Tras el éxito de la primera temporada, Movistar+ encargó una segunda que se ha mantenido con absoluto secretismo. El festival donostiarra de series trajo ayer a Tabakalera los primeros detalles.

Poco se sabe de esta segunda temporada más allá de que está ambientada en Ferrol y de que hay un nuevo crimen que hace volver a unir a sus dos personajes.

–Mónica López: En realidad, son dos casos, aunque cada uno lo investigamos por nuestra cuenta. Ahora vivimos más cerca y, por ello, nuestra amistad se ha enriquecido. La enfermedad de Tomás ha ido evolucionando y es más fácil ayudarle. Maite, mi personaje, se encuentra metida de lleno en una ciudad extraña. Ferrol es una ciudad muy bonita, pero tiene un gran muro blanco que ha sido arrebatado a la ciudad y que se presta al Arsenal militar. Con esta temporada mucha gente verá por primera vez el mar en su ciudad.

Javier Cámara: Tomás, por su parte, está con un caso de hace 20 años que está en peligro de prescribir. Se enrola con una persona que lo está pasando mal y poco a poco va investigándolo. Es una temporada más vital y más enérgica.

Eso quizás responda a que ya no hay una necesidad de presentar a los personajes, ¿no?

J.C.: En un thriller los personajes pueden tener una evolución, pero dentro de un esquema. Aquí lo más importante es el caso y que quede bien explicado. La escritura es el éxito del thriller, luego puedes dar con unos personajes maravillosos y tener grandes aciertos como en la primera temporada con las dos actrices increíbles que daban vida a la madre y la hija. 

M.L: Eso lleva a que cuántos más actores gallegos mejor, a cuánto más auténticos sean mejor. Que haya espacios a contar sus historias, lo que nos lleva a la típica frase de que lo local explica mucho mejor lo universal.

“La gente está viendo en las plataformas series con subtítulos en inglés, así que por qué no podemos verlas en euskera o en gallego”

Uno de los principales aciertos de la primera temporada es que el misterio estaba puesto en las causas del asesinato y no en el asesino. ¿Está vez no será así?

M.L.: Esta vez no. El público va ir descubriendo todo a la vez que los personajes. La primera temporada fue como un principio, con un caso único que sucedía y que nos mezclaba hasta enemistarnos. Ahora, los dos personajes son amigos y se llevan bien juntos. Encima se dan cuenta de que trabajan bien y aunque hay secretos que no se pueden contar entre ellos cada uno necesita al otro para su caso.

J.C.: Creo que es una temporada fantástica. A mí los guiones me gustan mucho más todavía.

Una de las cosas que más me llamó la atención de la primera era la falta de uso de gallego.

J.C.: Ya lo hizo antes Fariña y luego alguna serie más, pero ahora, por fin, se pueden hacer personajes con acentos concretos de una zona. 

M.L.: Sí, pero ojalá eso de paso a que se puedan hacer ficciones en los cuatro o cinco idiomas que tenemos en España. La gente está viendo en las plataformas series con subtítulos en inglés, así que por qué no podemos verlas con subtítulos en euskera o en gallego.

J.C.: También es verdad que es una serie para un público concreto con un formato que funcionó muy bien antes con Hierro. Yo creo que cuando a Jorge Coira y Fran Araújo, creadores de la serie, les propusieron hacer una nueva quisieron llevársela a su terreno, a lo que conocían, que era Ferrol y Galicia.

‘Fariña’, ‘As bestas’, ‘Rapa’... ¿Qué está pasando con Galicia y las ficciones?

J.C.: Creo que si hablas con los andaluces te dirán que es el momento de los andaluces, como con los vascos hace unos años, o con los catalanes o los valencianos en el teatro. En Galicia está ocurriendo lo mismo. Ha ocurrido igual internacionalmente con el cine iraní o con el coreano. Lo importante es que estos genios van a estar 20 o 30 años haciendo películas y series desde su tierra y que no es una simple ola que aquí termina. Ocurre igual con las mujeres, que deben seguir dotando de su personalidad a los proyectos y que esto no solo sea algo que viene y va.

“Dos personajes mayores de 50 años protagonizando una serie e interpretando a una guardia civil y a un profesor de instituto, ¿por qué no?”

La serie también reivindica a personajes protagonistas mayores de 50 años e incluso a una mujer al frente de un cuerpo policial.

M.L.: Maite debe hacer frente a un entorno muy masculino, lleno de miradas. Ella ha decidido acercarse a vivir con Tomás porque se da cuenta de que es la cuidadora número uno de este señor. Lo que ocurre en la primera temporada es un antes y un después para ella. Es muy bonito cómo evoluciona la amistad entre estos dos personajes sin ser una historia de amor, algo que agradecemos muchísimo.

TJ.C.: Dos personajes mayores de 50 años protagonizando una serie e interpretando a una guardia civil y a un profesor de instituto, ¿por qué no? Nosotros nos alegramos mucho de que no tuviéramos ninguna relación porque en el fondo no sería más que darle una clave de enganche al espectador. Ocurre lo mismo con el final de la primera temporada, que acaba mal y no es un final feliz. 

¿Qué es lo que les da las series que no lo hacen las películas?

J.C.: Una cosa que me gusta mucho de las series es que todo puede cambiar. Por ejemplo, las dos primeras temporadas de Homeland son brillantes y, de repente, se cargan al protagonista y todo es distinto. Puedes hacer una tercera y que sea un desastre o seguir haciendo cosas que son una maravilla. Puedes hacer 40.000 saltos mortales y seguir ahí. O casos como Rapa, donde, de repente, alguien piensa que una actriz maravillosa como Mónica deje de hacer de secundaria para a sus 50 años convertirse en la protagonista. Eso es lo más maravilloso de todo.