Dentro de la misma morada convivieron en los albores del s. XIX dos figuras de la literatura en euskera que han hecho historia. El autor de la célebre obra El doctor, Peru Abarca, Juan Antonio Mogel y su sobrina Bizenta, la primera mujer que publicó en euskera y pionera de la literatura infantil y juvenil en esta lengua. “Un caso excepcional”, señala el académico de Euskaltzaindia Adolfo Arejita, en una época en la que las mujeres no estaban destinadas ni a leer ni a escribir. Bizenta Mogel nació en Azkoitia en 1782. Siendo apenas una niña falleció su padre médico y junto a su hermano Juan José fueron acogidos en Markina en la casa de su tío. Fue la gran oportunidad de Bizenta para adentrarse en el conocimiento. Cura y escritor, de pensamiento conservador, tomó a su cargo el cuidado y formación de sus dos sobrinos enseñándoles la lecto-escritura tanto en euskera como en latín y en castellano.

La escritora Bizenta Mogel. Cedida

En dialecto guipuzcoano

Mujer letrada y escritora, Bizenta, con 22 años, escribió Ipuin Onak, la traducción al euskera de cincuenta fábulas de Esopo junto a ocho fábulas en verso de su tío. Publicadas en Donostia en 1804 y reeditadas varias veces a partir de 1880 son, en realidad, la versión guipuzcoana de las que redactó el propio Juan Antonio.“No me cabe duda de que existe una versión anterior en dialecto vizcaíno redactada por su tío y que resulta la base de la versión final en dialecto guipuzcoano”, señala Arejita. Bizenta desplegó el repertorio lexográfico aprendido de su mentor. “Un lenguaje bien cuidado, un estilo serio y rígido, de corte neoclásico y poco abierto a las nuevas corrientes que iban surgiendo”, indica el experto.

Una mujer como agente cultural

Sin embargo, su producción literaria más relevante son Gaboneko Kantak, que compuso anualmente desde 1825 hasta 1832, hasta la I guerra carlista. Una obra de madurez y absolutamente propia, incluida en la obra Bilboko Gabon Kantak de Antonio Zavala en Auspoa. Fue así como Bizenta confirmó su perfil de “agente cultural y social inusual”, según Arejita. Un camino abierto por su tío Juan Antonio, influenciado por la Ilustración y el Romanticismo que otorgó a su sobrina “buena formación humanística, lengua, literatura y otros saberes, como un instrumento fundamental para la promoción social”, añade.

Originalidad. Lo más relevante de las versiones en euskera de las fábulas de Esopo es, en opinión de Arejita, “la originalidad y amplitud de las versiones de los textos, en verso y en prosa, del texto final en euskera”.

Calles y bibliotecas. La biblioteca de Durango se conoce por su nombre al igual que un parque de Markina-Xemein y una vía del barrio donostiarra de Intxaurrondo. Mogel aparece además en la lista de personajes célebres de su localidad natal, Azkoitia, donde otra vía lleva su nombre. Cedida

Virtud. La fábula era un género para la buena formación de los jóvenes . De ahí su título: ‘Ipuin onak’. La literatura, según Arejita, “al servicio de la virtud y buenas costumbres”.

Público culto. Para el académico Adolfo Arejita, la obra de Bizenta Mogel está dirigida al público euskaldun ”culto de la época, que era reducido”, y también “indirectamente” a los jóvenes que tenían la suerte de estudiar en esa época.

Pionera. A Bizenta Mogel se le atribuye el logro de ser la primera mujer que publicó en euskera en un tiempo en el que las mujeres eran analfabetas.