La serie Teatro Principal, donada por su compañera y musa Maru Rizo al Museo San Telmo de Donostia, considerada como inicial de la trayectoria artística (1955-59) de Amable Arias (Bembibre, 1927-Donostia, 1984), se presenta hora en el espacio Laboratorio del mismo, comisariada por Mikel Lertxundi y acompañada por textos del autor, Maru Rizo, Mikel G. Gurpegi, Espido Freire y Antonio C.Hernández.

Se trata de un conjunto de acuarelas y dibujos, acompañados por fotografías de vedettes y personajes de revistas y espectáculos que animaban la ciudad durante los años de la represión franquistas.

Amable era sobre todo mirada, asegura Maru Rizo, una oscura mirada llamativamente inquietante y quieta. Poseía unos ojos profundos y escrutadores, como siempre inquisidores de la verdad y crueldad de la vida.

No es extraño, por tanto, que en los años de su juventud lacerante y opresiva, tanto física como socialmente, el mundo del vodevil y de la comedia ligera, lugar en el que trabajaba su madre en la guardarropía, le resultara atrayente, alegre y sorpresiva. Piernas estilizadas y escotes vertiginosos, plumas en la cabeza y tacones exagerados, cuerpos ondulantes y en paso de baile, o de pose ante el joven alevín de artista.

Así surgen esos cuerpos musculados de La vedette, de Josefina, Lina Morgan, trazados con acuarela sobre finas líneas de lápiz, o esas cabezas casi minimalistas de Queta Claver, o Saenz de Heredia.

En algunos personajes se advierte tristeza y melancolía, como en La espera y “Virginia Frediani, en otros el poder y la ironía un tanto caricaturesca, como en “Antes de salir a escena y Dalvi, T. Principal.

Lo cierto es que con una economía de medios impuesta por la rapidez del momento, el autor, con un lápiz de dibujo y unas acuarelas en las que privan los colores tendentes a oscuros, azules, ocres y negros, rotos por algunos rojos y verdes, compone un friso vivo y cerca al de los pintores postimpresionistas.

Figuras frontales en su mayoría, como en pose, pero también laterales y traseras.

Y junto a las acuarelas podemos contemplar dibujos a tinta china como los de Antonio Bernabe, bailarinas, violonchelistas, La orquesta, trazados con una línea quebrada y ondulada a la manera de Matisse, que logran plasmar un mundo de belleza y melancolía.

Gracias a Maru Rizo, Amable Arias posee un cuerpo bibliográfico como pocos autores del país poseen entre nosotros. l