Aritz Otazu (Irun, 1975) es el director de Mintzoa, el sello que ha editado el libro Vasconia y sus reyes. Una crónica sintética sobre las monarquías de Iñigo Arista, García Iñiguez, Fortún Garcés y Sancho Garcés I, en un texto de 215 páginas. El libro cuenta además con dos capítulos iniciales sobre el expansionismo vascón, la lengua, antropología e historia, las relaciones con Roma, la confianza romana en los vascones, o las invasiones de los bárbaros, y un segundo capítulo sobre cómo Vasconia se hizo reino.

Háblenos de Manuel Ilarri, el autor de este libro, ya fallecido.

Manuel Ilarri era muchas cosas, hizo estudios de Teología, y se licenció en Ciencias Sociales y en Filosofía y Letras. Publicó La tierra natal de Iñigo Arista en 1980, con la Universidad de Deusto.

Y ahora llega este título: Vasconia y sus reyes.

Las raíces del Reino de Navarra fueron Vasconia. Vasconia fue el comienzo de Navarra, más o menos la Navarra actual. Cuando se les llama vascongados a las gentes de Euskadi es precisamente porque fueron vasconizados. El libro va desde Iñigo Arista y se adentra desde finales del siglo VIII a primeros del X, donde tenemos cuatro reyes vascones, llamados por las crónicas árabes ‘emires barskunes’. Esa teoría que daba Manuel Ilarri de las raíces vasconas de los navarros de ahora nos interesó. Editamos con él un primer libro en 2003, ahora ampliado y corregido.

Ahondando en cuatro reinados.

En esas raíces vasconas que tenemos los navarros y que él trata de una forma muy sencilla con una cantidad de datos con fuentes árabes y cristianas. A veces se dice que en esos reinados no hubo batallas. Por supuesto que hubo y bastantes, no solo la de Roncesvalles, que es la que ha pasado a la historia, sino bastantes más que el lector irá viendo. Con esa voluntad de difundir a otros reyes y épocas muy desconocidos. Navarra salió de ahí, y no por arte de magia. ¿Los territorios eran los mismos? No. Parece que pretendemos que el territorio de la Navarra actual sea el mismo que en el siglo VIII. No, evidentemente no.

Mintzoa tiene más de 40 años. Una historia increíble donde el mundo del libro ha cambiado sobremanera desde los ochenta.

En los ochenta, después de Franco, se demandaban colecciones. Era lo que se llevaba, el ansia de cultura. En los noventa ya empezó a bajar. Mis padre abrió la línea facsímil. Vio en ferias internacionales que era desarrollable sobre Navarra y sus mil años de historia. Le llamaron loco, pero esa línea se vende y mucho, porque los navarros tenemos joyas y las joyas como hay que presentarlas así. También está la línea del libro antiguo original. Yo soy tasador documental, y en Francia y Alemania he rescatado obras navarras.

La tercera línea es la divulgativa.

Con libros como Vasconia y sus reyes. Muchas veces nos preguntan si Navarra da para tanto. Y respondemos que para más. Hemos publicado cientos de títulos y la gente sigue demandando historia de Navarra. Si no, con 40 años ya habríamos cerrado. Hay gente muy fiel a nuestros títulos. Hay muchísima curiosidad histórica, pero a gente de 25, 30 o 35 años le cuesta más comprar un libro. Nuestro público igual no sube mucho pero tampoco baja.

¿Reciben muchos manuscritos?

Al año entre 50 y 60, y publicamos entre 8 y 10 títulos. Prácticamente un 50% de lo que recibimos son tesis universitarias, y luego hay un tanto por ciento de novela. Nosotros con Begoña Pro, y una trilogía que está escribiendo sobre Enrique III de Navarra, hemos comenzado con novela histórica. En cuarenta años habíamos publicado alguna a modo testimonial. Hemos abierto esa línea, que tenga que ver con Navarra, para intentar atraer a la gente, y también la vía del cómic con César Oroz , para intentar llegar a la historia con rigor histórico. El cómic de Oroz, por ejemplo, está basado en Monteano. Nosotros estamos encantadísimos de publicar a gente nueva. Si tiene rigor no nos importa que tenga 25 años o 70.

Siempre en torno a Navarra.

Tenemos una historia hiperrrica. Ahora se cumplen 1.200 años desde el 824 de Iñigo Arista, por eso hemos sacado este libro, desde que se fundó el Reino de Pamplona. Este libro está sacado para celebrarlo. Quiero animar a la gente a que lea historia de Navarra. No nos damos cuenta de lo que tenemos en casa. Así que animo a que se enamore de esta rica historia, porque descubrirá un mundo nuevo. No conocemos la historia de nuestro pueblo, y es importantísmo conocerla.

Vasconia antes de ser Reino: tres extractos

  • Relaciones con Roma. “Cuando (Sertorio) combatió contra Pompeyo en una guerra civil romana, el pueblo vascón se sintió más cerca de Sertorio y luchó en sus filas. Su lealtad se haría universalmente famosa con motivo de la defensa de Calahorra, ciudad vascona sitiada por Pompeyo, donde resistieron hasta la desesperación llegándose a alimentarse los vivos de la carne de los muertos. Pompeyo reprimió con dureza la resistencia de los últimos focos que aún se le oponían en la península. Sin embargo, y a pesar del trágico episodio de Calahorra, su actitud en Vasconia, donde dio el nombre a la ciudad de Pamplona, no debió de ser desacertada, pues cuando en la nueva guerra civil luchó contra Julio César, los vascones se pusieron de parte de Pompeyo”.
  • Confianza romana. “Les tocó nuevamente perder a los vascones, al ser vencido Pompeyo por Julio César, y una vez más la generosidad del vencedor consiguió de ellos una actitud amistosa que llegó a ser auténtica colaboración tras las liberales medidas que tomó con los vencidos. Tan notoria fue a partir de entonces la lealtad vascona a los romanos, que Octavio Augusto, además de introducir vascones en su guardia personal, les confió la custodia de la ciudad de Roma mientras él se ocupaba en la guerra que terminaría con la derrota de Marco Antonio”. “Mientras Roma conservó su autoridad en la península, Vasconia mantuvo su actitud de buenas relaciones en general, asimilando el proceso de romanización, que fue bastante intenso en las tierras meridionales. La administración romana era eficaz y garantizaba seguridad y subsistencia”.
  • Invasiones de los bárbaros. “Fue a partir del siglo V, al hundirse el sistema romano con la descomposición del imperio, cuando la estabilidad social desapareció para dar paso a la inseguridad y al temor. La vida en las ciudades resulta peligrosa para quienes poseen algo (...)”.