El tempo geológico, el histórico, el genealógico y el cultural no avanzan al mismo ritmo, si bien es cierto que el artista guipuzcoano Jesús Mari Lazkano ha conseguido capturar con su pintura, cercana al hiperrealismo, paisajes que dentro de unos años, quizá, hayan desaparecido. Las paredes blancas de la galería Altxerri, espacio en el que mañana viernes se inaugurará la exposición Lazkano. El último hielo, resuenan perfectamente con los paisajes árticos que muestra en sus pinturas. Lazkano, que también viste una camisa blanca, charla con NOTICIAS DE GIPUZKOA sobre esta muestra compuesta por una veintena de ventanas que hacen que el espectador sienta el frío gélido en la cara.

Lazkano, durante la entrevista en Altxerri Ruben Plaza

Precisamente, estos paisajes helados fueron inspirados por un viaje que el propio pintor nacido en Bergara hizo al Polo Norte –fruto de aquella travesía también nació el cortometraje Artiko–. “Necesito cierta trabazón con la realidad”, confiesa Lazkano, que busca dejar a un lado la idea del arte y los artistas que miran al pasado o a sus semejantes en el presente. Así, de la “tensión” entre su posición en la realidad y el hecho del ser humano que transforma el entorno, nace, según confiesa, su necesidad de crear y de comunicar. Al más puro estilo de determinados planteamientos de la Fenomenología o, incluso, del Principio de Incertidumbre del físico Werner Heisenberg, Lazkano opina que cuando un artista mira a la naturaleza, esta muta, se vuelve “trascendente”, incluso cuando el objeto representado es algo de lo más cotidiano.

El paisaje, la geografía y la idea del tiempo han sido los elementos “determinantes” en la trayectoria de este pintor, elementos de por sí trascendentes. La experiencia “puntual, personal y limitada en el tiempo” de su viaje al Ártico en 2017 se convierte a través de su arte en algo que comunica a un nivel “más universal”. “Creo que el arte tiene la capacidad de emocionarnos y de provocar una manera de mirar las cosas. Es una especie de puerta abierta, una invitación”, dice Lazkano, al tiempo que añade que el artista no debe decirle al espectador cómo debe mirar la obra. La función, por lo tanto, del artista “es hacerse preguntas, no ofrecer respuestas”.

¿Y cuáles son las preguntas que hace en esta exposición? Son varias: “¿Cuál es nuestra posición en el mundo? ¿Cómo entendemos las cosas y de qué manera nos implicamos en el devenir de nuestras acciones y de la realidad que estamos transformando?”.

En la medida que la población crece, como crece su deseo de tener más, la capacidad transformadora del mundo y la naturaleza crece hacia un futuro poco “halagüeño”. “Debemos mirarnos a nosotros mismos; es un ejercicio de responsabilidad”, dice.

El mar de nubes

Lazkano reconoce en esa mirada inevitable hacia los referentes del pasado que Caspar Friedrich, el pintor romántico alemán autor de la célebre El caminante sobre el mar de nubes, es uno de sus pintores predilectos. Aquel buscaba lo “sublime” de los paisajes, que ponían “al humano en su lugar”. Dos siglos después, la zozobra del hombre frente a la naturaleza que lo amenaza, por su propio impacto en ella, se mezcla con “la pena de perder aquello que tuvimos y la incertidumbre de no saber lo que nos espera”. La tensión entre el sujeto y el objeto, entre el hombre y la naturaleza, “es el precepto perfecto para el arte”. En este sentido, expone que la veintena de obras que se exhiben en Altxerri son paisajes captados en el Ártico, pero uno de los cuadros que se pueden ver, un homenaje a Friedrich, supone el inicio de un nuevo proyecto. Lazkano ha pintado el glaciar Mer de Glace, en Chamonix; escena que el alemán ya captó a principios del XIX –también lo hizo William Turner– y en la que ahora se puede sentir el impacto del ser humano. Lazkano, por lo tanto, se sumerge en un camino pictórico y también audiovisual: “El tema no es el lugar en sí, sino el tempo geológico, un tiempo que avanza de otra manera en el que los seres humanos solo representamos una pequeñísima chispa”.

El artista Juan Mari Lazkano, con dos de sus obras Ruben Plaza