En medio siglo, la sociedad y el ecosistema musical vasco han cambiado mucho. Sin embargo, la Semana de la Música Vasca, Musikaste, sigue fiel a su punto de partida: arrojar luz sobre los compositores vascos y sus obras. Gracias a ello, este ciclo de Errenteria se ha convertido en "una pequeña historia musical de Euskadi" que celebra desde este jueves hasta el día 28 sus bodas de oro con un programa ecléctico al que regresa el día sinfónico-coral.

Los dos últimos años no han sido fáciles para Musikaste, que tuvo que variar su programa y desplazarse a octubre a causa de la pandemia. Por este motivo, su 50 edición se prevé como una doble celebración, la primera por alcanzar el medio siglo de vida desde que en 1973 José Luis Ansorena inaugurará en Errenteria su primera cita, y la segunda por vuelve a sus fechas originales. "Se junta todo, pero no solo eso, volvemos a organizar una edición en mayo cuando venimos de una en octubre", cuenta Pello Leiñena, director del festival.

En total, el ciclo organizado por la Fundación Eresbil y la coral Andra Mari contará con diez conciertos en ocho jornadas que arrancarán este jueves con el que ofrecerán la pianista María José Barandiaran y el violenchista Iagoba Fanlo en la ermita Madalena con obras de José María Franco, Antón Larrauri y Beltrán Pagola. Será el pistoletazo de salida a un programa ecléctico con propuestas para todo tipo en el que tendrán un cariz especial los coros. "Son los que peor lo han pasado con las restricciones y han sido dos años muy duros. Se trata también de hacerles un pequeño reconocimiento", apunta Leiñena.

De este modo, Musikaste volverá a contar con su día sinfónico-coral en el cierre del ciclo el día 28 en Lekuona Fabrika con la presencia de Euskadiko Orkestra y Andra Mari Abesbatza y celebrará el día coral con la presencia de una formación, la de Etxarri Aranaz, que también sopla este curso las velas de sus 50 años. Entre medias, Miren Urbieta, Rubén Fernández, Kukai Dantza Taldea, el coro San Juan Bautista, EMKE Banda, Ensemble Kuraia, SUHAR, Landarbaso Abesbatza, KUP Taldea y los alumnos de Herri Arte Eskola pasarán por Errenteria.

Con ello, Musikaste volverá a demostrar que el objetivo iniciático de poner en valor a los compositores vascos está más vivo que nunca. "Nunca ha sido solo conservar, también mostrar. Prueba de ello es Eresbil -el Archivo de Compositores Vascos-, que es hija natural de Musikaste, ya que surgió porque hacía falta archivar las partituras que eran necesarias para el ciclo", cuenta Leiñena, también director del Archivo.

"La digitalización ha sido una revolución"

La época actual poco tiene que ver con aquel 1973 que celebró la primera edición de Musikaste. En aquel entonces, el ciclo era un oasis en la preservación y recuperación de los compositores vascos que pudo ir creciendo "gracias al ecosistema que fue surgiendo a su alrededor". "Primero con Euskadiko Orkestra y después con Musikene, que llenó de músicos la escena, no solo vasca, y que impulsó la investigación mucho más", indica Leiñena.

En esta revolución, lo último en llegar ha sido el salto a la digitalización, que ha terminado por cambiar todas las reglas establecidas. "Hemos pasado de copiar a mano cada partitura a ver cómo llegaba el primer ordenador y de ello a tener todo ya colgado en la nube", explica el director del ciclo, apuntando que, en la actualidad, se trabaja en un formato mixto entre lo físico y lo digital. "La digitalización ha sido una revolución enorme, pero también tiene su riesgo de pérdida, que hay que tener en cuenta. Debemos protegerlo igual", añade.

Este cambio lo que sí ha supuesto es un mayor acceso para el usuario, que puede consultar online el archivo desde cualquier lugar del mundo. "Hay más referencias que nunca y podemos trabajar con Buenos Aires, por ejemplo, sin problemas. La forma de darse a conocer también ha cambiado", observa.

Junto al reto de la digitalización, la mirada de Musikaste está también puesta en las nuevas generaciones. A pesar de que el ciclo "está integrado en el calendario de los errenteriarras", la edad media del público sigue siendo alta. Por este motivo, la edición de este año contará con alumnos de la Herri Arte Eskola, a través de los cuales esperan llegar a nuevos músicos y espectadores. Una iniciativa que se une a otras como el ciclo que organizan en abril abierto a propuestas musicales más amplias como el rock.

Mientras esa regeneración va llegando, Musikaste celebra sus 50 años echando la mirada atrás y "reconociendo a todos los intérpretes y colaboradores" que han pasado por ella. Para ello, ha puesto en marcha una nueva página web en la que se puede descubrir cada una de las ediciones anteriores y tiene previsto la publicación el próximo mes de un libro en profundidad sobre estos 50 años de pequeña historia musical vasca.