La Euskadiko Orkestra ultima sus preparativos para presentarse ante la audiencia polaca. La gira por el país de Chopin arrancará esta noche en la Fiharmonia Narodowa, es decir, en el auditorio de la Filarmónica de Varsovia. Con todas las entradas vendidas y retransmitido en directo por la radio estatal, el conjunto dirigido por estadounidense Robert Treviño interpretará la Quinta Sinfonía de Mahler, el Boléro de Maurice Ravel y unas propinas que, por ahora, se guardan en secreto, aunque deja intuir que alguna corresponderá a algún compositor vasco. “La expectación es máxima”, ha asegurado Treviño este martes, en unas declaraciones previas al inicio del ensayo en el propio auditorio, uno de los más grandes de Polonia con 1.072 localidades, que fue edificado por primera vez a principios del siglo pasado pero que tuvo que ser reconstruido hasta en dos ocasiones, la última, tras la Segunda Guerra Mundial.

Treviño es un viejo conocido del Festival Beethoven de Polonia, llamado así porque en Cracovia, una de las sedes del festival, se guarda el original de la Novena del compositor austríaco. En el programa de este martes noche, no obstante, no sonará Beethoven, tampoco se interpretará a Chopin. Como carta de presentación a un público nuevo, la Euskadiko Orkestra ha preparado una de las sinfonías “más completas” de Gustav Mahler, la Quinta, que se caracteriza por ser una pieza muy exigente, sobre todo, para los instrumentistas de viento metal. Es conocida la querencia por Mahler de Treviño que, desde su incorporación como titular de la Euskadiko Orkestra, ha sumergido al conjunto en todo el “ciclo de sinfonías” mahlerianas. Por lo tanto, cuando la organización del festival le pidió un programa con el que mostrar la plena “destreza” y “capacidad” de los músicos, tuvo claro que esta composición era con la que querían dejar impronta en uno de los certámenes “más importantes” de Europa Central: “Era lo natural”.

La Quinta es una composición “dinámica” que abarca “todos los rangos de notas” posibles y es “excepcionalmente difícil”. Precisamente, esta dificultad es lo que la hace “idónea”, a juicio de Treviño, para demostrar la calidad de los músicos. De hecho, los instrumentistas han llegado a Varsovia bien preparados, después de un trabajo “duro y arduo”. La Quinta de Mahler es una de las piezas con las que han girado por los principales auditorios de Euskal Herria en una de las últimas giras de abono. Por ello, habla claro: “No están nerviosos, están expectantes porque saben que va a ser algo maravilloso”.

Asimismo, como orquesta de país que es, era importante para ellos seguir profundizando en el trabajo de difusión de la música vasca. Después de dos exitosos discos en los que han trabajado las compositores del autor Maurice Ravel, se presentarán ante su nuevo público con una pieza bien conocida pero que, en pocas ocasiones, comparte programa con la Quinta de Mahler. Se trata del conocidísimo Boléro, unas melodías que, de alguna manera, han hecho que la Euskadiko Orkestra ponga su propia bandera en el mapa internacional de las sinfónicas y que, al mismo, tiempo ha permitido redescubrir al compositor de Ziburu.

Polonia, un país muy musical

La invitación para asistir a este encuentro, que llevará a la orquesta -sus actuaciones figuran como cabeza de cartel y principal atractivo de la programación-, además de a Varsovia, a Worclaw, Cracovia y Katowice, la recibió el propio Treviño. El batuta titular del conjunto lleva una década viajando a Polonia, tanto para participar en el Festival Beethoven como para dirigir, como invitado, a los principales conjuntos del país. En estos viajes conoció al prestigioso compositor Krzystof Penderecki, fallecido hace tres años y alma mater de este certamen. Precisamente, la relación tan estrecha que tuvo el estadounidense con el polaco fue la que hizo que el festival desplegase “su alfombra roja” para que el director volviese con “su” orquesta, entendido el uso del posesivo como sinónimo de la sinfónica vasca.

“Polonia es un país muy musical”, ha explicado Treviño para después añadir que la música sinfónica es “bien conocida” por la población. “Los polacos han tenido las mejores orquestas, los mejores directores y los mejores solistas”. Como experto en la audiencia polaca, el maestro Treviño augura que la Euskadiko Orkestra se encontrará ante un público “muy respetuoso”, “muy entusiasta” y no duda de que quedará abrumado ante la calidad del conjunto que dirige: “Cada vez que vengo a Polonia, es una fiesta”. La de esta noche con la sinfónica vasca, sin duda, también lo será.