Pirotecnia, fuegos artificiales, confetis y baños de espuma son algunos de los elementos que completaron el espectáculo de Rammstein. Sin embargo, los donostiarras no olvidaron que estaban en el estadio de la Real, puesto que se escucharon los cánticos del equipo antes de empezar el concierto y también durante. Así, uno de los integrantes del grupo terminó ondeando la camiseta txuri-urdin que le ofreció uno de los asistentes.

Numerosos vítores y aplausos acogieron a los alemanes cuando bajaron de la torre que montaron en el escenario haciendo una entrada triunfal. El público no esperaba menos del grupo y, después de largas horas de cola, muchos afirmaron que fue el mejor concierto al que habían asistido.

El grupo no sólo ha agitado Donostia, sino que han sido cientos los aficionados que han cogido un vuelo o han conducido durante horas para poder asistir al concierto. Y si la distancia no es un impedimento, el día de la semana tampoco, ya que algunos incluso han optado por volver a sus ciudades después del concierto y dormir una hora para poder ir a trabajar, no sin destacar que "ha merecido la pena cada segundo".

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Gran expectación en Anoeta antes del concierto de Rammstein Iker Azurmendi

Los grandes aficionados de Rammstein no dudaron en aprovechar la apertura prolongada de los bares de Amara, como el Chopper, para reunirse y debatir sobre el espectáculo audiovisual que acababan de contemplar.

Ardiendo en el escenario

En el escenario se pudo ver a un Lindemann que ardía en vivo. Rodeado de llamas que salían de su espalda, el cantante ha conseguido traer de vuelta los años de oro de los conciertos de Anoeta, por donde han pasado anteriormente grupos como Bon Jovi, Guns N’ Roses, The Rolling Stones, U2 o Bruce Springsteen.

Tampoco pasó desapercibida su despedida que, después de tocar el tema Adieu de su último disco Zeit, agradecieron a su público con un "eskerrik asko".