Cioncidiendo con el vigésimo aniversario de la publicación de Yankee Hotel Foxtrot, considerado por la crítica como el disco cumbre de los estadounidenses Wilco, Warner acaba de reeditar este trabajo que catapultó al grupo de Jeff Tweedy a lo más alto del trono de la música alternativa en el arranque del milenio, en pelea con REM y Radiohead. En él, la banda decidió pulsar el estado de su país y la incomunicación que sufrían sus habitantes, partiendo de la angustia existencial personal y deconstruyendo las canciones a partir de la experimentación formal.
Wilco, el grupo que formó Tweddy tras la disolución de Uncle Tupelo, banda icono del country alternativo que impulsó junto a Jay Farrar, ya contaba con una reputación excelsa en el cambio de milenio. Partiendo de una base tradicionalista, había aunado rock, country, folk y algo de blues y pop en tres discos fantásticos. El último de ellos, Summerteeh, ya advertía de que allí había algo más, no solo una revisión de la tradición, sino su readaptación a los nuevos tiempos.
Y esa nueva vía llegó con Hotel Yankee Foxtrot, el disco cumbre de Wilco, cuya gestación estuvo repleta de problemas entre los miembros del grupo y de este con su discográfica. Tweedy expulsó al batería Ken Coomer, un virtuoso del ritmo incapaz de seguir la nueva vía experimental que demandaba el líder. Su sustituto fue Glenn Kotche, que entró en la formación a instancias del productor del álbum, Jim O’Rourke. Y ahí no quedó la cosa, ya que el multiinstrumentista y también compositor Jay Bennet –coautor de 8 de las 11 canciones del disco– también acabó en el paro. Con un gallo bastaba en el gallinero.
Más polémica
Y la polémica fue más allá. El disco se grabó entre finales de 2000 y principios de 2001 en el estudio de la banda en Chicago, The Loft. Al escucharlo, su discográfica, Reprise Records, subsello de Warner Bros, se negó a publicarlo por considerarlo anticomercial y les concedió la carta de libertad. Wilco lo subieron gratis a Internet y dado su éxito entre los fans, el grupo acabó firmando por Nonesuch Records, otro subsello de la multinacional. Así que, económicamente, lo exprimieron al máximo.
Hotel Yankee Foxtrot, que no llegó a las tiendas hasta la primavera de 2002, es un álbum que ayudó a definir una época y que marcó por completo a toda una generación en el arranque del nuevo milenio. Y lo logró con un repertorio que creó su líder en soledad, con una guitarra acústica y una sonoridad claramente folk y tradicionalista, y que luego el resto del grupo fue moldeando, revirtiendo y deconstruyendo en su local con samplers, loops, cacofonías, efectos de sonido y collages diversos, con el objetivo de reforzar el estado de ánimo y el ambiente de cada tema.
Así se advertía en tesoros como I’m Trying to Break Your Heart, Radio Cure, el himno Ashes of American Flags o I’m The Man Who Loves You, repletos de melodías de raíz acústica y tradicionalista pero subvertidas por efectos sonoros diversos y acoples. Por no hablar de la premonitoria Jesus, Etc –en ella, “los altos edificios tiemblan, las voces se escapan cantando tristes canciones”, se adelantaban al 11–S, al igual que en la portada– o esa gema que lo cerraba, Reservations, en la que Tweedy canta: “Tengo reservas sobre muchas cosas, pero no sobre ti”.
“Esto no es una broma, así que por favor deja de sonreír. ¿En qué estaba pensando cuando dije que no dolía?”, dicen unos versos del álbum. Y en los de Kamera se oye “estoy perdido, no está bien”. Tweedy explicó que buscaba escribir sobre las cosas que tenía delante de sus ojos, mirando microscópicamente a Estados Unidos y haciéndose preguntas. Se cuestionaba: “¿Cómo puede haber todas tantas cosas buenas en Estados Unidos, junto a otras de las que me avergüenzo?”. Y esa era también una pregunta interna: “creo que me sentía así sobre mí mismo”, indicó el músico, que por entonces sufría tremendas cefaleas.
Inéditos en la reedición
Desolación, soledad, insatisfacción y vacío existencial para un disco eterno que ahora se reedita en varios formatos, desde el doble CD a una edición de lujo con ocho discos compactos y 11 vinilos que agrupa el álbum original más un total de 82 canciones inéditas entre maquetas, pruebas, instrumentales, directos, entrevistas… El material adicional permite comprobar cómo fue la gestación del repertorio y cómo este fue progresando y mutando a lo largo de los meses y los ensayos.
Entre los temas inéditos destaca el power pop A Magazine Called Sunset o un Remember to Remember que luego se convertiría en Hummingbird en su posterior A Ghost is Born, pasando por la titular, que parece el esqueleto de la sí publicada Radio Cure, la popera Shaking Sugar, la psicodélica Venus Stop the Train o la balada al piano Cars Can’t Scape. Los más completistas disfrutarán también con el material en directo grabado durante la gira, en el auditorio The Pageant, en San Luis, ese mismo 2002, enriquecido con material previo y posterior. l