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Festival de Cine y Derechos Humanos

'Home Game': Todas las guerras son la misma guerra

La cineasta Lidija Zelovic, a partir de metraje doméstico, narra las vivencias de desarraigo de una familia que viaja de Sarajevo a Ámsterdam.

'Home Game': Todas las guerras son la misma guerraIker Azurmendi

Puede ser la de los Balcanes en los noventa o la de Ucrania en la actualidad, pero todas las guerras son la misma guerra. Es lo que opina la cineasta Lidija Zelovic, que este miércoles presentará en el Victoria Eugenia, dentro del Festival de Cine y Derechos Humanos, Home Game, un particular documental basado en su footage familiar. Zelovic, nacida en Sarajevo, se trasladó en 1993 a Países Bajos con carácter de refugiada. De hecho, esa es una de las cuestiones que plantea su no ficción, la de la construcción de la identidad migrante en el país de acogida, si bien la idea principal que atraviesa el largometraje es que la situación crítica que hoy vive Europa tuvo como “germen” el conflicto en Yugoslavia. En este sentido ha dicho que, en las diversas presentaciones que ha tenido la película, sobre todo en los países del Norte del continente, le ha resultado difícil que esta idea cale. Es más, a juicio de Zelovic, “es muy difícil” que en dichas geografías “se sientan responsables de nada”. “Si hubieran apoyado a Yugoslavia, quizás no estaríamos aquí...”, desliza la realizadora.

Ella misma ha vivido de primera mano cómo el auge de la ultraderecha ha provocado discursos de odio contra los inmigrantes, aunque insiste en que los problemas no surgen espontáneamente, sino que han sido alimentados durante años por acción o por omisión.

Esos discursos de odio, según ha contado, llegaron, incluso, a empapar su núcleo familiar, protagonista indispensable –y, de alguna manera, accidental– del documental. El padre de Zelovic, que también acabó siendo un refugiado en Holanda, criticaba duramente a los migrantes africanos, ante la estupefacción de su esposa y sus dos hijos. “¿Es que no aprendiste nada en la guerra?, le preguntábamos”, ha continuado la cineasta. Su respuesta era bien clara: “A sobrevivir”.

Home Game, estructurado en cinco capítulos, se vale de imágenes familiares y de televisión para contar la historia de una familia que es, a la vez, la historia de otras muchas. “No sólo los refugiados se van a sentir reflejados”, ha asegurado Zelovic, que solo sintió que, por fin, la sociedad holandesa había comenzado a asumir la problemática de la migración y su responsabilidad en dicha crisis, tras ganar con Home Game dos premios en el festival Movies That Matter de Países Bajos.

La familia

Al llegar a Ámsterdam en 1993, Zelovic comenzó a filmar con videocámaras domésticas su día a día para que el resto de la sociedad no viese lo sola que estaba y “para enseñar a su familia cómo se sentía como refugiada”. Esta práctica le hizo conservar una gran cantidad de material fílmico con el que ha llegado a elaborar una trilogía de documentales con un trasfondo parecido. El primero fue My friends (2007), en el que abordó si las amistades pueden superar una guerra. El segundo, My own personal war (2016), plantea si las familias son capaces de sobreponerse a un conflicto bélico. Y, finalmente, Home Game que se pregunta si los países son capaces de sobrevivir a las guerras.

En ellos utiliza a su madre, su padre, su hermano y su hijo como conductores de las historias. Sobre esta cuestión ha comentado que cuenta con una familia muy unida y que siempre le “ha dado mucho”. Esto, al mismo tiempo, le ha generado la “responsabilidad” de responder y de cumplir con las expectativas.

La izquierda y la derecha

La realizadora no ha perdido la ocasión de hablar sobre el auge de la extrema derecha liberal encarnada en el ultra Geert Wilders, candidato del Partido por la Libertad, que en las últimas elecciones de 2023 arrasó en los Países Bajos. Wilders, que también aparece en varias ocasiones en el documental, es un político con una férrea postura contra la migración y se alinea con otros líderes populistas como Trump o Milei.

La directora se ha mostrado aún más dura con Mark Rutte, el que fuera primer ministro de Países Bajos durante trece años y que dejó su cargo en 2024 para ser nombrado secretario general de la OTAN. Zelovic ha contado que ya en 2019, antes de la pandemia, existía un enorme descontento en la población que, incluso, se dieron encuestas en las que un porcentaje importante de la población apostó por derrocar al Gobierno de Rutte de forma violenta. La inacción ante esta y otras realidades, como la de la trama de directrices políticas que penalizaban con la retirada de una ayuda universal a los inmigrantes que tuviesen descendencia, por parte de la izquierda han provocado que Zelovic muestre poca esperanza. “La izquierda es parte del problema”, ha sentenciado.