Una novela rescata la figura de José Antonio Muñagorri, el “pacifista” que quiso mediar entre carlistas y liberales
El escritor y periodista Eugenio Ibarzabal publica su cuarta novela, ‘Muñagorri, el conde y las condesas’, con la editorial Erein.
José Antonio Muñagorri fue un escribano guipuzcoano que vivió entre el siglo XVIII y el XIX y fue un “pacifista” convencido. Así lo opina el escritor, periodista y político Eugenio Ibarzabal que, este martes, ha presentado en Donostia su novela histórica Muñagorri, el conde y las condesas, publicada por la editorial Erein. Muñagorri, uno de los cuatro protagonistas principales de esta historia, fue un guipuzcoano que mediante su movimiento Paz y Fueros, ha explicado Ibarzabal intentó mediar entre carlistas y liberales para acabar con la I Guerra Carlista, siempre con el mantenimiento de los Fueros. Muñagorri también era empresario y dirigía varias ferrerías, que vieron interrumpida su actividad con la llegada de la guerra. En Iparralde y en el Gobierno Liberal de Madrid logró los apoyos necesarios para alzar su bandera de Paz y Fueros y conformar un pequeño ejército que no tuvo mayor repercusión en la contienda. Aún y todo, los expertos consideran que el espíritu de Muñagorri desembocaría en el Abrazo de Bergara. “Se trata de un libro que combina el rigor histórico, la política, la intriga y la reflexión sobre la identidad del pueblo vasco”, ha explicado el editor de Erein, Inazio Mujika Iraola, en relación a la tercera novela que publica Ibarzabal.
Aunque a todas luces parece enmarcarse en el género de novela histórica, su autor ha defendido que se trata de un “reportaje” periodístico que se prolonga casi un siglo en el tiempo, desde 1745 y 1842. Todo ello para concluir que, lo que ocurrió en esas diez décadas, no sería sino el primero de los bucles de los ciclos históricos que le sucederían. “El nacionalismo vasco entiende la historia a partir de Sabino Arana; lo anterior le parece poco claro. Es curioso que el antinacionalismo vasco también la entienda a partir de Arana, porque piensa que metió al país en un lío que nada tenía que ver con su historia”, ha contado Ibarzabal, que ha querido demostrar con este libro que tanto unos como otros están equivocados: “Los líos no empezaron con Sabino Arana” y antes de él también hubo gente “que amó el país y que se sacrificó por él”.
“Aunque sea histórico, es un libro de mucha actualidad”, ha asegurado el que durante un tiempo fue redactor jefe del diario Deia y coordinador de la revista Muga. De hecho, ha deslizado una advertencia válida para hoy en día: “La paz, la democracia y el autogobierno son piezas de porcelana muy finas”. A este respecto, ha defendido la “moderación radical” en tiempos convulsos.
1745-1842: un siglo convulso
Muñagorri, el conde y las condesas abarca un siglo convulso, desde mediados del XVIII a mediados del XIX. Se trata de una época llena de cambios en las que Euskal Herria pasó de la ilusión de la Ilustración, encarnada por el conde de Peñaflorida y sus caballeritos de Azkoitia, a una sucesión de conflictos bélicos y “sangrientos” que inaugura la Guerra de Convención. El escritor ha contado una anécdota que surgió de sus visitas a Julio Caro Baroja, en el caserío de Itzea. El historiador y antropólogo se llegó a preguntar cómo con un siglo XVIII tan prometedor para el País Vasco acabó en un siglo XIX tan desastroso. “Este libro es una respuesta a esa pregunta”, ha asegurado Ibarzabal.
Para componer esta novela, su autor ha contado con un acceso privilegiado al archivo de la familia Zavala, descendientes Manuel José Zavala y Escolástica de Salazar, condes de Villafuertes. Durante dos años y medio, ha buceado dentro de un fondo de unas 12.000 cartas con los que ha cosido testimonios directos de toda esa época. Así, además del citado Muñagorri, su libro está protagonizado por los citados nobles y por la cuñada de estos, Pilar Acedo, condesa de Echauz.
Así, Ibarzabal ha descrito al conde de Villafuertes, que apoyó a Muñagorri en su empresa de Paz y Fueros, como un político con muchos contactos, fuerista hasta la médula y siempre partidario del mal menor. “Yo diría que gracias a gente que ha optado por el mal menor, hemos llegado hasta aquí”, ha añadido el escritor.
En cuanto a Escolástica de Salazar, ha afirmado que, pese a ser una mujer con escasos estudios”, las cartas del archivo han revelado que fue una gran gestora del hogar y de los intereses de su marido.
Por último, de Pilar Acedo, condesa de Echauz y Marquesa de Montehermoso, ha contado que fue amante de José Bonaparte y que tenía una estrecha relación con el conde de Villafuertes, probablemente, más cercana de lo que su parentesco pueda justificar.