n plena expansión y consolidación voraz de las plataformas hay quien, como los galos de Asterix, resisten las envestidas romanas. Es el caso del cineclub Kresala aunque, a las puertas de cumplir 50 años, hace mucho más que resistir: trabaja incansable en su apuesta por la sala oscura, en el fomento la cinefilia en el territorio y por estrechar lazos con otras asociaciones que, como ellos, se dedican a la exhibición y a la reflexión sobre el séptimo arte. Precisamente, con la intención de generar sinergias entre los cineclubs y también con diversos festivales del territorio han creado los Premios K.

Ana Piñel, Pedro Saldaña y Ander Gisasola, miembros del equipo directivo del veterano cineclub donostiarra, llegan a la redacción de NOTICIAS DE GIPUZKOA con uno de los trofeos diseñados por Egingela, colectivo multidisciplinar formado por Iker Babace y Asier Arizkorreta. Portan uno de los cinco Premios K que se entregarán hasta final de año, pero también con muchas novedades vinculadas a la temporada 2021/2022 y al programa de actividades por su medio siglo de existencia.

La realidad de los cineclubs en general, y por lo tanto también en el territorio, es atomizada, explican los directivos. Cada asociación vive su propia experiencia y tiene su manera de hacer. Es por ello importante que estos grupos se relacionen entre ellos. Hace un par de años Kresala organizó un encuentro de los cineclubs de Euskadi y, en cierta manera, los K también favorecen la colaboración. “Una cosa que define a los cineclubs es que allá de donde son proyectan cine que no se ve en salas comerciales; eso tienen en común todos, pero lo que proyectan no es lo mismo”, define Gisasola y pone un ejemplo claro: una película como Parásitos, triunfadora en los Óscars de 2020, ha podido verse en Azkoitia o Zumarraga gracias a sus asociaciones, no obstante, en Donostia pasó por las salas comerciales de la Sade. El contexto determina la acción: “Allá donde somos llevamos un cine que de otra manera no se vería, con el plus de que después compartes lo que has visto, sentido o lo que te ha generado la película”.

Aunque impulsado en un inicio por Kresala, Zinetogram de Azkoitia, Goieniz de Beasain, Ozzinema de Errenteria y Butak21 de Urretxu-Zumarraga también se han sumado a la iniciativa de los Premios K, unos galardones que se basan en los premios Don Quijote, que otorga la Federación Internacional de Cineclubs. Este galardón, explica Gisasola, está siempre vinculado a festivales de categoría A en los que existe un jurado compuesto por cineclubistas. De hecho, el propio Zinemaldia contó con esta distinción durante los 70 y los 80.

Recogiendo ese espíritu, y ante la imposibilidad de conformar un jurado internacional, han aprovechado para crear sus propios galardones. De esta manera, han convertido los Premios Don Quijote en On Kixote, de los cuales solo ha quedado la más que representativa K.

Con la voluntad de “no ser burbujas aisladas”, de relacionarse con entidades cinematográficas y festivales del territorio, propusieron la iniciativa de estos reconocimientos. Así, Animadeba de Deba, el Festival Internacional de Cine en Lengua de Signos de Tolosa, Donosskino y Zinetika de Donostia, y Amua de Hondarribia contarán con un jurado compuesto por tres cineclubistas, cada uno en representación de una asociación, que reconocerán la que ellos consideren la mejor obra de cada festival. Con los audiovisuales galardonados, además, se organizarán sesiones en distintos municipios de Gipuzkoa.

Miembros de Kresala, Zinetogram, Goieniz, Ozzinema y Butak21 formarán jurados en cinco festivales de Gipuzkoa