No es una biografía edulcorada”. Para nada. Ni esta nueva entrega ni las dos que han precedido al proyecto que, a modo de diario, de memorias profesionales y personales, Kepa Murua (Zarautz, 1962) empezó hace doce años, cuando el escritor y editor tomó la decisión de poner el broche a Bassarai. “Ahora todo el mundo busca los libros de la editorial. Eso no me gusta”. Los ojos hay que tenerlos abiertos cuando toca.

El mundo literario, por supuesto, pero no solo. Entre las páginas de La decisión ininterrumpida. Diario de un poeta y editor (2008-2009), que acaba de hacerse realidad de la mano de Chamán Ediciones, el autor camina por diferentes planos y usa diferentes lenguajes. Se unen el del cuento, el del ensayo, el de la novela, el de la poesía... Desde ahí se habla sobre los mundos de la edición, del libro y de la política cultural española y vasca, pero también de las relaciones personales, del amor, de... “Es un compendio de vida”, resume el creador.

Este libro, que funciona como una “falsa novela” en la que “se habla de muchas cosas más allá de los libros y de la edición”, llega ocho años después de Los sentimientos encontrados, segunda parada de unas memorias que arrancaron con Los pasos inciertos. “Hay otros tres por publicar”, avanza Murua.

“Para mí, la lección de este libro es la superación de diferentes obstáculos que en su momento parecieron muy importantes”, apunta el autor, que cree que el lector va a intuir entre estas páginas “la manera que tiene el protagonista de sobrevivir”. Máxime en los años del estallido de la última gran crisis económica y en los tiempos en los que muchos dentro y fuera del sector editorial estaban convencidos de la muerte del papel y el triunfo aplastante de lo digital.

En ese mar tan revuelto, Bassarai supo y quiso navegar. “En muchas de las apreciaciones que leo aquí ahora, que son valientes, sobre la digitalización y la desaparición del papel, veo que he acertado”, señala Murua. Lo hace reconociendo que tal vez entonces no vislumbraba de manera tan clara el peso que hoy tiene la autoedición o cómo las redes sociales han trastocado tanto las formas de promoción de las publicaciones.

En esa intención de desmitificar el mundo editorial, el autor también mira a las instituciones públicas y lo hace de una manera crítica. “Se ha dicho de mí que soy una persona radical. No lo creo”. El público que se asome a estas páginas, donde el humor también juega su papel, juzgará si es así. Lectores, por cierto, también presentes en el relato ya que se reproducen algunas cartas que el escritor Kepa Murua recibió en sus tiempos de editor. Al fin y al cabo, todo suma para construir un diario en el que, además, “hay un agradecimiento a la vida”.