- El Jazzaldia abrió ayer su 56ª edición, la segunda bajo las restricciones del covid, aunque los nombres internacionales, casi ausentes en 2020, vuelven a ser parte esencial del programa. El trabajo de cuadrar el puzle lo facilita la determinación de seguir adelante. Tanto el año pasado como este, la organización dio “por hecho” que iba a celebrar el Jazzaldia. “Decidimos asumir todas las limitaciones y aprovecharnos de todas las oportunidades que nos dieran las circunstancias. Cuando se tiene tan claro que se va a hacer el festival todo es un poquito más fácil”, asegura su director, Miguel Martín.

Sobre el papel, podría pasar por una programación precovid, aunque para darle forma la organización se ha encontrado con más de un “no” y sobre todo con “un importante nivel de indefinición durante mucho tiempo” a causa de la pandemia, afirma Martín.

“Ha habido noes por parte de algunos artistas, pero ya se conocían en febrero o marzo. Sin embargo, para el diseño de la edición las expectativas han ido variando muchísimo en doce meses. No se sabía si se iba a poder viajar o no. Se fiaba todo a las vacunas pero no se sabía si iban a estar preparadas. Ha sido un ir y venir constante de mejor a peor, de hacia delante y hacia atrás”, explica.

Esas circunstancias han hecho más complicado el trabajo, aunque por otra parte algunos artistas han contribuido a facilitarlo “preparándose adecuadamente”. “Hay músicos americanos que van a estar de gira porque tienen la doble vacunación. Han cumplido todo lo que tenían que cumplir. Unos han hecho los deberos y aquí están, y otros que no los han hecho y no están. Así de sencillo”, señala.

Caso aparte es el de Gran Bretaña, cuyas limitaciones obligaron a cancelar las actuaciones de Arlo Parks y Mulatu Astatke, quienes a fecha de hoy, con las restricciones levantadas, sí habrían podido acudir al Jazzaldia. Martín dice que del “esperpento” del Reino Unido “casi es mejor no hablar”.