Bajo el lema Hemingway y Euskal Herria, casi 200 ponentes y 300 asistentes de 20 nacionalidades abordarán entre los días 14 y 20 de este mes las conexiones vascas que tuvo el premio Nóbel.

Se conoce mucho la relación que tuvo Hemingway con Iruña y con Navarra, pero no tanto la que tuvo con el resto de Euskal Herria.

Se conoce más la relación que tuvo con toda la zona de Biarritz, Donibane Lohizune y Donostia, pero no que, más allá del territorio, tuvo relaciones con muchos exiliados vascos en Cuba y también con los pastores y la gente que emigró a Idaho. 

¿Cómo surgieron esas amistades?

Hemingway vino a Euskal Herria bastantes veces entre los años 20 y 30. De hecho, de 1923 a 1933 prácticamente viene una vez por año. Después de la Guerra Civil se va a vivir a Cuba, donde reside desde 1939 hasta 1960, y allí hace muchas amistades con vascos. Además, durante diez años viajó a Idaho y conoció a más emigrantes.

¿Documentó todos sus viajes por Gipuzkoa y el resto de Euskal Herria?

Sí, están bastante documentados. Hay cosas que se nos escapan, pero partiendo de sus cartas podemos saber más o menos dónde estuvo. Hay un trabajo que es la Hemingway’s Travel, escrito por Edorta Jiménez y Javier Muñoz, en el que aparecen los viajes que realizó. En el caso de Gipuzkoa hay, por ejemplo, un pasaje superinteresante para mí, porque soy de Deba, en Muerte en la tarde, en el que hace mención a que dos guardias civiles murieron allí. Siguiendo la pista, parece ser que confundió Bera con Deba, porque fue allí donde hubo un lanzamiento anarquista que salió mal en los años 20 y del que luego se descubrió que había sido una instigación de Primo de Rivera para reprimir a los anarquistas en toda España. Fue un hecho muy sonado porque con la llegada de la República se utilizó mucho para apuntar a todos los que se aprovecharon de ello. Buscando en Euzkadi y la prensa de la época, encontré que, hablando sobre ello, Miguel de Unamuno puso Deba y Hemingway, que utilizaba mucho la prensa escrita para luego realizar sus trabajos, copió mal el nombre.

"Sus viajes están bastante documentados. Hay cosas que se nos escapan, pero partiendo de sus cartas podemos saber más o menos dónde estuvo"

Conocía, por lo tanto, lo que pasaba aquí y lo estudiaba.

Eso es. También hay un artículo que escribió en 1923, porque antes de ser escritor fue corresponsal internacional del Toronto Star, en el que critica al rey Alfonso XIII, habla de las carreras de Lasarte-Oria y hace referencia a un levantamiento de 500 personas en Málaga criticando que se habían producido muchas muertes en el Rif. Investigando sobre ello, parece ser que hubo un levantamiento de un regimiento navarro en el que ondearon la bandera vizcaina, que es como izar la ikurriña en 1923. Seguramente no lo hicieron con una connotación nacionalista, sino más fuerista, y él, en cambio, lo recoge así.

Se ha creado una ruta de seis etapas sobre su estancia en Euskadi. ¿En qué consiste?

Es una ruta que se compuso con Basquetour siguiendo la obra de Hemingway. Con la excusa de conocer su obra, se puede conocer Euskadi. Toca casi todo el territorio y se puede descubrir en qué sitios estuvo. En esa época, el turismo servía más para conocer las zonas, saber dónde pescar, qué ver y cosas así. Seguramente él usaría guías del siglo XIX y, aunque tendría previsto a donde ir, estaba obligado a cruzar todos los pueblos. Era un turismo bastante más natural de lo que podríamos pensar porque, por ejemplo, cuando va a Irati hace camping y está dos o tres días, cuando va a Burguete va a pescar… A finales de los años 20 y primeros de los 30 estuvo aquí, sobre todo, para empaparse del toreo. Estaba componiendo un libro y para ello se documenta mucho. Como anecdótico, en 1927 vino con su mujer y con otro pintor, Waldo Peirce, y resulta que la exmujer de este fue alumno de Zuloaga, por lo que, gracias a las memorias de este artista sabemos que le visitó. Antes, en 1923, había conocido a Unamuno, al que en sus cartas le llamaba de una manera especial.

¿En qué consiste el congreso que se celebrará entre Donostia y Bilbao? 

Se trata de un congreso internacional que empezó en la década de los 80 y que se celebra cada dos años. Suelen alternar un sitio en EEUU con otra localización internacional. Hace dos años, por ejemplo, se celebró en Wyoming y en Montana, y en 2018 en París. Acuden a él tanto gente académica como editores y aficionados en torno a su figura.

"Hemingway es un autor de actualidad. Nos encontramos en un contexto un poco agresivo, entre guerras, y él generalmente habla de situaciones así"

Usted estuvo en la última casa en la que Hemingway vivió en Idaho. ¿Qué se encontró allí?

Llegué por casualidad. Iba a hacer una catalogación, pero antes de ir me leí los libros de Edorta sobre Hemingway y miré sus archivos. Fui sin saber qué me iba a encontrar. El primer día, la que era mi responsable me entregó las memorias de un vasco y vi que había una carta en la que le preguntaba a Hemingway sobre varias personas. Le pregunté si sabía quién había escrito esa carta y me dijo que era de su padre y que tenía más en casa. Empecé así y acabé documentando unas 20 relaciones con Hemingway, la mayoría de ellas anécdotas, como “me tiró una bola de nieve cuando tenía 10 años porque yo le tiré antes otra”. Realicé un estudio de la zona con la gente vasca que vivía allí y les pregunté para tratar de encontrar alguna relación con Hemingway.

Por lo tanto, ¿todavía quedan cosas por descubrir sobre él?

Sí. La pena es que esta gente, con la edad que tienen, están desapareciendo. Los que tienen algo que contar son muy pocos, quizás lo que hayan podido conocer sus hijos o nietos, pero ya el contexto no es el mismo.

Siempre se habla de la importancia que tiene Iruña para los norteamericanos porque están obligados a leer ‘Fiesta’. ¿Sigue estando tan presente su obra?

Diría que sí. También es verdad que está cambiando mucho el currículum de lo que leen o no, pero creo que Fiesta se sigue leyendo, sobre todo en la universidad. Hay muchos cursos sobre Hemingway y hay mucha gente interesada. Es, además, un autor de actualidad. Nos encontramos en un contexto un poco agresivo, entre guerras, y Hemingway es un autor que generalmente habla de situaciones así. También es un autor que siempre ha buscado los márgenes para sus personajes, quizás más que en sus novelas en sus cuentos cortos. Es gente a la que le pasan cosas malas y que siguen para adelante. Con la crisis del 29 tiene un par de libros, Men without woman y, sobre todo, Winner take nothing, que, sin ser el mismo contexto, guarda similitudes. Además, tiene varios poemas, no son muchos, unos 80, y que no es que sean de una calidad muy buena (risas), pero que abordan temas antiguerra. Y, por supuesto, Adiós a las armas, que es básicamente una novela antibélica.