Nisa Goiburu (Ordizia, 1946) y Maite Martiñena (Tafalla, 1948) exponen sus obras en las salas de Inmobiliaria Araxes y Café Santana de Donostia, fieles a sus poéticas personales y tras años de mostrar sus obras en distintos circuitos y salas de exposiciones.

Nisa Goiburu, tras un largo recorrido artístico, expone en las salas de Araxes Inmobiliaria una serie de lienzos, dibujos, y esculturas adscritos al realismo mágico, en los que utiliza técnicas y materiales diversos a modo de collage para plasmar sus íntimas vivencias en torno a la mujer, de una manera poética, mágica y sobria. Con fina línea curva matissiana, traza sobre la superficie del lienzo amplias formas con diversos materiales que configuran rostros y cuerpos de mujer sirena, amiga, trabajadora y compañera de la vida. Y para ello utiliza telas, cartones, polímeros, y pedrería con los que compone sus poemas llenos de encanto y de un cierto ingenuismo, cercano a una cosmovisión naif y femenina. Ella no explica su obra y la deja abierta en manos del lector de la misma, poseyendo una cierta relación paradigmática con la obras de autoras como Rosa Valverde.

Interesantes resultan también sus dibujos llenos de pequeñas líneas curvas y sus collage sobre ciudades, así como sus esculturas que, a modo de árboles compuestos con telas metálicas, trepan sobre el cielo de modo rampante.

Maite Martiñena, en esta exposición se aleja de otras obras anteriores figurativas, para adentrarse con una sintaxis expresionista abstracta, en una pintura cercana a autores del Grupo Gaur, como Zumeta y Sistiaga. Sobre fondos azul marino y negros traza en composiciones verticales y horizontales calles de colores contrastados, amarillos, blancos y ocres, con rojos, verdes, y otros colores, estratos geológicos y pictóricos de logrado impacto visual y poético. Se trata de vivencias, relatos de mundos subterráneos que afloran desde el subconsciente de manera unas veces silente, y otras como voces o gritos de modo más patente. La abstracción no es sólo puro juego de formas y colores, es también manifestación, al modo que lo hacen dadaístas y surrealistas de historias y mundos personales y colectivos, que afloran y se expresan de modo hermético pero reivindicativo en torno a una sociedad que no nos gusta y que nos aplasta.

Con todo, su obra va ganando en composiciones y en texturas, y sus propuestas van alcanzando un buen grado de calidad y de solidez en las mismas.