Koldo Corella vive los días previos a la ceremonia de los Goya con tranquilidad. “La sociedad de la nieve se va a llegar todos los premios técnicos, así que iré con poca presión”, confiesa este donostiarra, que ha obtenido su primera nominación a los galardones de la Academia de Cine por su trabajo, “lo más naturalista posible”, en la postproducción del sonido de 20.000 especies de abejas.

“Estoy muy contento por la nominación y voy a ir a la gala a disfrutar”, cuenta Corella, quien ve muy complicado batir a una cinta “muy técnica y con mucho presupuesto” como la que ha firmado J.A. Bayona. “Es justo que se lo lleve porque hay un trabajo técnico muy grande detrás. Es una película completamente diferente a la nuestra”, indica sobre el filme de Estibaliz Urresola.

Tal y como explica Corella, la directora acudió a él para crear un sonido natural e intimista en un largometraje que carece de banda sonora. “Esti estaba muy preocupada porque quería que se captase esa naturalidad de la película. Otros directores solo se interesan por el sonido en la mezcla final, pero ella ha participado desde el principio y tenía muy claro lo que quería”, revela Corella, quien no escatima en halagos hacia la cineasta. “Ha sido un trabajo muy exigente porque ella lo es. Ha sido un placer trabajar juntos y la estoy muy agradecido. Que las quince candidaturas al Goya hayan salido en nominación, algo que creo que nadie antes había conseguido, solo ha sido posible gracias a la implicación que ha tenido en todos los departamentos”, agrega.

En su caso, este donostiarra ha sido el encargado de la postproducción del sonido del filme, ajustando las voces y añadiendo los sonidos que se graban fuera del rodaje. “El mayor reto ha sido el de que el espectador no notase que todos esos sonidos naturales, como los pájaros o el río, no se habían grabado en directo”, apunta sobre un trabajo que ha realizado junto a Xanti Salvador y Eva Valiño, esta ganadora del Goya y nominada en seis ocasiones. “Lleva muchos años en esto y ha estado en muchos proyectos de este tipo de corte más rural. Tiene un bagaje técnico muy grande y ha aportado un material que se ha amoldado perfectamente a este tipo de historia”, opina.

Una versión exprés para Berlín

Lo habitual suele ser que Corella entre a trabajar en las películas aproximadamente un año y medio después de recibir la primera llamada y necesita de un mínimo de tres meses para realizar su labor, algo que no ha ocurrido del todo con 20.000 especies de abejas, ya que tuvo que hacer un trabajo exprés de cara a la Berlinale. “Cuando nos dieron el sí solo teníamos un mes para preparar la película antes de su proyección en el teatro. Hice una capa genérica y la mandamos. Luego tuve que hacer otra para el Festival de Málaga y ya cerrarla bien para su estreno”, apunta.

A ello hay que sumar que mientras se encontraba trabajando en la primera versión del montaje, recibió uno nuevo con un 25% más de metraje. “Trabajar con ese contrarreloj fue sin lugar a dudas la parte más estresante de todas”, puntualiza.

No obstante, Corella se muestra encantado de haber trabajado en una película que no para de obtener reconocimientos y que, quien sabe, quizás le abra las puertas a nuevos proyectos. “Por ahora, ha llegado la oferta de una película mexicana, pero ya se verá si hay más. Creo que la nominación, al menos, puede servir para que esté encima de la mesa de candidatos y cuando alguien vea que he trabajado con alguien tan exigente como Estibaliz Urresola piense en mí“, concluye.