallito por ahí. Se ha ido perfeccionando tanto el sonido que en algunos casos se ha convertido en algo casi artificial. Todos los golpes de la batería suenan igual, todas las guitarras suenan perfectas y se pierde un poco de carácter, porque acaba sonando todo muy bien, demasiado bien. Nosotros somos muy de escuchar música de los cincuenta, de los setenta, de los ochenta, de los noventa… Sobre todo de los setenta y los noventa, y estamos habituados a esa suciedad. Bos gusta que lo nuestro suene así.
En la primera canción, ‘Trash’, hay bastantes colaboraciones: Maika Makowski, Rodrigo Cuevas, Ovidi de Los Zigarros... ¿Cómo surge la idea de que cada uno cante en su idioma?
–El año pasado nos inventamos esa letra con unos amigos en California, en inglés. Al principio iba a ser en inglés y en euskera. Habíamos estado girando con unos amigos mexicanos y pensamos hacerla también en castellano. Entonces ya pensamos en hacerlo en catalán y en gallego. Pedimos a amigos que lo tradujeran al gallego, al catalán y al asturiano. Eran todos cantantes, así que les propusimos que cantaran. La pena fue que no pudimos juntar a todos en el estudio, pero nos iban mandando sus pistas y montamos el Tetris del tema. Ha quedado muy guay ese minuto y seis segundos.
La letra de ‘Gure gao’ habla de vampiros y musicalmente tiene un toque muy psychobilly, muy Cramps. Es como serie B, que va muy bien con la estética del grupo.
–Somos ultra fans de los Cramps y escuchamos mucha música de los cincuenta: mucho rockabilly, mucho psichobilly… Hasta ahora no habíamos hecho ningún tema que tirase hacia ahí, pero hicimos este y la verdad que era el que más subidón nos daba tocar, ya en los ensayos, antes de grabar. Es un pequeño homenaje a esa rama del rock que nos flipa.
La más especial del disco creo que es ‘Tziroi’, que está dedicada a un amigo que falleció. De hecho el título es su nombre al revés, y también se escucha su voz.
–Ioritz es un amigo que siempre nos ha ayudado mucho con la banda, nos ha grabado vídeos, ha conducido, nos ha sacado la furgoneta cuando se nos ha quedado tirada en no sé dónde… Falleció en 2002, de repente. Ha colaborado en todos nuestros discos anteriores haciéndonos letras y en este nos faltaba, pero quisimos que estuviera. Hicimos este tema, tenemos un montón de audios suyos de whatsapp y decidimos que colaborase con la voz. Hicimos un pequeño guiño a Black Sabbath y a las bandas satánicas de los setenta, pusimos su voz del revés.
Giras
Niña Coyote Eta Chico Tornado es un grupo muy viajero, han tocado en México, Japón, Costa Rica, Italia… Antes ha dicho que son un grupo auto gestionado. ¿Cómo se va uno a tocar a tantos lugares desde la independencia?
–Nosotros auto editamos todos nuestros discos, pero para organizar las giras tenemos un manager y trabajamos con oficina. Siempre que nos sale una oportunidad de ir a un país nuevo, la aprovechamos. Si tenemos que dejar el curro unos días, lo dejamos y nos lanzamos a la aventura. Es lo que nos gusta hacer. También tocar aquí, por supuesto, con nuestros colegas, pero nos encanta conocer nuevos lugares. Al ser una banda de dos personas, es más fácil moverse. Intentamos aprovechar la ola cuando se presenta la oportunidad. También ayudamos a bandas que vienen a tocar aquí, hacemos contacto y después vamos allí y nos ayudan. Hay un pequeño universo de bandas underground que nos ayudamos unas a otras y gracias a eso lo podemos hacer.