El docente y artista Imanol Zubiauz se acaba de embarcar en un proyecto basado en la conexión entre las sociedades vasca e islandesa. Gracias al Premio Joven Eusko Ikaskuntza-Laboral, este zumarragarra profundizará en el proto-idioma o pidgin creado en el país nórdico en el siglo XVII y que sirvió para promover las relaciones entre los balleneros vascos y el tejido comercial local.

¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo este proyecto? 

Surge cuando planeo un viaje a Islandia; empecé a buscar información sobre qué ver, qué visitar y demás y me encontré con una información que no me esperaba, sobre el pidgin. Se trata de una lengua auxiliar, creada por dos o más grupos de personas, con diferentes idiomas, para que puedan entenderse sin ningún tipo de comunicación a través de señas, sino únicamente a través de la comunicación oral. En este caso, era mezclando el islandés con el euskera. Busqué más artículos relacionados con esto y ahí empezó el proyecto.

¿Puede describir en qué consiste?

El premio me ha dado pie a empezar a hacer el proyecto; por lo tanto, está en fase de producción. No hay nada físicamente que se pueda ver, no hay material tangible. Simplemente, tengo imágenes, renderizados con efectos de cómo son las piezas o cómo estarán situadas en el espacio, pero la producción no está hecha todavía. Es un proyecto artístico que tiene tres ejes: la investigación antropológica, la identidad y la memoria colectiva. Tiene gran parte de investigación, de recapitulación de mapas, de artículos que hablan sobre el pidgin, que lo analizan de una forma lingüística. Pero también quiero tener en cuenta diferentes aspectos, como el de la mitología y las tradiciones, que tienen que ver también con la identidad de los pueblos, en este caso islandés y vasco. Y todo esto lo voy a hacer a través de un personaje ficticio, que me vale para hablar de una memoria colectiva global de todos los balleneros. Yo quiero recrear las vivencias y, para reflejar eso, voy a crear memoria visual, filmando, por una parte, el entorno costero vasco y también islandés más adelante y generar un paisaje sonoro. También crearé imágenes a través de diferentes herramientas, que puedan evocar a una memoria ficticia.

¿Cómo está siendo el proceso de documentación?

Sobre todo, hay artículos que tienen que ver con los filólogos que han trabajado esta temática del pidgin. Hay cuatro documentos de finales del siglo XVII, que son glosarios, traducciones y también tienen palabras sueltas. Son las que han llegado hasta nuestros días, manuscritos, y fueron analizados por un filólogo holandés. Éste analizó la sintaxis; la fonética no está muy estudiada, pero sí la composición de las palabras. Luego, hay investigadores, como José Ignacio Ugalde, Henrike Knorr, Ricardo Etxepare, Viola Miglio o Peter Bakker, que también han trabajado en este aspecto; pero son artículos más científicos, basados en la propia lingüística de la composición. He encontrado cómo hay diferentes artículos relacionados con esto, pero tampoco mucha más información sobre el contexto. Además, me puesto en contacto con el Instituto Árni Magnússon de Islandia, que son los que tienen gran parte de estos documentos, y ellos me han pasado las fotos en alta calidad para que yo pueda identificar mejor toda la parte del glosario y ver visualmente, estéticamente, cómo es el papel y la forma de escritura.

Mapa antiguo de Islandia N.G.

Háblenos de aquel diccionario. ¿Cómo eran esas palabras?

Se mezclan las palabras en euskera, pero puntualmente también hay un poco de inglés y de francés. Al final, es un idioma que se genera alrededor del comercio; por lo tanto, imagino que no sólo estaban islandeses y vascos en ese momento. Sobre todo, tiene palabras en euskera, pero la composición gramatical se asemeja más al islandés. Cuando lees frases, puedes identificar bastante bien las palabras en euskera, pero depende de la frase. Por ejemplo, presenta for mi es como decir dámelo y es mezcla entre islandés e inglés. Hay otra que dice for mi presenta for ju biskusa eta sagarduna, que sería como te doy bizcocho y sidra. O cavinit trucka for mi, que es yo no compro nada. Luego hay una que es bastante famosa, for ju mala gissuna, que es tú eres mal hombre. Hay algunas frases donde en la traducción se pueden identificar muy bien las palabras en euskera. No puedo hacer un análisis muy exhausto, porque llevamos muy poco, como un mes. Todo esto se va a reflejar en una serie de estructuras que van expresamente para el proyecto.

Uno de los cuatro manuscritos conservados en el Instituto Árni Magnússon de Islandia

Uno de los cuatro manuscritos conservados en el Instituto Árni Magnússon de Islandia N.G.

¿Cómo será el montaje del mismo? 

