El Museo Cristóbal Balenciaga ha inaugurado esta mañana la primera exposición internacional dedicada en exclusiva a los sombreros y tocados del diseñador de Getaria que se crearon en los departamentos de sombrerería de la Casa de alta costura en París y en Madrid, desde finales de los años 30 hasta el cierre de estas casas en el año 1968.

Balenciaga. La elegancia del sombrero nace fruto de años de investigación conjunta de las colecciones de sombreros del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museo Cristóbal BalenciagaMuseu del Disseny de Barcelona, instituciones que coproducen la muestra. Está comisariada por Igor Uria, director de Colecciones del museo guipuzcoano, y por Silvia Ventosa, conservadora de tejidos del museo catalán, y se podrá visitar hasta el 8 de mayo del año que viene.

La exposición llega ahora a Getaria, tras presentarse en Barcelona, con 87 sombreros, 78 de los cuales se presentan individualmente, y nueve con un conjunto completo. 43 pertenecen a la colección del Museu del Disseny y las otras 44 piezas forman parte de la colección del Museo Cristóbal Balenciaga.

“Para nosotros, el sombrero no es un complemento, sino que es una parte integral de cómo se concibió una presencia, un porte, una forma de estar y presentarse en sociedad. Por tanto, es una obra de alta costura con su propia identidad”, recalcó Miren Vives, directora del Museo Cristóbal Balenciaga.

La muestra profundiza en la singularidad del trabajo del diseñador resaltando las formas innovadoras e imaginativas, la selección de materiales exquisitos, la búsqueda de técnicas, y el carácter artesanal de su producción de sombreros. "Con esta exposición pretendemos poner en valor la importancia que este departamento de sombrerería tuvo en el conjunto de la Casa, señalando el prestigio, la exuberancia, el minimalismo, su conocimiento de la tradición y la elegancia que completaba esa arquitectura que compone la silueta femenina", ha explicado Uria en la inauguración.

En función del tamaño del ala, de la posición en la cabeza encontramos pamelas, turbantes, bonetes, boinas o diademas hechos de paja, fieltro, cuero o piel, adornados con flores, plumas o tules. Todos ellos buscaban “cumplir el protocolo social de cubrir la cabeza y realzar a la vez la silueta”.

“Chechias, beats, bombines, pillbox son algunas de las tipologías que completaban la silueta de las damas, destinadas tanto a captar la atención de sus circundantes como a destacar su también distinguida mirada. Entre todas ellas, las más distinguidas eran las tocadas ”, añadió Uria.

El Museo ha decidido poner en valor los sombreros iluminando todo el fondo. Han colocado cuerdas que, de alguna manera, quedan difuminadas con las cabezas que no tienen fracciones para que los visitantes presten atención únicamente a las creaciones de Balenciaga. “De esta manera, queremos que los visitantes dialoguen, creen teatro entre los personajes que están viendo. Que no sea una exposición pasiva, sino que las personas se sientan involucradas”, destacó Ventosa.

El catálogo de la exposición cuenta con artículos de los comisarios y una colaboración especial del reconocido creador Philip Treacy, que declara que un buen sombrero “hace vibrar a quienes lo observan y despierta irrefrenable deseo de poseerlo”.