Los paisajes del territorio guipuzcoano han estado presentes en las dos últimas ediciones de Dantz Point, pero el público no. Tras dos años marcados por la pandemia, el festival de música electrónica vuelve a su normalidad con seis sesiones “en lugares únicos” de Gipuzkoa como son las minas de Arditurri en Oiartzun o el convento de las Brígidas de Lasarte-Oria, donde se llevará a cabo este sábado la primera cita del curso con Paolo Solo y Furonia.

Surgido en 2019 a partir del proyecto Dantz, Dantz Point fusiona cada año el patrimonio del territorio con la música electrónica y de vanguardia. La pandemia no evitó la celebración de las sesiones, pero sí la presencialidad de los espectadores, algo que, tal y como han dado a conocer hoy en una rueda de prensa su responsable, Jokin Telleria, y el diputado de Cultura, Harkaitz Millán, regresará este curso: “Vuelve a ser una cita indispensable para redescubrir, divulgar y potenciar los espacios más especiales de Gipuzkoa”.

Así, la edición de este año arrancará este sábado con público en el convento de las Brígidas de Lasarte-Oria a partir de las 19.00 horas con las sesiones de Paolo Solo, nombre artístico de Iker Furones, y Furonia, apodo de Paula Cornejo. Tras ellas, vendrán cinco citas más, aún sin fecha, repartidas entre Zumardi Txikia de Tolosa, las terrazas del Kursaal de Donostia, dos espacios aún por concretar de Irun y Hondarribia y las minas de Arditurri de Oiartzun, “un espacio emblemático para disfrutar de la música más vanguardista”.

Sobre la sesión en este espacio, la técnico arqueóloga del Departamento de Cultura, Mertxe Urteaga, señaló que “es un lugar que reúne una serie de condiciones extraordinarias”, al tiempo que destacó su “magnífica acústica”. Las minas de Arditurri son un pequeño circo natural en el entorno de las Peñas de Aia que ha sido explotado desde los tiempos romanos. “Dantz Point es un festival que se amolda a los diferentes lugares gracias a su adaptabilidad, flexibilidad y apertura de estilos”, ha recalcado Millán.

Además, el festival no es solo un escaparate para dar a conocer los parajes guipuzcoanos -a este respecto, cabe señalar que cada sesión se graba y es emitida en diversas plataformas con alcance internacional-, sino también una oportunidad para mostrar a “los artistas contemporáneos ocultos que esconde Gipuzkoa”.

Ayuda de los fondos europeos

Desde aquella primera edición de 2019, Dantz Point ha ido dando pasos hacia su consolidación definitiva. Hace dos ediciones, el festival recibió un premio internacional por parte de la cadena holandesa Dance Television, lo que “impulsó el proyecto y puso a Gipuzkoa en el panorama internacional”.

Asimismo, recientemente el certamen ha obtenido una ayuda de 200.000 euros procedente de los fondos europeos para acercar en cinco países europeos el patrimonio cultural a las nuevas generaciones con contenidos innovadores. En este caso, la música.

En Gipuzkoa, el festival ya ha pasado por lugares tan icónicos del territorio como el caserío Gomestio de Arrasate, el museo Chillida-Leku de Hernani, el embalse de Urkulu en Aretxabaleta, la ermita de la Antigua de Zumarraga, el caserío museo Igartubeiti de Ezkio-Itsaso, el puerto de Mutriku o la industria de Urretxu.

Además, por cada uno de estos escenarios han estado artistas como Dans, Essan, Loreak, Gela, Nikka, M4 y Divorce From New York, entre otros.

Los detalles de la edición de este curso se irán desvelando poco a poco, al mismo tiempo que la organización prepara una nueva cita del festival Dantz en Donostia, también adaptado en los dos últimos años como consecuencia del covid.

El proyecto Dantz se completa con Dantz Academy, una academia de formación estable surgida tras la prueba piloto del pasado año en ikastolas. En esta ocasión, la formación será tanto online como presencial en la galería Arteuparte de Donostia y las inscripciones ya están abiertas.