Se trata del pueblo más occidental de Gipuzkoa. Mutriku es una pintoresca localidad marinera caracterizada por las empinadas cuestas de su casco histórico, declarado conjunto monumental en 1995. No en vano, está edificada en una de las laderas del monte Arno. Fundada en el siglo XIII (año 1209), gran parte de su encanto radica en que conserva su trazado medieval (también parte de las antiguas murallas). Las escalonadas y coloridas casas que salpican el puerto hacen el resto.

Entre sus estrechas y empedradas callejuelas, el visitante tiene la oportunidad de disfrutar de las edificaciones palaciegas de los siglos XV, XVI y XVII, con sus característicos escudos familiares y balcones forjados. El palacio Arrietakua, que conserva el mobiliario original del siglo XVIII; el palacio Galdona, con su llamativo alero; el palacio Zabiel, con su decorada fachada; o el palacio Montalivet, declarado monumento histórico artístico son buen ejemplo de ello. 

Torre Berriatua, en el casco histórico de Mutriku Arnaitz Rubio

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es otro de los edificios más llamativos de la localidad. Construida entre 1803 y 1843, es uno de los mejores ejemplos del neoclásico en Gipuzkoa. Y hablando de arquitectura sacra, cabe destacar que en el barrio de Astigarribia se encuentra la iglesia más antigua de Gipuzkoa: se trata de San Andrés, un pequeño templo que data del siglo XI. 

La Torre Berriatua, una de las edificaciones góticas mejor conservadas de Gipuzkoa; la plaza Txurruka, el punto neurálgico de la villa; el puerto, uno de los más antiguos de Euskadi (data del siglo XIII); o la antigua lonja de pescado bien merecen una visita. 

Un entorno privilegiado

Pero además de lo pintoresco de sus calles, Mutriku cuenta con un entorno natural privilegiado, empezando por su litoral, en ocasiones abrupto y salvaje. La playa del casco urbano es la que más bañistas congrega en la época estival y cuenta además con dos piscinas naturales, de tamaño olímpico, que se llenan conforme a las mareas y que están dotadas de todos los servicios: desde socorristas hasta duchas, baños y vestuarios, además de bar. Hay que destacar que el acceso a las piscinas es gratuito. 

Pero además, tiene otras playas menos transitadas y más salvajes, como son Saturraran, Burumendi, Alcolea y Ondarbeltz.

Playa de Saturraran, en Mutriku JAVI COLMENERO

Asimismo, el litoral cuenta con un precioso paseo entre la localidad y Deba, perfectamente acondicionado para andar de manera segura sin interferencias del tráfico rodado, y que permite disfrutar de unas espectaculares vistas de la costa guipuzcoana y vizcaina. 

Además, cuando la marea está baja, sale a la superficie el flysch negro, el más antiguo del Geoparque de la Costa Vasca. Se trata de “un paisaje submarino formado por grandes arrecifes de coral, abanicos submarinos profundos, terremotos y pequeños caprichos naturales como las conocidas septarias de Deba”, que data de 100 millones de años atrás, explican desde el Geoparque.

Precisamente, para los amantes de la interpretación geológica, el museo Nautilus ayuda a entender el origen de las formaciones geológicas que encontramos en la costa guipuzcoana. Cuenta, para ello, con un buen número de fósiles encontrados en el fysch negro mutrikuarra.

Piscina de agua marina del puerto de Mutriku Jabi Leon