Dos escultoras emergentes, Miren Doiz (Pamplona, 1980), y Zuhar Iruretagoiena (Zarautz, 1981), exponen sus obras en la galería Altxerri de Donostia, con algunos puntos en común y algunas divergencias. Ambas parten de lo objetual, lo reciclado y lo tecnológico, ambas comparten lo constructivo, el empaquetamiento, y lo cons/des/tructivo, pero cada una de ellas posee su modo personal de acercarse a una escultura que las últimas décadas posee acentos desestructurales, más crudos, y más líquidos. La incorporación de las mujeres en las últimas décadas aporta acentos propios a la escultura del País Vasco, más rígida y masculina del último siglo.

Miren Daoiz, partiendo de su experiencia pictórica, expande sus obras en el espacio bi-tridimensional, de carácter constructivo, reciclando objetos y materiales de desuso, hasta lograr con ellos obras que rayan en el constructivismo, el art povera, y el surrealismo.

Working Glass (2018) es una obra potente y exquisita, que conjuga la sintaxis oteiciana, aportando una gama de colores rancios y potentes, que ella bien ama y domina. En Un paisaje personal y culpable I, y II, de signos más surrealistas, se acerca a una visión mironiana de carácter vertical y divertido. Pero donde logra sus mejores aciertos es en las obras de pared, con claros acentos neoconstructivos, en los que los colores detonantes y atípicos logran una ensalada de delicioso sabor amargo, Derroche/Colapso 1 y 2(2022), y en su excelente serie En ninguna parte en ningún sitio, en las que su aformalismo logra altas cotas de arte pobre y lirismo. A caballo entre la pintura y la escultura, Doiz logra un mix arriesgado y atrevido.

Zuhar Iruretagoiena utiliza el acero inoxidable y galvanizado, las bolas de acero y el cemento para realizar unas propuestas in fieri, en un punto en el que muestra la obra acaba y el “todavía no”.

Es como un querernos mostrar las entrañas de su quehacer entre la artesanía tradicional del tapiz y la cestería, y las nuevas tecnologías, tubos, pirsins, aderezos… Más rotunda y lograda en su Tú y yo, en su tapiz de bolas de acero y tubillón (2023), así como en su aderezo/lazo de pared (2023), que en sus cestos de sirga de diversos aceros y aluminios, también del 23, mejor en la más desestructurada que en la cerrada. La utilización de materiales más industriales, supone todo un reto poco utilizado por las últimas escultoras del País Vasco, así como una deriva que la aparta de sus empaquetamientos de Itzali da sua y No es poético, mostrados fotográficamente, y que resultan muy convincentes y atractivos.

La muestra está comisariada por Juan Pablo Huércanos.