Euskadiko Orkestra ya se encuentra en casa tras una gira que le ha llevado por las tierras de Mozart siendo embajadora de la cultura vasca. La gira por la cuna de la música clásica no podía haber resultado más exitosa. Incluso para su director general, Oriol Roch, una persona que se reconoce muy exigente. “Cada vez quiero más calidad, busco la excelencia”, decía poco antes de que comenzara uno de los conciertos que la orquesta vasca ofreció en la sala Grosses Festspielhaus de Salzburgo.

Pero incluso hasta los más exigentes se rinden a la evidencia y la demostración de satisfacción del público austríaco, uno de los más exigentes, en este tipo de música fue el mejor termómetro para medir el grado de implicación de los asistentes. Los largos aplausos fueron acompañados de la ovación general del público, que ya en última instancia y a modo de homenaje a la orquesta, se puso en pie. Fue sin duda uno de los momentos más emocionantes de esta gira que valida a la orquesta en su apuesta por la internacionalización.

“En 27 años solo he visto esto en dos ocasiones”, dijo al finalizar el concierto, ya en los camerinos, Tomas Heissbauer, programador de la prestigiosa sala donde tuvieron lugar las actuaciones. “Cuando los resultados son tan palpables, te reafirmas en que la apuesta ha merecido la pena”, añadía de vuelta a casa Andoni Iturbe, viceconsejero de Cultura. Porque en Salzburgo, en la sala Grosses Festspielhaus, el director de Euskadiko Orkestra hizo un guiño a Euskadi y se dirigió al público con un “zorionak!” que repitió a los asistentes para que se lo dijeran a los músicos. También porque seguramente Guridi se habrá escuchado por primera vez y en dos conciertos consecutivos, y porque Ravel y el Bolero conquistaron a los 2.200 asistentes que descubrieron “algo nuevo”. El País Vasco ya se encuentra en el corazón de Austria. La música es sin duda la mejor embajadora de un pueblo y, como dato curioso, hay que decir que desde esta temporada no dan flores a las artistas tras su actuación. Como recuerdo de su paso por Salzburgo, cada artista u orquesta llevará su nombre en un árbol, como parte de un plan de reforestación de los bosques austríacos. Así que el País Vasco ya ha echado raíces en Salzburgo.