Un año más, medio centenar de cantantes procedentes de todo el mundo participan esta semana en el Concurso Internacional de Ópera y Zarzuela organizado por Opus Lírica. La iglesia de Zorroaga de Donostia acogió en dos jornadas –este martes y miércoles– las fases eliminatorias de una cita única en Euskadi que, poco a poco, se va convirtiendo en un referente para jóvenes y aspirantes llegados de prácticamente cualquier rincón del planeta. “Por primera vez tenemos más gente de fuera que vascos o españoles. El primer día incluso se presentó uno que venía desde Nueva Zelanda”, cuenta la soprano Ainhoa Garmendia.

“Hay gente de todo tipo, pero muchos vienen con experiencia, aunque siempre hay alguien que nos dice que es su primera vez en un concurso. Muchos también son profesionales que llevan años cantando”, explica Garmendia sobre una iniciativa que nació hace tres años y que reúne a en torno 50 cantantes cada año que optan a, por lo menos, cuatro propuestas de contrato, una por cada miembro del jurado. “Tienen que aprovechar la oportunidad porque nunca sabes dónde está el oído que se va a fijar en tu voz”, asegura la soprano.

Tras las dos primeras jornadas eliminatorias, el concurso celebrará sus semifinales mañana en la propia iglesia de Zorroaga. La gran final, por su parte, será el sábado y como novedad se llevará a cabo en el Teatro Victoria Eugenia, al que podrá acceder el público. “Es una oportunidad única, porque es muy difícil poder asistir a un concurso de este tipo. De hecho, es el único que se celebra en Euskadi”, explica Garmendia, que señala que la cita contará con un máximo de 20 cantantes que deberán presentar una aria o una romanza de zarzuela.

“Va a ser muy especial, porque no es lo mismo cantar como hasta ahora que en un sitio como el Victoria Eugenia, con una acústica perfecta, y con público en las butacas. La emoción de los concursantes es, además, diferente, y no tiene nada que ver con una representación normal”, agrega sobre una sesión en la que el público también tendrá mucho que decir. “Van a poder puntuar a los cantantes y entregar el premio del público que, aunque es simbólico, siempre es muy querido por los participantes”, añade.

Durante esta final, cuyas entradas para asistir están a la venta, se anunciará la deliberación del jurado, formado en esta ocasión por Rebekah Rota, intendente de la Ópera de Wuppertal, en Alemania; Bjön Peter, director artístico de la Ópera de Semper, en Dresde; Damià Carbonell, director artístico de la Ópera Nacional Holandesa, situada en Ámsterdam; y Christopher Carroll, director de una agencia de talentos con base en Londres. Cada uno de estos integrantes acude a Donostia con un contrato debajo del brazo, aunque existe la posibilidad de que acaben dando más de uno en caso de que les convenza más de una persona. “Como el jurado cambia cada año, siempre les animo a que lo vuelvan a intentar al año siguiente. Una persona puede incluso llevarse más de un contrato”, revela Garmendia.

Conocer a jóvenes talentos

Una cita como esta no es solo una gran oportunidad para los cantantes, también para las propias compañías, necesitadas de dar con nuevos y prometedores intérpretes. “Poder conocer a un joven talento y llevártelo a una representación es una maravilla. Es algo que todos buscan”, indica la soprano, que realiza un seguimiento de las trayectorias de los ganadores de las dos primeras ediciones.

“El año pasado ganaron dos chicas españolas que se han ido a cantar a Alemania. Todos continúan trabajando en diferentes lugares. De la primera edición hay quienes han acabado contratados en una agencia”, explica sobre una iniciativa que sigue consolidándose en el calendario operístico. “Hay muchos cantantes y se necesita que se les escuche”, concluye.