El azkoitiarra Alain Saralegui ha querido darle la vuelta a la tortilla a la felicidad con su segundo libro, Cómo ser feliz un domingo por la tarde, y reírse incluso de aquello que parece imposible de sacar una carcajada: la muerte. “No hay mejor libro de autoayuda que un libro de humor”, avisa este escritor y periodista afincado en Estados Unidos que, tras autopublicar hace un par de años la recopilación de relatos El fin del mundo a cucharadas, ha decidido dar el salto a una historia más larga, o lo que él mismo denominada, “una novela de humor y muerte”.

Estoy en contra de lo que ahora se llama felicidad tóxica, de los mensajes motivadores de Mr. Wonderful y de los libros de autoayuda, así que básicamente he querido hacer una versión de todo ello riéndome de eso mismo”, explica Saralegui sobre su segunda publicación. Si para su primer libro este guipuzcoano residente en Míchigan trasladó el humor negro con el que narraba en su página web y en sus redes sociales sus experiencias en tierras americanas a una historia sobre el fin del mundo, ahora va un paso más allá y decide buscar las carcajadas a partir de la mismísima muerte.

Lo hace, además, yendo un paso más allá, ya que pasa de los 17 relatos que formaban El fin del mundo a cucharadas a una novela, con todo lo que ello implica. “He estado más centrado que la otra vez. Con el primer libro ví que era posible autopublicarse y venderse, así que me puse a escribir una historia más larga de humor. Ha sido también una forma de decir que es posible hacer una novela solo de humor”, afirma.

Así, en Cómo ser feliz un domingo por la tarde, Saralegui narra los encuentros de varios personajes obsesionados con la muerte, como una anciana que únicamente es feliz preparando su funeral o varias personas que solo lo son cuando ponen su vida en peligro. “La pandemia parece que nos recordó que la muerte no es divertida, pero yo creo que es posible reírse de todo. Otra cosa es que no conectes con ese humor negro”, apunta, al tiempo que pone en valor “la tragedia en clave de humor” para crear personajes deprimentes, pero, a su vez, divertidos.

Eso sí, sabedor de que este tipo de humor es más aceptado siempre que sea dicho por ancianos y niños, todos los personajes del libro pertenecen a estas dos franjas de edad. “Me he dado cuenta de que una burrez puesta en boca de una abuela es más adorable que si estuviera dicha por un adulto. Lo mismo con los niños, que siempre se recurre al ‘no saben mentir”, observa sobre una forma que ha tenido de escudarse en un tiempo en el que parece más complicado que nunca hacer reir. “Conectar con otros humores es lo más difícil que existe, pero me parece mucho más peligroso y dañino cualquier receta falsa para tratar de hacer feliz a alguien que divertirse de cualquier cosa”, comenta, al tiempo que asegura que, hoy en dia, es “más fácil ofenderse que ser feliz”.

De Julio Iglesias a Karina

Los lectores de su primer libro podrán descubrir cómo algunos de los personajes también aparecen en este segundo trabajo. De hecho, el autor ubica la historia de su nueva novela antes de la llegada de ese fin del mundo que marcaba su primer ficción. Asimismo, las referencias pop que incluye, incluso “sin querer”, en todo aquello en lo que escribe están muy vigentes.

“Desde pequeño soy muy audiovisual y a la hora de escribir incluso me imagino futuras playlist ”, señala mientras suelta los nombres de La bien querida, Zahara o, cómo no, Eurovisión -dos de los personajes principales se llaman Gwendolyne, por la canción de Julio Iglesias, y Karina, por la representante de España en 1971-, entre las referencias musicales para este libro.

Estas menciones a la cultura pop son una constante en su página web en la que, afirma, se limita mucho menos que a la hora de escribir una ficción. “Es muy fácil contar las cosas disparatadas de este país. Me gustaría escribir un libro sobre lo que es esto, pero no sé si saldría algo de humor o de terror”, cuenta entre risas, asegurando que, en el caso de hacerlo, tendría que rebajar las cosas reales que ve “para que sean más creíbles”.

Mientras le da vueltas a ese posible libro, Cómo ser feliz un domingo por la tarde -“Pocas cosas son más deprimentes que ese momento de volver a la rutina”-, afirma sobre el título- está ya disponible, al igual que su anterior publicación, en Amazon, tanto en papel como en Ebook. “Como con el primero ya cometí todos los errores que podía cometer, ahora ha sido todo más fluido”, bromea, confiando en que su humor negro conecte con el mayor número posible de personas: “Pero, sobre todo, que sirva para reírse de todos aquellos que nos obligan a estar siempre felices, porque, sinceramente, son lo peor”.