“Imagínate que los protagonistas de Los santos inocentes sirviesen a unos vampiros”. Con esta premisa tan singular ha descrito el productor Joaquim Vivas su más reciente trabajo, Cuando los amos duermen, una cinta de “terror humanista” que se presentará este sábado en la Semana de Cine Fantástico y de Terror, que arrancará en la tarde de este viernes en el Principal con la proyección de Vermin: La plaga, una cinta poco apta para aracnofóbicos, antes de dar paso a la Japan Gaua con Visitors, de Keinichi Ugana, y Sana, de Takashi Shimizu. Vivas ha presentado este largometraje esta mañana en el Victoria Eugenia junto a su director, Santiago Alvarado Ilarri, y una de sus protagonista, Llum Barrera

“Siempre nos ha gustado darle la vuelta al género”, ha explicado Vivas; algo, por otro lado, palpable en la filmografía del equipo técnico de esta película. No en vano, también bajo la dirección de Alvarado Ilarri, en 2013 presentaron en la Semana Capa caída, una deconstrucción de las películas de superhéroes, en clave de falso documental, sobre la búsqueda de un vigilante que desaparece de la faz de la tierra, tras ser acusado de abuso de menores. En 2020, por su parte, llegó Menéndez, la historia de un exorcista que expulsaba al demonio “a hostias” y que, pese a ser una producción independiente, encontró distribución internacional gracias a Netflix.

Cuando los amos duermen vuelve a ser una producción independiente, sin una gran cadena o plataforma que la respalde. Eso es, por otro lado, lo que ha permitido a los creadores hacer una apuesta de género diferente, al tratar una historia de vampiros desde el costumbrismo de aquellos que los sirven. “Siempre me pregunté cómo sería la vida del jorobado que servía al conde Krolock en El baile de los vampiros, de Roman Polanski. ¿Cómo sería una película con este protagonista? ¿Qué haría durante el día?”, ha comentado el realizador para contextualizar este largometraje que opta al Premio del Público de la Semana. 

Así, tras un inicio hitchcockiano que homenajea a Psicosis, la película presenta a Víctor (Iván Massagué), un vampiro ancestral que sólo se alimenta de sangre de los malvados. No obstante, no es él quien protagoniza la película, sino Samuel (Juanjo Pardo) y Lourdes (Diana García), los sirvientes de Víctor. De hecho, la trama se centra en la aparente imposibilidad de la pareja de quedarse embarazada y así engendrar un nuevo descendiente de un linaje que desde hace siglos se encarga de cuidar de su “amo” inmortal. La “lealtad” es, de hecho, uno de los temas principales de la trama.

El día a día de esta atípica familia se ve interrumpido cuando otro vampiro, Zlatan (Juli Fàbregas), llega inesperadamente junto a su propia sirvienta, interpretada por Llum Barrera y que, según ha recordado, este es su primer papel en una película de género. En la analogía con Los santos inocentes que filmó Mario Camus, Zlatan representaría al personaje del señorito Iván (Juan Diego), obsesionado por cazar y cazar, incluso, a la Milana Bonita, protegida de Zacarías (Paco Rabal), sin tener en cuenta las consecuencias, debido a su posición en la jerarquía social –en el caso que nos ocupa, la primacía del vampiro en la pirámide trófica–.

La presencia de los antagonistas ofrece, por su parte, el contrapunto cómico al costumbrismo. De hecho, los papeles que interpretan Fàbregas y Barrera son, a la vez, “patéticos” y “muy locos”. “Cuando me propusieron un papel en una película de vampiros, me dije, pero si yo me cagó con Scream, soy lo peor, soy supermiedica”, ha confesado la actriz balear, que se se convenció al leer el guion y descubrir que Cuando los amos duermen es una gran “comedia”. “El personaje de Fàbegras y el mío representan a ese hermano o ese cuñado que se ha separado y que se planta en tu casa para tres días, pero acaba alargando su estancia más de lo debido, indefinidamente”, ha reído.

Programa para el sábado 28

La sesión de la tarde, antes de la proyección de la cinta de Santiago Alvarado Ilarri, se abrirá con la última monstruosidad de Brad Anderson, responsable de las turbadoras El maquinista (2004) y Transsiberian (2008). Para la doble sesión de sobremesa, la organización de la Semana ha pensado en dedicar la jornada a los chupasangres. Blood, de Brad Anderson, cuenta la historia de Owen, un joven que es mordido por su perro poseído, motivo por el cual desarrolla una afición por ingerir sangre, plasma que logrará de su madre, una enfermera exalcohólica.

Por su parte, el doble programa nocturno se centrará en el tema que vertebra esta 34ª edición: la brujería. La primera película que se proyectará al abrigo de la noche será Rokya, una actualización del mito de las curanderas en la que una joven madre pone en contacto vía app a personas desesperadas por la sanación con productos y objetos místicos. En Brujería, de Christopher Murray, en cambio, el espectador viajará al pasado, al siglo XIX en Chile, para descubrir la historia de una adolescente que quiere vengarse con magia de aquellos que vejaron a su padre.