“Jamás imaginamos que nuestra pasión por ver películas llegara a ser lo que es Bang Bang”
La iniciativa cinéfila celebra su décimo aniversario con una exposición y una sesión especial el próximo 29 de noviembre
Hace diez años, cinco amigos –Jon Paul Arroyo, Patxi Presa, Iñaki Gabarain, Alfonso López y Miguel Baquero– decidieron compartir sus quedadas hogareñas para ver películas clásicas con el público y dieron vida a Bang Bang Zinema. Desde esa primera sesión doble con Aliens: El regreso y Jungla de cristal han proyectado 80 largometrajes en el Teatro Principal de Donostia y, lo que es más importante, han construido una comunidad de cinéfilos que nunca llegaron a imaginar. Ahora, para celebrar el décimo aniversario, una exposición en Ernest Lluch recorre los carteles de todas las sesiones programadas y preparan una nueva temporada que contará con un pase especial gratuito el próximo 29 de noviembre con películas que elegirá el público.
“Jamás imaginamos que nuestra pasión por quedar en casas para ver películas fuese a convertirse en esto. De hecho, tengo clavada en la cabeza la primera sesión, cuando pensaba que no iba a venir nadie y fui a avisar al resto que había gente esperando para entrar porque no me lo creía”, cuenta entre risas Arroyo sobre una primera sesión que ya reunió a 280 personas en el Teatro Principal.
Desde entonces, Bang Bang Zinema se ha convertido en una cita cinéfila más de la ciudad. “En la primera temporada ya llenamos una sesión y nos dimos cuenta de que, según qué películas eligiéramos, venía más o menos gente, pero el segundo año volvimos a llenar y averiguamos que habíamos pasado a ser un plan más para la gente que quería descubrir películas y disfrutar de un ambiente y una comunidad alrededor del cine”, cuenta Arroyo.
“Se ha convertido en un plan para la gente que quiere descubrir películas y disfrutar del ambiente”
En estos diez años, este grupo de amigos ha proyectado 80 películas, principalmente de las décadas de los 80 y los 90, que van desde las mencionadas Aliens y Jungla de cristal, hasta Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, pasando por grandes clásicos como Los Goonies, Pulp Fiction, En busca del arca perdida, Grease, Cadena perpetua, El gran Lebowski, Gremlins, Regreso al futuro… Cada una de estas sesiones se puede recordar ahora en una exposición en Ernest Lluch que permanecerá abierta hasta el próximo 26 de este mes y que contará con un encuentro con varios de los artistas que han diseñado estas ilustraciones el día 24.
Además, la décima temporada de Bang Bang arrancará el día 19 de octubre con una sesión que, como suele ser habitual al inicio de cada curso, se llevará a cabo en colaboración con la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia. En esta ocasión, el pase, como siempre, doble, incluirá Robocop y Scream, dirigidas por dos viejos conocidos de Bang Bang como son Paul Verhoeven y Wes Craven. Asimismo, para celebrar estos diez años, la temporada pasará de las habituales cinco sesiones a seis, al contar con un pase especial el 29 de noviembre, día en el que se cumplirá el décimo aniversario de esa primera sesión y para el que se recuperarán dos películas ya proyectadas que el público deberá escoger a través de sus votos en las redes sociales.
“Va a ser un año potente”, adelanta Arroyo sobre una temporada que también tendrá pases el 14 de diciembre, el 15 de febrero, el 12 de abril y el 21 de junio y que recupera la posibilidad de adquirir un abono por 50 euros que incluye la entrada a las seis sesiones programadas y un catálogo que recoge los carteles de la exposición y varias fotografías de estos diez años. Para conseguir uno de estos abonos, limitados a un máximo de 150, es necesario escribir un email a Bang Bang Zinema.
“Elegir las películas es una guerra”
Aunque, por el momento, Arroyo no adelanta ningún título de las próximas semanas, confiesa que lo más complicado es llegar a un acuerdo entre los cinco organizadores a la hora escoger las películas. “Hemos llegado a tener discusiones gordas y dejarnos de hablar por eso. Lo vivimos con mucha pasión”, cuenta riendo, aseverando que desde hace pocos años llevan a cabo una votación para elegir “democráticamente” las futuras sesiones.
“Es una guerra entre nosotros, pero coincidimos más de lo que nos gusta admitir”, añade, al tiempo que apunta que en sus decisiones también tienen en cuenta las propuestas del público. De este modo, manejan dos listas: por un lado, una con 85 clásicos que creen que deberían estar en alguna sesión como Jóvenes ocultos –“La película que más nos piden por la calle”, apunta–, clásicos de Steven Spielberg comoE.T., el extraterrestre e Indiana Jones y la última cruzada, ambas de la productora Amblin, con las que han tenido problemas para proyectar –la tercera parte de Indiana Jones llegó a estar anunciada, pero tuvieron que reemplazarla, al igual que Tiburón, que no se pudo proyectar– y Acorralado, una cinta “que lleva años estando a punto de ponerse”; y, por otro lado, una lista de 316 títulos que, a pesar de su calidad, tienen dudas de programar en Bang Bang como, por ejemplo, Toro salvaje.
“Hemos llegado a tener discusiones gordas y dejarnos de hablar por elegir las sesiones”
Para ser seleccionadas, todas ellas deben tener, como mínimo, quince años desde su estreno. “Al principio solo proyectábamos de los 80 y los 90, pero abrirnos a los 2000 nos ha permitido poner películas como Oldboy, que nos gusta mucho”, confiesa Arroyo, quien pone en valor el público fiel que acude a cada sesión. “Hay un ambiente parecido al de la Semana de Terror, pero es diferente porque aquí la gente va a favor de la película. Se aplaude mucho y en la Semana pueden llegar a destruir una película si no les gusta”, agrega.
Como no podía ser de otra manera, en este tiempo ha habido numerosas anécdotas, como la de dos amigas que siendo adolescentes fueron juntas a ver Dirty Dancing en su estreno, pero, con el paso de los años, habían perdido el contacto y volvieron a retomarlo para ir juntas al pase de esta película en Bang Bang, o una pareja que se conoció en la fila de entrada al Teatro Principal y que han terminado por casarse.
En el otro lado de la balanza, por su parte, están las sesiones que celebraron durante la pandemia, que, aunque económicamente fueron “un desastre”, les permitieron seguir activos y no dejar de lado un proyecto que se ha convertido en un clásico más de la agenda donostiarra.