- Amante de la música y la historia, Egoitz Telletxea Etxepare (Lesaka, 1987) ha compuesto un réquiem tras cinco años de trabajo. Una obra recogida en 130 páginas, con partituras y textos principalmente en latín. "El réquiem es una misa musicada, no un funeral, que se ofrece en honor a un difunto. Se han compuesto muchas en la historia de la música. En un artículo leí que hay mas de 2.000 compuestas", señala.

Aunque un réquiem estándar consta de doce fragmentos, el de Telletxea tiene 16, con sus títulos y letras en latín. "Hay que tener en cuenta", comenta el lesakarra, "que hasta la década de 1970 las misas se celebraban en latín y la lengua litúrgica y oficial de la iglesia era el latín. Tras el Concilio Vaticano se comenzó a traducir a las lenguas locales y se descartó el latín. En mi caso, en la decimoquinta parte he puesto música a una traducción del latín al euskera realizada por Xabier Iratzeder. La poesía original es un responso que utilizan los benedictinos para sus funerales".

Su réquiem es una pieza pensada y compuesta para órgano y coral, aunque hay fragmentos para oboe, metal (dos trompas, dos trombones y bombardino), e incluso para timbal. "Es un poco suicida", reconoce, "armonizar e instrumentar todo correctamente no es fácil y seguramente tenga muchos errores... pero me vine arriba y me decía, tenemos que hacer algo espectacular".

Curiosamente, aunque Etxepare toca gran cantidad de instrumentos y participa en la banda de música de Lesaka, en txarangas o en grupos de mariachis, se considera autodidacta, ya que no tiene estudios superiores de música. Comenta que "más que la labor de composición, me ha gustado la investigación, lo he pasado muy bien. Escribir para órgano y coral no es cualquier cosa. He pasado un montón de horas estudiando partituras para órgano y coro, escuchando y leyendo réquiems. Hay mucho trabajo de investigación, pero como me gusta, he disfrutado. He ido escribiendo y componiendo según lo visto y lo aprendido, con diferentes influencias, tomando algunas cosas de aquí, otras de allí... Se perciben las influencias de los diferentes compositores".

Al tratarse de un réquiem, Telletxea se ha inspirado en las personas que han desaparecido a su alrededor: "Aunque empecé a escribirlo en julio de 2015 y terminé en mayo del 2020, se puede decir que la primera parte de este réquiem la redacté en 2011, pero no quería ser un réquiem. Cuando acababa de empezar a trabajar como profesor, en un año murieron dos alumnos y escribí con la intención de rendirles un pequeño homenaje... Desde entonces, desgraciadamente, ha muerto mucha gente alrededor y esta obra es un homenaje sentido, en honor a ellos".

El réquiem completo puede durar alrededor de una hora, aunque Telletxea duda que alguna vez pueda grabarse y escucharse entero, "ya que supone un despliegue importante. Mis amistades y personas que se mueven en el mundo del coro me han comentado que algún fragmento se podría llevar a un concierto y que se podría estrenar, pero en esta época de pandemia no es fácil. Tal vez dentro de un año, un par o diez años podamos escuchar alguna pieza. A mí me haría mucha ilusión. Yo lo tenía en mente, lo quería escribir y lo he hecho".

En cuanto al reconocimiento que ha tenido su trabajo, Telletxea comenta que "a mi alrededor hay muchos músicos y la mayoría me dicen:¡Qué pedrada tienes!, ¿Cómo te metes estos jaleos?. Pero me conocen y saben que, cuando algo se me mete en la cabeza, lo hago. La gente se ha sorprendido, pero me ha felicitado. A mí me gusta compartir todos mis trabajos, no tenerlos guardados en un cajón. Está en la red, también un pequeño audio que he pasado de Midi a MP4. Si alguien quiere hacer algo con estas partituras, yo, encantado".

Y es que este réquiem no es su primera composición, "aunque sí la más elaborada y la que más tiempo me ha llevado, por supuesto. Hasta ahora he escrito algo para la banda de música, para la txaranga, trikitixa, gaita, txistu y acordeón. Siempre me ha gustado escribir. Yo creo que escribí mi primera pieza a los quince años y desde entonces he escrito muchas veces, me encanta. Tengo algunas piezas estrenadas y otras no, pero la cosa es escribir. Escribir-borrar, escribir-tirar, escribir-mostrársela a un amigo... Es una buena terapia para salir del día a día y eliminar el estrés. Como otros van al monte, a mí me gusta esto".

"Para mí componer es una buena terapia para eliminar el estrés. Otros van al monte, a mí me gusta esto"

Compositor de un Réquiem