Hay instalaciones y también muebles que se asemejan a los muebles antropológicos y que terminé de readaptar, aparte de material audiovisual, reproducciones de mapas y otro tipo de reproducciones realizadas por mí. Por ejemplo, voy a poner también cosas que podría ser de este personaje ficticio, también documentos personales, dentro de estos muebles y las personas que acudan a ver esta exposición puede ir y abrir cajones. Tiene esa parte de museo antropológico, aunque se mezcla ficción con contexto fundamentado totalmente en la realidad.

¿Se trata, entonces, de un proyecto participativo?

Sí. Hay dos de las estructuras que tienen cajones y se van a poder abrir para descubrir cosas pertenecientes a este personaje. Luego, en otras instalaciones, que están compuestas por elementos propios relacionados con las naos y con las txalupas, se va midiendo la intensidad idílica para hacer una especie de analogía con la pérdida de la memoria histórica. Hay algunas que son más decorativas y otras que son más para ir descubriendo partes.

¿Tiene una previsión de cuándo estará todo listo?

El proyecto completo no lo puedo saber, porque al final, a medida que voy avanzando, que voy descubriendo más cosas, voy viendo. En cuanto a las piezas que están premiadas por Eusko Ikaskuntza y Laboral Kutxa, que son los muebles, sí que están. Son dos piezas y está previsto que estén para diciembre.

¿Dónde estarán expuestas estas dos piezas? 

Hoy por hoy, no hay un espacio de exposición en el que se puedan ver. Estoy ahora mismo hablando con diferentes instituciones; no puedo decir que esté confirmado nada, pero ha habido bastantes reuniones con el Itsas Museum de Bilbao. Como todavía no es nada oficial, no lo puedo anunciar. Estoy hablando con diferentes instituciones para poder hacer una exposición, no solo de estas dos piezas premiadas, sino de gran parte de piezas más.

Eusko Ikaskuntza le ha premiado por este trabajo. ¿Contento? 

Sí. Es un prestigio tener un premio así y también un empujón para seguir con la producción artística. Al fin y al cabo, se necesitan apoyos para seguir investigando y produciendo obra; también para adquirir este tipo de temática, que llegue a un público mayor. Son cosas que tienen que ver con otra cultura, que se han perdido y, de alguna forma, rescatarlas desde el arte es una de las vías posibles. Yo creo que es bastante atrayente a la hora de querer aprender y situarse en la vida de los balleneros de esa época, del siglo XVI y XVII.

¿Cree que es una temática que puede dar pie a seguir investigando y aplicarla en proyectos futuros? 

Sí, totalmente. Mi idea es primero analizar toda la parte de aquí, de la costa vasca, pero para que se complete totalmente, querría conocer a gentes que estén en Islandia, que conciben este tipo de temática, ya que hay mucha cultura allí también. Hay muchos vestigios vascos. Me gustaría tener el prisma que pueda tener la gente de Islandia y darle forma para completar todo el proyecto; creo que es necesario que pueda identificar casos culturales que estén allí y conocer gente que pueda saber más de esa cultura.

Por tanto, en lo que ha ido investigando, ya ha se ha topado con que el euskera ha dejado alguna huella en Islandia…

Hay, por ejemplo, algo que fue bastante sonado en 2015, cuando se derogó una ley que se instauró en 1615, que permitía matar vascos impunemente. Esta ley permitió que en 1615 hubiera una masacre en Islandia, donde murieron 32 balleneros vascos, sobre todo guipuzcoanos. Esto, para mí, es una matanza de ese país y, de alguna forma, dejó huella; pero no nos ha sonado a nosotros hasta que en 2015 se derogó esa ley. Entonces hubo un hermanamiento con la Diputación de Gipuzkoa, que fue allí a instalar una placa conmemorativa de este suceso, y hay una plataforma que conmemora y recuerda ese suceso. El pueblo de allí lo tiene más presente, quizás. Eso es lo que me gustaría comprobar también. Aunque en este proyecto, como ya ha habido personas que han trabajado con este suceso, me voy a centrar en ese uso más cotidiano del pidgin y el contexto de ese uso: en el comercio, la caza de ballenas y cómo la gente interactúa en esas circunstancias y cómo era la vida en ese lugar y en esa época. No quiero meterme tanto en el suceso de la matanza; no sé si hacer alusión o no, no lo tengo previsto.

¿Este proyecto ocupa el 100% de su tiempo o tiene algún otro entre manos? 

Realmente, yo soy profesor de universidad; entonces, lo compagino. Doy clases y, cuando tengo más tiempo libre, lo compagino con esto. Pero no tengo más proyectos artísticos en marcha. Ahora mismo, la parte de producción artística la estoy centrando en esto; todo el tiempo que tengo, utilizado a producción artística. Tengo ya mucho con Pidgin.