Karmele Soler: "Maixabel' debía ser una película creíble en la que el espectador no pensase que había un equipo de maquillaje detrás"
- Diez años después de alzarse con el Goya al mejor maquillaje por con el GoyaLa piel que habito, la donostiarra Karmele Soler puede volver a repetir la gesta junto a Sergio Pérez Berbel, encargado de la peluquería, con una película que le ha unido una vez más a Icíar Bollaín y que narra un conflicto que ha vivido en primera persona.
Octava nominación ya, pero los nervios siguen igual.
-Sí. Quizás es menos subidón que la primera vez, en la que no te esperas que pueda pasar algo así, pero la emoción y la ilusión continúan igual.
Además, una ilusión especial por el tema que toca la película.
-Para mí es una película muy especial. Primero, porque toca un tema que a todos los de aquí nos pilla muy cerca; segundo, porque el trabajo de maquillaje que había que hacer era difícil, pero muy bonito, junto a una directora que admiro muchísimo; y, tercero, porque se rodó en Donostia, lo que era un regalo.
Ha trabajado ya en numerosos proyectos con Icíar Bollaín. ¿Es cierto que desprende una emoción y un cuidado especial en cada set?
-A Icíar la conocí cuando era actriz y sabe muy bien el trabajo de los actores. Los cuida mucho y está muy pendiente de ellos. Así que a todos los que trabajamos con los actores también nos toca ese tacto. Ella y yo tenemos una buena amistad. Nos conocemos mucho y sabe delegar. Te describe muy bien la psicología de los personajes para que sepas entenderlos y traducirlos a la pantalla y luego te da libertad para que le hagas tú la propuesta de maquillaje y peluquería. Es muy exigente, pero se trabaja muy a gusto. En esta película, en la que había tantas emociones y momentos tan delicados, tienes que saber que ella da absoluta prioridad a los actores y, si hay algún retoque que haya que hacer, hay que negociar antes. He trabajado mucho con ella y gracias a ello ya sé cuándo puedo intervenir o no.
¿Cómo fue el proceso de encontrar el look exacto para Maixabel Lasa?
-Teníamos mucha documentación de todos los cambios que ha tenido y había que elegir tres épocas concretas que se ven en el filme. Hicimos pruebas con una peluca blanca que nos permitió darle más edad al personaje. De igual modo, utilizamos otra pelirroja para las escenas más jóvenes. Fue un trabajo sutil, en conjunto con Javier Agirre, el director de fotografía, y Clara Bilbao, la figurinista, sobre un personaje real al que nos queríamos acercar. Fue complejo encontrar el punto. Tenía que ser una película sobria y creíble en la que el espectador no tenía que pensar que había un equipo de maquillaje detrás. Debía ser un trabajo que no se viese, pero sí se sintiese.
Ahí radica la mayor dificultad, ¿no?
-Claro, pero no solo en el personaje de Maixabel, también en los de ellos. Urko Olazabal, que quizás es el menos conocido, tuvo que llevar su aplique y su no barba, barba o barba con canas según el momento. Y luego está Luis Tosar, que es un actor muy conocido y al que todos lo reconocen como calvo, por lo que ponerle una peluca es algo muy complejo. Enseguida te chirría. Había que buscarle ese look vasco que con la interpretación y el cuerpo ya lo tenía. Además, había que rejuvenecerlo. Quisimos convertirlo en alguien anodino, que pudiera estar en el bar de abajo y no te llamase la atención. Algo que con lo que es Luis, con sus cejas y sus características físicas, era muy difícil.
En el caso de Blanca Portillo, ¿contaron con la colaboración de la propia Maixabel Lasa?
-Nosotros la conocimos un día que vino de visita al set. Al enterarse de lo que hacíamos, como es tan generosa, nos dijo: Si queréis, podéis llevar a Blanca a mi peluquería para que la hagan igual (Risas).
También trabajó en 'Patria', una serie que, al igual que 'Maixabel', aborda el conflicto vasco. ¿Qué diferencias había?
-Sobre todo, que en Patria trabajamos la época de los 80. Además, teníamos que envejecer mucho a varios de los personajes. Pero también tuvo sus similitudes al ser una época que conocí y que tenía que ser muy realista. Teníamos que reflejar muy bien la imagen característica de la mujer vasca. En Maixabel, ni Luis ni Blanca son vascos, por lo que teníamos que dotarles de ese aroma de aquí.
Sin caer, además, en los tópicos asignados a la imagen del vasco.
-Sí. Los tópicos vascos puedes hacerlo para los fondos. Para mí era muy importante transmitir bien y que no se nos escapase nada. Que yo reconociese que eso era así. Creo que para nosotros es más difícil caer en esos tópicos.
¿Se atreve a ponerse un porcentaje de probabilidad de volver a ganar el Goya?
-No tengo ni idea. Hace dos años, cuando fui nominada con Ventajas de viajar en tren, estaban La trinchera infinita y Mientras dure la guerra, por lo qui fue muy tranquila al saber que no tenía posibilidades. En esta, creo que podemos ser cualquiera de los cuatro nominados. Todos son unos grandes trabajos.
Echando la vista atrás, desde esa primera nominación por 'Noviembre' en 2003, ¿ha cambiado mucho la forma de tratar el maquillaje en el cine?
-Creo que sí. Ahora, quizás por todo lo digital y cómo nos llega la información, se sabe más de los trabajos de cine. Recuerdo cuando me preguntaban si me leía el guion o si me quedaba en el rodaje después de maquillar a los actores. No se sabía nada y ahora sí. Se tiene más conocimiento de los departamentos y también hay más escuelas. Se sabe más cómo se cocina una película.
¿Recuerda cómo fueron sus primeros años en la industria?
-Mi primera película fue con veintipocos años aquí. Luego hice El mejor de los tiempos con Icíar, que ganó Zabaltegi en el Zinemaldia, y empezó a llamarme más gente de Madrid. Cuando empiezas, no sabes comportarte en un set. Eso lo he ido aprendiendo trabajando y fijándome mucho. Creo que eso es lo que falta ahora. Los nuevos profesionales vienen muy preparados pero falta aprender el oficio. En los equipos de gente joven echo en falta eso. Por eso, mi hermana y yo damos cursos de maquillaje en el que un apartado muy importante se dedica a cómo comportarse en un rodaje.
¿Siguen preguntándole si lee el guion?
-¡Bueno! Pero es que ya no se trata de solo leer el guion, te lees todas las versiones y haces un trabajo previo enorme. Depende del proyecto, pero la documentación y las pruebas son un papel importantísimo. El guion te acompaña todo el tiempo. En Palmeras en la nieve, por ejemplo, teníamos unas baldas únicamente para toda la papelería necesaria como información. Tienes que ir con todo preparado al rodaje.
¿Le tocará trabajar el día de la gala y maquillar a alguien?
-Creo que sí, a alguna compañera que no es actriz. Tocará disfrutar y también maquillar (risas).
'Noviembre'. 2003.
'Inconscientes'. 2004.
'Lope'. 2010.
'También la lluvia'. 2010.
'La piel que habito'. 2011. Ganadora.
'Palmeras en la nieve'. 2015.
'Ventajas de viajar en tren'. 2019.
'Maixabel'. 2021.
"Icíar Bollaín te describe muy bien la psicología de los personajes para que sepas traducirlos a la pantalla y luego te da libertad"
"Para mí era muy importante transmitir bien y que no se nos escapase nada. Que yo reconociese que eso era así"