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La historia de la nao San Juan, en siete claves

Considerado el barco mejor estudiado del siglo XVI, simboliza toda una época en la que miles de vascos cazaban ballenas en el Atlántico Norte

La historia de la nao San Juan, en siete clavesJavier Colmenero

La réplica de la nao San Juan ha vivido este viernes, 7 de noviembre, una jornada histórica, con su botadura en la Factoría Marítima Vasca que Albaola tiene en Pasai San Pedro, donde terminarán los trabajos durante el año 2026 con la vista puesta en el viaje inaugural a Terranova. La elección del proyecto y la construcción de la réplica no ha sido casual: San Juan el navío del siglo XVI mejor estudiado por los científicos.

¿Qué fue el navío 'San Juan'?

El ballenero San Juan, construido en Pasaia en el siglo XVI, se encontraba entre los primeros navíos que cruzaban el Océano Atlántico. Los años dorados de la caza de la ballena fueron entre 1540 y 1600: 2.000 hombres de Euskal Herria cruzaban el Atlántico cada año, rumbo al estrecho de Belle Isle (Labrador) y Quebec.

Fue uno de los primeros grandes ejemplos de industria vasca implantada en el extranjero. El navío San Juan Se hundió en 1565 en la costa de Canadá, en Red Bay.

¿Por qué se hundió?

Como recuerda la gran arqueóloga Selma Huxley Barkham en una investigación publicada junto a su hijo Michael M. Barkham, la opción más plausible es que un violento temporal rompió las amarras del barco, que fue llevado hacia la costa, donde encalló sin opción de recuperación.

Para entonces, la tripulación había completado gran parte de su misión y el barco estaba cargado con entre 900 y 1.000 barricas de grasa de ballena.

Por fortuna, no hubo que lamentar víctimas mortales y los marineros pudieron rescatar gran parte de sus efectos personales. En 1566 pudieron recuperar buena parte de la carga.

La importancia de la ballena

El principal producto que extraían de la ballena era el aceite de la grasa, muy apreciado en el Viejo Continente por sus diversos usos: sin luz eléctrica, las lámparas contaban con una combustión más brillante, los productos de cuero lograban un mejor lubricante con ese aceite y también se empleaba como un aditivo para pinturas, barnices y jabón.

Descubrimiento en Red Bay

Fue en 1978 cuando el grupo de arqueología Parks Canada liderado por Robert Grenier descubrió el pecio a unos 10 metros de profundidad. Las bajas temperaturas del agua y la sedimentación del fondo de la bahía permitieron que el navío se conservara en muy buenas condiciones, pese a haber transcurrido más de 400 años.

El valor del barco

El ballenero San Juan se convirtió desde entonces una fuente imprescindible para el conocimiento de la construcción naval de la época, a la que los arqueólogos y científicos dedicaron casi tres décadas de análisis de los restos encontrados. Tanto que entre los expertos se considera la nao San Juan como el barco del siglo XVI mejor investigado y estudiado.

Una base patrimonio de la Humanidad

Canadá promovió que Unesco calificara la base ballenera vasca en Red Bay como Patrimonio de la Humanidad. Lo hizo con base a dos criterios, como recuerda Parks Canada. Por un lado, porque es “un ejemplo excepcional de la tradición ballenera establecida por los vascos en el siglo XVI (…) Por la diversidad de sus restos arqueológicos, es la base ballenera más extensa, mejor conservada y más completa de este tipo”.

Y por otro lado, porque esta base ballenera “constituye un conjunto totalmente inteligible de elementos arqueológicos que ilustran el establecimiento de un proceso protoindustrial de producción a gran escala de aceite de ballena”.

La construcción de la réplica de la nao 'San Juan', en imágenesMendi Urrruzuno, Gorka Estrada, Santi Otero/Efe

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Una embajada itinerante

Casi cinco siglos después del hundimiento, en Gipuzkoa Albaola impulsó la Factoría Marítima Vasca, que entre sus objetivos ubicó en 2014 construir la réplica de la nao. Con el objetivo inicial de que se convirtiera en embajada itinerante de la Capitalidad Cultural de Donostia 2016.

Lo cierto es que los trabajos, 100% artesanales, acumularon retrasos hasta 2026, que es cuando se espera esté listo para zarpar rumbo a América. Por el momento, este viernes ha vivido un día histórico: el ballenero ya está en el agua para que las labores terminen en el puerto.