Cátedra, casa que cuenta en su fondo editorial con libros de Pío Baroja tan significativos como El árbol de la ciencia, La busca o Zalacain el aventurero, ha querido celebrar el 150º aniversario del nacimiento del escritor –el próximo 28 de diciembre– ampliando la oferta de textos del literato. Por un lado, ha publicado Familia, infancia y juventud, unas memorias sobre el último cuarto del siglo XIX que Baroja escribió en la década de los 40, y Canciones del suburbio, su único poemario.

La directora de Cátedra, Josune García, afirma sin ambages que este miembro de la Generación del 98, dentro de la literatura española, es un “activo importante” en el fondo de la editorial, “uno de los novelistas más importantes y de estilo más personal de la primera mitad del siglo XX, cuyas obras siguen siendo lectura de prescripción”. De hecho, El árbol de la ciencia, comenta García, es uno de los libros más vendidos de la colección Letras Hispánicas de Cátedra: “Su estilo sencillo se caracteriza por un tono a menudo pesimista y escéptico, pero siempre en busca de la verdad”.

Su vocación, su búsqueda de la verdad, se forjó durante sus primeros años de vida, en los que viajó por toda la geografía del Estado siguiendo el destino de su padre, Serafín Baroja, ingeniero de minas. Esos primeros 30 años son tan importantes que Cátedra ha decidido rescatar una parte de las memorias que Baroja publicó bajo el título Desde la última vuelta del camino. La directora recuerda que en la trayectoria de Baroja destaca siempre un carácter memorialístico, por ejemplo, en Juventud, egolatría, publicado en 1917.

En cuanto a Canciones del suburbio, escrito en su exilio parisino entre 1939 y 1940, García explica que Baroja, “desde el humor, la tragedia, la soledad y la tristeza”, trata, entre otros, recuerdos de su juventud y rescata a personajes singulares que conoció en Madrid y a otros que conoció en París, huyendo de los nazis.